martes, 10 de enero de 2017

El cannabidiol se sumnistra a los pacientes con epilepsia en el país

El doctor Galo Pesántez junto a los familiares de pacientes que usan cannabidiol para tratar casos de epilepsia en el Centro Nacional de esa enfermedad. Foto: Diego Bravo / EL COMERCIO

21 de julio de 2016

Diego Bravo
dbravo@elcomercio.com

Tenía hasta 70 convulsiones al día. La medicina que le recetaron para controlar esos ataques le generó complicaciones en el páncreas que le tuvieron hospitalizado. A sus ocho años, Júnior ha visitado más de 20 veces el hospital por sus problemas de epilepsia. Sus ojos se retorcían y permanecía inerte.

Luego convulsionaba y su madre, Rocío M., lloraba al verlo. Hace dos meses, ella comenzó a suministrarle dos gotas diarias de cannabidiol, un medicamento elaborado a partir de marihuana en laboratorios especializados para controlar la epilepsia. “Al principio no le ayudaba, pero conforme avanzaba el tratamiento, las convulsiones se redujeron a cuatro diarias o no las tiene. Mi vida ha cambiado”, cuenta Rocío. El uso del cannabis terapéutico es cada vez más recurrente en la actualidad. En Colombia, Chile, Argentina, Uruguay, México, Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Australia, Irlanda y otros países se autoriza su uso únicamente con fines medicinales.

De hecho, en 1975 la Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU. autorizó el programa de administración de cannabinoides como fármacos. Lo mismo se busca hacer en Ecuador. Desde junio pasado se analiza en la Comisión de Salud de la Asamblea el Proyecto de Ley para el uso del cannabis medicinal. William Garzón, presidente de ese organismo, señala que, con la normativa, solo médicos autorizados por la Secretaría Técnica de Drogas podrán emitir recetas y certificados para su uso.

Además, únicamente los centros autorizados se encargarán de la venta y registro de los pacientes que lo requieran con receta. Garzón enfatiza que el uso recreativo no es parte del proyecto. El neurólogo Galo Pesántez, director del Centro Nacional de Epilepsia, atendió el caso de Júnior. Cuando lo conoció no dudó en suministrarle cannabidiol para tratarle junto con los antiepilépticos. Asegura que alrededor de 40 pacientes con epilepsia severa reciben esa medicina y se recuperan. El galeno añade que en otros centros médicos, a escala internacional, se emplea el Canabidiol para enfermedades como el VIH Sida, diabetes, cáncer o glaucoma.

Afirma que no tiene efectos adictivos y se adquiere a un costo aproximado de USD 40 (incluye gastos de trámite y transporte). Según el Consejo Nacional de Discapacidades y el Ministerio de Salud, en el país hay 48 695 personas con discapacidad visual. De ellas, el 20% padece glaucoma, una enfermedad degenerativa que se caracteriza por la presión intraocular. “El cannabis incide en el decrecimiento de esa presión en un 60 o 65 %”.

En el 2013, 28 229 pacientes con cáncer fueron referidos por los centros del Ministerio de Salud a Solca. Finalmente, 3 267 casos de VIH se reportaron en Ecuador en el 2011. Ante eso, “tanto el tratamiento del cáncer como del VIH, tienen un complemento médico extraordinario en el uso del cannabis, sobre todo en el alivio del dolor”, se indica en la exposición de motivos del proyecto de Ley. Lo mismo pasa en los enfermos con diabetes. Rita O., de 72 años, tiene esa enfermedad y desde hace dos meses consume cannabidiol. Toma dos gotas en las noches por vía intralingual y ha mejorado porque ya no siente agotamiento como antes.


Consigue la medicina por vía legal a través de la organización David King Cannabis. Su directora, la quiteña Karina Jouve, ayuda a cerca de 60 pacientes que necesitan cannabidiol. Su hijo, David, de siete años, tenía crisis convulsivas y desde hace siete meses sigue este tratamiento. Antes tenía entre 15 y 20 crisis diarias.

Ahora, en el peor de los casos se presenta una al mes. Ella asegura que se importa el medicamento de forma legal con el aval del Ministerio de Salud y los lineamientos de la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa). Como requisitos deben presentar el certificado médico con firma y sello del médico tratante, la receta en la que conste el nombre del medicamento, su concentración, forma farmacéutica, cantidad (números y letras) y duración del tratamiento. La solicitud de autorización de importación debe ser remitida al Ministerio de Salud para definir el mecanismo.

Asimismo, la documentación técnica del producto, es decir, su ficha técnica, etiqueta, etc. Los mismos procedimientos sigue Rosalía A., cuyas hijas de 38 y 40 años tienen esclerosis tuberosa (una enfermedad que afecta al cerebro y la médula), para importar el medicamento. Lo hace con la ayuda del Centro Nacional de Epilepsia y cuenta que la salud de sus hijas mejoró desde que son tratadas con el cannabidiol.

Ellas ahora se comunican con Rosalía mediante gestos, lo que no ocurría desde hace 35 años. En el caso de Júnior, él acude a la escuela especial. Su madre espera que avance el tratamiento con Cannabidiol y ver cómo mejora su salud.




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