sábado, 23 de febrero de 2019

Relatos urbanos: dos hombres cuentan cómo fueron víctimas de secuestro exprés


Dos casos de secuestro exprés se reportaron en la semana del 11 al 15 de febrero del 2019 en Quito. El martes 12, a Víctor B. (nombre protegido), de 30 años, lo golpearon luego de tomar un taxi en el norte de la capital. William R., de 44, vivió lo mismo la noche del 13 tras subirse a un carro amarillo en las avenidas Colón y 10 de Agosto. En la foto, William R. con la foto de su denuncia.
Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO

 Por Diego Bravo Carvajal


William, relato de una víctima de secuestro exprés en un taxi en Quito




William R., de 44 años, fue víctima de secuestro exprés la noche del 13 de febrero del 2019 en Quito. Ocurrió luego de que tomó un taxi en la intersección de las avenidas Colón y 10 de Agosto, en el norte de la capital. ​ Este es su testimonio:


“Eran las 21:00. Con una amiga salimos del cine y a esa hora nos despedimos. Yo tomé el Trolebús y me bajé en la parada de las avenidas 10 de Agosto y Colón. Mi intención era tomar allí un bus que se dirija al Playón de La Marín y luego embarcarme en otro que me lleve hasta mi casa en Conocoto, valle de Los Chillos.


Era tarde y, a esa hora, no había autobuses, tampoco peatones. Así que se me ocurrió parar al primer taxi amarillo que aparezca en la calle. Apareció uno de marca Renault y me subí sin pensarlo dos veces. Mi error fue no memorizar las placas, tampoco otros identificativos del carro.


El chofer no me permitió ocupar el asiento del acompañante porque estaba dañado. Me pidió que me vaya al posterior. A simple vista, el conductor lucía como un tipo amable, me hacía la conversa de forma cordial. Era trigueño, de cabello rizado, con un arete en la oreja, de aproximadamente 30 años. Le pedí que me lleve al Playón de La Marín y no tomó la avenida 10 de Agosto. Argumentó que estaban pintando la fachada de un banco en esa zona y la circulación era complicada por allí.


Le creí y seguimos conversando. Se fue por la Amazonas, bajó por la avenida Patria y de ahí continuó por la calle Tarqui, atrás del parque El Ejido. Tras ingresar al paso deprimido ubicado una cuadra más abajo del edificio Benalcázar 1000, el chofer paró el carro en plena curva. Me dijo que el vehículo se dañó. De repente se subieron tres desconocidos, quienes comenzaron a insultarme.


Me golpearon y colocaron mi cabeza contra el asiento. Rociaron gas pimienta en los ojos para ahogarme. Me dijeron 'quédate quieto que esto es un asalto o te matamos'. Eran momentos de mucha tensión para mí, pues alcancé a escuchar al chofer que amenazaba. Me cegaron para que no los vea, cada uno me tomó las piernas.

Me quitaron la billetera para utilizar las tarjetas de crédito y débito. Su objetivo era sacarse el dinero que tenía en las cuentas. Recorrimos la ciudad mientras me agredían con manotazos en la cara. También me lanzaban gas pimienta y mis ojos se irritaron. Me robaron los USD 410 que tenía en una cuenta. También me arrebataron un teléfono celular Sony Xperia y mi reloj valorado en USD 400.


Al final, me botaron en el barrio La Pulida del noroccidente de Quito. Me dijeron que me quedara allí dos horas porque iban a volver, pero me levanté y caminé apenas se fueron para pedir ayuda a los vecinos. Luego llegaron los policías, quienes me ayudaron a conseguir otro taxi para llegar a casa. Mi familia está muy preocupada y ahora estoy en los trámites de presentar la denuncia.


Quiero contar esta historia para que la gente sepa lo que ocurre y tenga precaución. Considero que esta es una banda que opera todos los días y los ciudadanos corren peligro. Ellos me amenazaron con que me iban a hacer daño si denunciaba lo que pasó. Me advirtieron que tienen mis documentos y saben dónde vivo. Trataron de intimidarme; sin embargo, mi objetivo es denunciarlos ya que estos hombres de seguro atacan a más víctimas, quienes no denuncian por miedo”.

https://www.elcomercio.com/actualidad/testimonio-quito-secuestro-expres-denuncia.html 



Víctor, víctima de secuestro exprés: ‘Me hice el que perdí el conocimiento para que paren de agredirme físicamente’

 
 “Yo salí de mi trabajo, ubicado en la intersección de la avenida República del Salvador y la calle Suecia. Eran aproximadamente las 22:30. Mi error fue ser impaciente y no esperar una hora hasta que llegue el bus del recorrido que me lleve a mi casa en el norte de Quito.
Preferí tomar un taxi en la calle y luego tuve problemas. 


Tras salir de la oficina, paré un carro amarillo de marca Renault con franjas negras y me ubiqué en el asiento posterior. El chofer arrancó y tomó la avenida De los Shyris. Al llegar a la intersección con la calle El Telégrafo, él me dijo que el carro tiene problemas mecánicos y paró, los seguros de las puertas se desactivaron.


De forma repentina se subieron tres desconocidos, quienes comenzaron a agredirme. Uno se trepó al asiento del copiloto y otros dos me rodearon. Uno me agarró por el cuello y me lanzó gas pimienta en los ojos. Intenté defenderme y ellos comenzaron a golpearme con mayor agresividad. El tipo que iba adelante me agredió con un palo en la cara y me caí.


Continuaron con la golpiza y me hurgaban en los bolsillos. Me preguntaron si tenía dinero, pero en ese momento apenas llevaba USD 30. Ese día no tenía tarjetas de débito o crédito, solo esa cantidad. Yo creo que eso les disgustó y me agredieron con más ira.


Luego me apuñalaron porque no tenía cosas de valor, tampoco billetes en efectivo. Me cortaron las piernas. Con los brazos me cubría las zonas del hígado o los riñones para evitar lesiones graves. Me acuchillaron en las extremidades superiores, pero me hice el que perdí el conocimiento para que paren de agredirme físicamente.


Me asaltaron durante media hora y finalmente me abandonaron en la zona del centro comercial El Bosque. Cuando me arrojaron del carro en la calle, volvieron a agredirme con violencia. En ese momento no reaccionaba porque solo quería que me dejen en paz. Recibía golpes sin quejarme hasta que esos hombres se fueron.


El pasado jueves 22 de febrero de 2019, en Diario EL COMERCIO leí sobre un caso de secuestro exprés registrado el pasado 13 de febrero. Las circunstancias que vivió ese señor son similares a las mías. Es decir, un carro amarillo de la misma marca y el chofer de características físicas iguales, trigueño, de cabello rizado con un arete en la oreja, de aproximadamente 30 años.


Cuando subí al carro me trató de una forma muy cordial, me hacía la conversa. Luego, él también me agredía con sus amigos. Siempre utilizaron gas pimienta. Mis ojos están rojos y quemados. El médico me dijo que tengo una fractura en la nariz, perdí la vista y tengo lesiones en mis ojos. Con uno no puedo ver de forma completa".