sábado, 31 de diciembre de 2016

Radio Tropical se levantó en Pedernales

Nota con Marcelo Cepeda, gerente de Radio Tropical de Pedernales.
Valió la pena el viaje en bus a Manabí para la entrevista y la sesión de fotos con Marcelo Cepeda Parreño, gerente de Radio tropical de Pedernales. A la distancia, un saludo para él y que, en el 2017, Radio Tropical siga creciendo para dar espacio a la gente de las comunidades y pueblos alejados de Pedernales. ¡Un abrazo fuerte para Manabí!

jueves, 29 de diciembre de 2016

Las caídas son un problema frecuente para los adultos mayores

Luz Herrera, de 80 años, se cayó dos veces y sigue tratamiento en el Hospital Eugenio Espejo de la capital. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO


2 de octubre de 2016
Diego Bravo dbravo@elcomercio.com

Se resbaló en la bañera de su casa mientras se duchaba. Tras aquel incidente, Luz Herrera, de 80 años, se lesionó el brazo y permaneció cuatro meses en cama. Siguió los tratamientos de fisioterapia en el Hospital Eugenio Espejo de Quito hasta recuperarse del golpe.

Dos años después, ella tropezó con una alfombra y se fracturó la tibia. No se percató de que la moqueta estaba allí y se cayó. Ahora, una vez por semana, acude a otras terapias de recuperación. Utiliza un bastón para movilizarse y su sobrina, Josefina Valdivieso, le cuida para que no se vuelva a caer.

Hoy se recuerda el Día Internacional del Adulto Mayor y en la Organización Mundial de la Salud hay preocupación porque este grupo es vulnerable a las caídas. En su último informe, publicado en septiembre pasado, se indica que anualmente mueren 424 000 personas debido a ese problema en el mundo. Más de un 80% de esos decesos se registran en países de bajos y medianos ingresos. Los mayores de 65 años son quienes sufren más caídas mortales.

Y Ecuador no es ajeno a esa realidad. Según datos del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos, el año pasado murieron 201 adultos mayores por caídas. La Dirección Nacional de Muertes Violentas y Desapariciones de la Policía Nacional reportó 99 fallecidos por este motivo en lo que va de este año.

Así, entre otros, registraron el caso de una mujer, de 89 años, que murió tras perder el equilibrio mientras caminaba en el barrio San Blas en Otavalo, Imbabura. Y el de un hombre, de 69 años, que se encontraba en una cosecha de fréjol en las periferias de Riobamba, en Chimborazo, y rodó una ladera de 80 metros. Sus familiares lo encontraron sin vida. Su hijo contó que no resistió a los golpes tras el impacto. Diego Martínez es médico geriatra del Hospital Eugenio Espejo de Quito y presidente de la Asociación Ecuatoriana de Geriatría.

Cuenta que semanalmente hay un promedio de tres operaciones de cadera en pacientes adultos mayores, que incluyen la implantación de prótesis. Dice que luego de cada cirugía, lo primordial es hacer seguimientos de los pacientes, pues hay riesgo de embolias pulmonares. “Se hacen coágulos de sangre en las piernas, que viajan a través de la sangre y generan problemas”. Herrera padece ese malestar. Sus familiares explican que tras la fractura de la pierna se le produjo una embolia en una vena que se conecta con el corazón.

“Utilizo medias anti váricas”, cuenta la mujer. Como ella, decenas de pacientes acuden al Centro de Fisioterapia del Hospital Eugenio Espejo. Una es Luz Santacruz, de 66 años, quien se tropezó en una vereda y se lesionó la rodilla. Cada dos meses acude a los tratamientos. Tiene miedo de volver a perder el equilibrio y trata de ser más precavida al caminar.

En otros casos, las personas mayores de 65 años, afectadas por caídas, acuden a los servicios del Patronato San José. Jenny Otero es fisioterapeuta en ese centro y asegura que cada día recibe a dos pacientes por caídas (40 mensuales). “Las causas se asocian a esguinces, inestabilidad, disminución del equilibrio y la pérdida de visión”.

Marcia Araujo, de 77 años, se cayó la semana pasada y se torció el pie. Ocurrió mientras bajaba las gradas de su casa para salir a hacer diligencias personales. Ahora, ella se recupera satisfactoriamente y cambiará de calzado para evitar nuevos contratiempos a futuro. Otero y Martínez recomiendan que los familiares de adultos mayores adopten medidas de seguridad para evitar accidentes. Una es que no utilicen zapatos con plantas lisas, especialmente en tiempos de lluvias, pues no existe agarre suficiente con el piso y se producen las caídas.

Debido a los problemas de visión, ambos recomiendan que en las viviendas se instale señalética, para que las abuelas y abuelos puedan guiarse cuando no hay electricidad o se despiertan de noche para dirigirse al baño. Otro consejo es que se les debe enseñar a caer. Es decir, no extender las extremidades en el instante de la precipitación y encoger el cuerpo. La razón: así se evitan riesgos de fracturas y el cuerpo absorbe el golpe de forma integral.

Los abuelitos deben alimentarse bien. Las caídas se producen por problemas de glucosa, se marean y pierden el equilibrio. Se les debe motivar a realizar actividad física para fortalecer las extremidades. Herrera hace ejercicio para sentirse fuerte. Al principio, no podía dormir por el dolor. Por eso, fortalece sus piernas para no desplomarse otra vez.





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miércoles, 28 de diciembre de 2016

Cuando se domestica un animal silvestre



En los poblados cercanos a Nuevo Rocafuerte (Orellana, frontera con Perú) es usual encontrarse con animales silvestres domesticados que conviven con familias. La verdad es que desconozco el nombre de esta especie, pero fue interesante verla entrar y salir en una una tienda de abarrotes y que se acercaba a la gente como lo hacen los perros o gatos. Una linda experiencia que viví hace un año. 

La incomunicación y la falta de dinero son causas de divorcios

La incomunicación y la falta de dinero son causas de divorcios

En los juzgados de la Niñez y Adolescencia se tramitan los juicios de divorcios. Foto: Diego Bravo/ EL COMERCIO.
En los juzgados de la Niñez y Adolescencia se tramitan los juicios de divorcios. Foto: Diego Bravo/ EL COMERCIO.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/tendencias/razones-aumento-divorcio-ecuador-estadisticas.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com

27 de junio de 2016
Diego Bravo Redactor (I)
sociedad@elcomercio.com

Cuando tomó la decisión de divorciarse tras 14 años de matrimonio, la prioridad de Andrea V. fue que su hijo no sintiera las secuelas de la separación. Siempre sonríe ante él y le ayuda en los deberes. Y en estos días solo espera que terminen pronto las clases para llevarlo de vacaciones. Su motivación ha sido su niño, de 12 años. Cuando está a punto de deprimirse se repite a sí misma que no puede decaer. Procura que no la vea llorando.

En el país, cada vez es más común que los hijos crezcan con padres separados. Datos difundidos la semana pasada por el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC) muestran que los divorcios en Ecuador se incrementaron en un 119,1% entre el 2006 y el 2015. Hace 10 años se registraron 13 981 separaciones, mientras que el año pasado fueron 25 692. Estas cifras contrastan con la reducción de matrimonios en el país. En el 2006 hubo 74 036 y el año pasado, 60 636.

La tasa de divorcios por cada 10 000 habitantes se duplicó. Según los datos del INEC, en el 2005 era de 8,55 y el año pasado se situó en 15,78. Las provincias en donde se reportaron más separaciones fueron Pichincha, Guayas, Azuay y Manabí.

El terapeuta familiar Edgar Reyna atiende cada mes un promedio de 70 parejas que atraviesan por problemas en sus matrimonios y lleva un registro detallado de cada caso. Explica que, de las consultas que terminaron en separaciones definitivas de cónyuges, 20% se originaron por falta de comunicación, 20% por infidelidad del hombre o la mujer, 30% por problemas económicos y 30% por enfriamiento de la relación o apatía. “El matrimonio ha perdido fuerza en la sociedad como institución. Esa es una de las causas de los divorcios en la actualidad”, asegura Reyna.

Andrea tiene 33 años y creció en una familia conservadora. Por su formación estaba convencida de que el matrimonio debía durar para siempre. Repite de forma recurrente que es un fracaso lo que vive tras divorciarse, pero la situación era insostenible. Más cuando su suegra intervenía en la relación con su exesposo y la pareja no resolvía sus conflictos.

Sus familiares les pedían que salvaran su hogar. Incluso asistieron con su hijo a terapias grupales con psicólogos, pero no encontraron solución a sus diferencias. Lo mismo vivió Antonio G., de 53 años, quien se separó de su esposa tras 27 años de matrimonio. Su relación se enfrió al punto de vivir en la misma casa y dormir en camas separadas. Había momentos en los que apenas se saludaban y no se dirigían la palabra en el día. “No me gustaba que mis hijos adolescentes se quedaran hasta tarde en las fiestas, pero ella les permitía. Ahí surgían los problemas, peleábamos y lo nuestro se desgastaba”.

El trámite se demoró un año y se divorciaron en el 2015. Hoy, él y su exesposa son amigos. Salen a pasear con sus hijos mayores de edad y les gusta cocinar platos típicos. Según el INEC hay al menos otras 10 causales de los 25 692 divorcios, del año pasado, a escala nacional. De esa cantidad, el 68,43% fue por mutuo consentimiento y un 26,05% por abandono injustificado de uno de los cónyuges. Carlos Arévalo es juez III de la Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia de Quito desde hace seis años. Cuenta que los casos de abandono se producen, entre otras cosas, por una tercera persona.

También cuando uno de los esposos es migrante y viaja a otro país por trabajo. Entonces, sus parejas, que permanecen en Ecuador, con los hijos, presentan las demandas de divorcios por abandono. A Pilar D., de 47 años, le ocurrió eso. Su exmarido le interpuso el juicio de divorcio mientras ella trabajaba en España. Allí vivió 13 años y no le notificaron que le habían planteado un juicio de divorcio por abandono de hogar. Esto pese a que se comunicaba con su familia todas las semanas y enviaba dinero para sus hijos.

Regresó en el 2012 al país para quedarse y se enteró de todo. Pensaba que la relación con su marido era estable, pero encontró por casualidad los documentos del juicio en su escritorio mientras lo limpiaba. “No me imaginé que se iba a valer de mi permanencia en otro país para separarse. Se enamoró de otra mujer”. Tras divorciarse, su exmarido se cambió de casa y ella se quedó con los hijos. Él finalmente rompió con la segunda pareja e intentó retomar la relación con Pilar, pero ella no lo perdonó.

Prefirió quedarse sola a seguir con él. En el caso de Andrea, todos los intentos por salvar su matrimonio fallaron. Ahora, ella está pendiente de los trámites del divorcio y solo espera que su hijo esté bien. Repite que las personas nacieron para ser felices y que no quiere deprimirse. Hoy piensa en sus planes; ya compró los boletos y en un mes viajará a Disney (Orlando) con su niño por las vacaciones . Está decidida a superar el golpe de su separación.






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sábado, 17 de diciembre de 2016

Diciembre, un mes intenso para misioneros católicos y mormones

Diciembre, un mes intenso para misioneros católicos y mormones

Elder Herrera (derecha), junto con misioneros en la sede de los mormones en Quito. Foto: Pavel Calahorrano / EL COMERCIO

Diego Bravo Redactor (I)

Solamente pueden comunicarse telefónicamente dos veces al año con sus familiares. Una durante la segunda semana de mayo, por el Día de la Madre, y otra el 24 de diciembre. Los evangelizadores de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no pueden recibir visitas durante el tiempo que dura su misión religiosa: dos años para los varones, y 18 meses para las mujeres.

Ante eso, la Navidad es la oportunidad para hablar con sus parientes porque apenas pueden comunicarse con ellos una vez por semana a través de correo electrónico. “Si vienen, distraerían nuestros pensamientos. Son tiempos de consagración total y después podremos retomar nuestras vidas”, comenta el colombiano Elder Herrera, de 20 años, quien predica el evangelio en el norte de Quito. Aclara que no se llama Elder. Así los nombran a todos, para que desarrollen su tarea de misioneros. El término significa ‘anciano’ en inglés. No pueden revelar su nombre, solo el apellido, ya que así se los identifica.

En ocho días se celebra el nacimiento de Cristo. Según el último estudio sobre filiación religiosa del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), el 80,4% de los ecuatorianos creyentes pertenece a la Iglesia Cristiana Católica, mientras que el 11,3% acude a la Cristiana Evangélica. El 1,2% son testigos de Jehová; 0,37%, mormones; 0,29%, budistas; 0,26% judaístas; 0,12%, espiritistas y un 5,92% de otros grupos.

En el mundo, los porcentajes son similares, indica la encuesta que la organización Pew Research Center de EE.UU. levantó en 18 países, uno de ellos Ecuador. Hasta el 2014, el porcentaje de católicos fue del 79%, mientras que pentecostales, bautistas, adventistas, metodistas y otras denominaciones protestantes sumaban el 13%. Otros grupos sin creencia religiosa llegaron al 5%.

En la Iglesia Católica, los 60 000 catequistas de Ecuador se alistan para celebrar el nacimiento de Jesús. Lo confirma el padre Juan Carlos Garzón, secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal de Magisterio de la Iglesia. En estas fechas, ellos preparan a los chicos para la Primera Comunión y la Confirmación. Les cuentan cómo se presentó el ángel Gabriel a María y recuerdan el nacimiento del Niño Dios con la visita de los pastores al portal de Belén.

En la parroquia de Yaruquí, al oriente de la capital, los catequistas del centro de formación cristiana Padre Aldo Canzi ensayaron villancicos con los alumnos. También organizaron para este sábado 17 de diciembre de 2016 el pase del Niño, en el que los pequeños se disfrazarán de ángeles, reyes magos, María y José. Jennifer, de 13 años, es la predicadora más joven en Yaruquí.

Asegura que, al principio, sentía nervios porque instruía a chicos que tienen casi su edad y temía que no le iban a hacer caso, pero con el tiempo se acostumbraron. Ahora, ella cursa el noveno año de Educación Básica y alterna sus estudios con esta enseñanza. Todos los viernes prepara los temas que trabajará con los niños. Para su formación como catequista, ella recibió cursos de instrucción en la iglesia parroquial, junto con otros jóvenes.

Dice que con esa actividad sirve mejor a Dios. Carmen Loor, de 38 años, es coordinadora de la catequesis. Comenzó su labor de forma voluntaria, no tiene salario. Dirige a más de 50 personas, de 13 años en adelante, que dictan clases para más de cien chicos. Garzón precisa que esa actividad puede ser desarrollada a cualquier edad, desde adolescentes hasta adultos mayores. Añade que los instructores deben tener liderazgo, buen trato, profunda oración y pedagogía para instruir a los niños.

No en todas las doctrinas se celebra la Navidad. El quiteño Juan Suquillo, de 57 años, es director del Centro Islámico del Ecuador, con 1 200 fieles. En 1981, él era teniente del Ejército y perdió su mano luego de que le estallara una mina terrestre en la guerra de Paquisha, con Perú. Tras eso sintió el llamado del Señor, pero le era difícil entender la trinidad del Padre, Hijo y Espíritu Santo de los católicos.

En el Islam, encontró a un solo Dios: Alá. Respeta las costumbres de otros credos y cada año acude a las cenas de familiares católicos. En su religión, Jesucristo es el vigésimo cuarto profeta de los 25 del Corán, libro sagrado del Islam. Otro musulmán es el egipcio Amer Nabil, de 34 años.

En su creencia, a los misioneros se les llama ‘guías religiosos’ y para serlo deben estudiar con los sabios del Islam, conocer de Mohamed. También deben seguir carreras relacionadas. En su caso, él se preparó en Ciencias Islámicas en la Universidad de El Cairo y es guía religioso en la mezquita de Cali, Colombia. “En mi país hay musulmanes que dan regalos y festejan estas fechas. También pasa en Emiratos Árabes, Qatar, Argelia u otros, pero más como una ­imitación social”, cuenta.

Eso no ocurre entre los 74 079 misioneros mormones que hay en el mundo. De hecho, ellos se prepararon para la Navidad desde inicios de este mes, explica el obispo Byron Meza. El pasado 4 de diciembre, ellos tuvieron la ceremonia Devocional desde la Manzana del Templo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, en Salt Lake City (Estados Unidos).

Esta fue seguida por los 234 606 miembros de esta Iglesia que hay en Ecuador, a través de videoconferencia. Los anuncios proféticos del nacimiento de Cristo, la plenitud del relato de la Navidad, los dones del Espíritu Santo y de paz fueron los temas que se abordaron en la sesión. Meza y Herrera los siguieron con devoción, así como otros misioneros que están en el país.

En el país y el mundo, los misioneros mormones acceden a un fondo perpetuo para la educación para continuar con sus estudios universitarios. Meza anota que se orienta básicamente a carreras técnicas que cuenten con mercado laboral y de acuerdo a los requerimientos del país. Al finalizar la profesión, los alumnos deben devolver el dinero, para ayudar a otro joven misionero.

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miércoles, 14 de diciembre de 2016

Más cadáveres y huesos hallados en terrenos desolados de Quito

Más cadáveres y huesos hallados en terrenos desolados de Quito

El miércoles pasado, los agentes de la Policía y los Bomberos buscaron a David Romo en las orillas del río Monjas (Pomasqui, vía a la Mitad del Mundo). Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO.


18 de diciembre del 2014
Diego Bravo C.

En medio de matorrales junto al río Monjas, en Pomasqui, fue hallado el cadáver en estado de descomposición. El sitio está al fondo de una quebrada de 300 metros, a 20 minutos de la avenida Manuel Córdova Galarza (vía a la Mitad del Mundo).

El hallazgo se produjo durante las investigaciones por la desaparición del estudiante de periodismo David Romo, de 20 años, quien no regresa a su casa desde hace 19 meses. Se trata de un lugar abandonado sin iluminación, en donde el mal olor de las aguas servidas inunda el ambiente y hay basura desperdigada en las orillas del río. Alrededor no hay casas y los matorrales bordean un angosto camino de tierra que conduce al sitio en donde se halló el cuerpo.

La gente que vive cerca del sitio estaba temerosa, pero advirtió que no era la primera vez que se abandonaban cuerpos. Contaron que por allí caminan personas desconocidas y en las noches es desolado. Los vecinos no se atreven a recorrer el lugar pasadas las 17:00 porque es “muy peligroso”. Una mujer recordó que, hace cinco años, se encontró otro muerto. ¿Qué hay detrás de estos hechos? ¿Es un fenómeno nuevo en los alrededores de Quito? En la Fiscalía hay varias hipótesis: muertes comunes, crímenes por feminicidios, ajustes de cuentas.

Los investigadores dicen que los agresores se aprovechan con frecuencia de terrenos baldíos, junto a ríos con vegetación abundante para ocultar a sus víctimas. Incluso se ha localizado sin vida a personas que fueron reportadas como desaparecidas. Datos de la Dirección Nacional de Desaparecidos y Muertes Violentas refieren que en el primer semestre de este año se resolvieron 1 650 desapariciones. El 3% de casos se resolvió porque aparecieron muertos.

El resto fue localizado con vida. “Para evitar que se identifique al vehículo (en el que llevan los muertos), los agresores buscan sitios en los que no hay gente o cámaras que registren lo que están abandonando a un fallecido”, precisa un exfiscal. En Quito, uno de los sitios identificados por la Policía en donde se han encontrado osamentas y cadáveres son los terrenos aledaños a la Mitad del Mundo en San Antonio de Pichincha.

Solamente en la búsqueda de David Romo hubo cinco hallazgos, entre huesos y cuerpos, detalla Alexandra Córdova, madre del joven. El último fue el cadáver encontrado al fondo de la quebrada junto al río Monjas, el 27 de noviembre pasado. Este no correspondió al hijo de la mujer, pero anteayer lo identificaron como el albañil Gonzalo Maila, de 63 años, quien desapareció el 28 de octubre último en el barrio Alma Lojana (suroriente de la capital). La víctima presentó una fractura en la pierna derecha. “Lo más probable es que lo atropellaron y murió. Luego lo abandonaron en el sitio”, dice Segundo Chiluisa, yerno del fallecido.

Una historia similar vive el guarandeño Carlos Sisalema. Los huesos de su hijo de 29 años, Álex, desaparecido la noche del 12 de enero de este año en el norte de Quito, también fueron localizados en un sitio abandonado de Caspigasí (Calacalí-Mitad del Mundo). En los exámenes de ADN se determinó que se trataba del joven, pero Sisalema desconoce las causas de la muerte. Una de las evidencias que se encontró fue la alimentadora de un arma de fuego que estaba cerca de las osamentas. Pero no es lo único, según Sisalema.

Otros huesos se hallaron otro día durante las indagaciones de este caso. Un investigador de la Policía señala que, tras un crimen, la prioridad del agresor es deshacerse de la principal evidencia que es la víctima. Por eso, “los sitios alejados les sirve para ocultar los cuerpos”. Los investigadores no descartan que detrás de los cuerpos abandonados incluso haya muertes producidas por casos de drogas. Dicen que las quebradas son uno de los puntos más frecuentes en donde se localizan personas muertas.

Así lo vivió Alix Ardila, madre de la colombiana Carolina Garzón, de 22 años, quien desapareció el 29 de abril del 2012 en el barrio Paluco (suroriente de Quito). En medio de las búsquedas de la joven, en las orillas del río Machángara y en las quebradas aledañas, se han encontrado 12 cadáveres y osamentas. “Los hallazgos se produjeron en el primer año y medio de las indagaciones”. Otro sitio en el que la Fiscalía halló cuerpos y huesos abandonados es el parque de La Raya en el sur de la capital.

Un investigador de la Unidad de Personas y Garantías asegura que los fallecidos expuestos a la intemperie se descomponen con más rapidez y no descarta que por eso los abandonen en sitios desolados. Los alrededores de la avenida Simón Bolívar (oriente de Quito) son otros sectores en donde se arrojan cuerpos.

¿La razón? Poca gente circula por allí. Eso también dificulta las investigaciones de la Fiscalía y los agentes policiales. En contexto En enero de este año comenzó a funcionar la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas y Desapariciones (Dinased). Hasta julio del 2014, la Unidad de Desaparecidos contaba con 160 agentes en el país. Cada uno de ellos investiga 13 casos.

El 27 de noviembre, la Policía encontró el cadáver de Gonzalo Maila. Ocurrió mientras se indagaba otro caso. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO.

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Más cadáveres y huesos hallados en terrenos desolados de Quito

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Más cadáveres y huesos hallados en terrenos desolados de Quito

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La epilepsia afecta más a niños en el país

La epilepsia afecta más a niños en el país

Yolanda Quimuña y Juan Carlos Camacho junto a Matías, de 8 años
 Diego Bravo C. Redactor (I)

La noche del 25 de diciembre del 2008, Matías tuvo su primera crisis convulsiva mientras su familia celebraba la Navidad. Sus padres, Yolanda Quimuña y Juan Carlos Camacho, se asustaron y lo llevaron al hospital, pero los médicos les dijeron que el bebé no tenía problemas de salud.

Luego, los ataques se hicieron recurrentes y se presentaban cada semana. Los galenos le realizaron exámenes neurológicos y se verificó que tiene problemas de epilepsia, una patología provocada por el aumento de la actividad eléctrica de las neuronas en algunas zonas del cerebro. Se caracteriza por convulsiones o episodios breves de movimientos involuntarios, a veces se pierde la consciencia.

A partir de ese momento, la vida de su familia cambió. Comenzaron a gastar más de USD 400 mensuales en medicinas, evaluaciones, terapias, comida especial y consultas con neurólogos en sitios privados. Ella tuvo que cerrar su taller de modas para dedicarse a cuidar a su hijo todo el día. El papá se hizo cargo de los gastos del niño.

Según datos del Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC), el año pasado hubo 4 262 egresos hospitalarios por epilepsia en Ecuador. La mayor cantidad de casos se presentó entre niños de 1 a 9 años (ver gráfico con cifras). A escala internacional, 50 millones de personas padecen ese desorden, de acuerdo a los estudios desarrollados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La proporción calculada de la población en general con epilepsia activa o ataques continuos o necesidad de tratamiento está entre 4 y 10 por 1 000 personas.

Sin embargo, algunos análisis realizados en países de ingresos bajos y medianos sugieren una proporción mucho mayor, entre siete y 14 por cada 1 000. El neurólogo Galo Pesántez dirige el Centro Nacional de Epilepsia, una organización privada sin fines de lucro creada hace 27 años y que ha tratado a más de 10 000 pacientes en el país. Según su experiencia al tratar con miles de pacientes, comenta, hay niños que nacen con discapacidad motriz o parálisis cerebral y epilepsia.

En otros casos solo presentan epilepsia, pero las crisis convulsivas son complicadas a todo tratamiento y paulatinamente les ocasionan daños en el cerebro que podrían provocar al final una discapacidad. Muy pocos pacientes con epilepsia tienen discapacidad, explica el galeno.

Hay niños y adultos que padecen ese trastorno y llevan una vida normal. Él trató el caso de Yolanda Díaz, de 40 años, quien tuvo crisis desde los 4 años hasta los 18 y tomaba tres pastillas anticonvulsivas diarias. Incluso cuando estaba en el colegio tenía desórdenes. En esos momentos, ella solo se sentaba en un lugar hasta que le pase el malestar. Luego seguía con sus actividades académicas. En el caso de Matías, los trastornos por epilepsia le generaron discapacidad. Al principio, sus padres lo llevaban a hospitales privados hasta que se les terminó el dinero.  Ahora, su hijo sigue los tratamientos en el Hospital de Niños Baca Ortiz y allí le entregan las medicinas gratuitamente.

Una opción para estos pacientes es la medicina natural y los tratamientos con cannabis medicinal, que se lo importa desde Colombia con King David Cannabis, una organización que ayuda a pacientes con epilepsia que requieren de ese medicamento producido en laboratorio. Con los USD 240 del bono Joaquín Gallegos Lara, pagan la mensualidad en un centro en donde recibe hipoterapia. Camacho cuenta que el cannabis le ha ayudado a mejorar a Matías porque tiene menos convulsiones.

Le suministran 3 gotas diarias de esa medicina por vía intralengual. En la USFQ se habló sobre Cuidados Neurocríticos e Investigación. Allí participó la epileptóloga estadounidense Marianna Spanaki del Hospital Henry Ford, en Detroit, quien explicó sobre cómo evitar que mujeres que padecen la epilepsia la hereden a sus hijos en el embarazo.

Dijo que ellas deben consultar, con su médico, el medicamento que necesitan y que no afecte al bebé. Si no se sigue el tratamiento adecuado durante la gestación, el recién nacido puede tener problemas de espina bifida. “La columna cuando se forma, no se cierra adecuadamente. Así habrá problemas neurológicos porque los nervios no estarán protegidos”.

Pesantez coincide con esa aseveración y afirma que a la madre se le debe recetar ácido fólico y fármacos antiepilépticos que no causen malformaciones u otros riesgos. Añade que en las embarazadas con epilepsia hay un riesgo del 6% que sus hijos contraigan el mismo problema.

Ante eso, asegura que lo primordial es que los embarazos sean planificados. Díaz tuvo su primera hija hace 12 años. Al principio estaba asustada por la posibilidad de que heredara la epilepsia. Pero se hizo los controles con un neurólogo y una obstetra. Su hija nació bien. Lo mismo pasó con su otro hijo, de 6 años.
 




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lunes, 12 de diciembre de 2016

Tercera matrícula se acepta excepcionalmente en las universidades



Miles de alumnos hacen terceras matrículas en las universidades del país. Foto: Diego Bravo C.

 DIEGO BRAVO C. REDACTOR (I)
dbravo@elcomercio.com

El examen final en la materia de sistemas eléctricos de potencia se calificó sobre 10. Jonathan Gómez (nombre cambiado), de 24 años, tenía que sacar 7 para aprobarlo. El estudiante de sexto semestre de Ingeniería Eléctrica de la Escuela Politécnica sabía que era su última oportunidad para pasar, pues ya cargaba sobre sus espaldas el peso de una tercera matrícula en esa asignatura.

Cuenta su historia con la condición de que no se publique su nombre. Recuerda que la prueba duró dos horas y, al final de esta, el profesor le dijo que su calificación fue 5 y que reprobó. "Perdí los tres años que estudié. Tuve que cambiarme de carrera en la misma Politécnica Nacional".

Varias universidades en Quito empiezan clases esta semana, luego de que terminara el período de inscripciones extraordinarias en la mayoría de centros públicos y privados del país. También vuelven a las aulas los alumnos que hacen tercera matrícula luego de que perdieran dos veces en una sola materia y se juegan su última oportunidad para continuar sus estudios.

Según el artículo 84 de la Ley Orgánica de Educación Superior, vigente desde octubre del 2012, las terceras matrículas se otorgan en casos excepcionales, según el reglamento interno de cada institución.
En la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senescyt) no hay datos globales de la cantidad de chicos que tienen terceras matrículas, pero cada universidad lleva un registro.

Por ejemplo, en la Universidad Politécnica Salesiana, de 24 000 alumnos, el 2,5% (600, aproximadamen te) va por la tercera matrícula. Las carreras en las que se presentan más problemas son Ingeniería Civil , Informática, Electrónica, Eléctrica y Mecánica.

Así lo indica el rector de ese centro, Javier Herrán. "No hemos logrado resolver este problema tan complejo y difícil". Para conceder una tercera oportunidad, en la U. Salesiana se les hace estudiar en calidad de oyentes la materia que les ha causado este problema. Luego, una vez que aprobaron bajo esa modalidad, se les otorga la tercera inscripción. Herrán explica que con esto se busca que el alumno gane confianza y que los jóvenes no pierdan sus estudios.

En la Escuela Politécnica Nacional, los alumnos deben justificar las causas por las que buscan una tercera oportunidad, explica Tarquino Sánchez, vicerrector de Docencia. Estas deben ser aprobadas por el Consejo de Docencia.

Así, el 25 de marzo del 2015, este organismo concedió tercera matrícula a siete estudiantes con justificaciones. Trabajo Social hizo el análisis económico y visitas domiciliares para comprobar la situación económica. En otros casos, se pidieron certificados médicos de chicos que fueron hospitalizados. También se otorgaron becas económicas.

Según datos de ese establecimiento educativo, allí se preparan 12 000 jóvenes y 357 alumnos hicieron tercera matrícula desde el 2014 hasta este año. Las carreras que registran los mayores índices de repetidores son Ingeniería Electrónica y Redes de Comunicación, Mecánica, Eléctrica, Sistemas Informáticos, Electrónica y Control, así como las tecnologías en Electromecánica y Electrónica y Telecomunicaciones.

Jonathan Gómez se cambió de Ingeniería Eléctrica a la de Electrónica y Telecomunicaciones. En su casa, sus padres estaban molestos con él y se tranquilizaron cuando se enteraron que continuará sus estudios en la Politécnica Nacional. Asegura que la mayoría de materias que siguió en la otra carrera sí fue revalidada, pero estaba en sexto semestre y bajó a cuarto. Es decir, perdió un año de estudios.

En otras universidades también hay índices de alumnos que hacen tercera matrícula y que perdieron el semestre en el último intento de pasar. Por ejemplo, en la Universidad Central del Ecuador (UCE), 3 576 chicos solicitaron hacerla en este año y 1 997 reprobaron.

Alba Pérez, directora de Bienestar Social de la UCE, señala que allí se dan oportunidades a quienes lo justifican. Si alguien se enferma, el certificado médico debe ser de un centro asistencial público y no de cualquier consultorio. Se hacen seguimientos con los estudiantes. "Algunos chicos se descuidan en sus estudios y vienen de último momento a pedir ayuda. Así tampoco se puede trabajar", precisa.

En la Escuela Politécnica de las Fuerzas Armadas (Espe) se inscribieron 12 487 chicos en este año. De esa cantidad, 633 (5%) hacen tercera matrícula y 37 perdieron su última posibilidad. Las carreras en las que más se hacen terceras matrículas son Finanzas, Auditoría e Ingeniería en Finanzas, Eléctrica para Automatizar Controles y Mecánica.

El rector subrogante de ese centro, coronel Ramiro Pazmiño, señala que las terceras matrículas se aprueban en casos excepcionales, si se completa por lo menos el 80% de los créditos del total de la malla curricular. En esos casos-añade Pazmiño- el alumno deberá tomar en el semestre solo la materia que debe repetir por tercera vez.

domingo, 11 de diciembre de 2016

La maestría no es suficiente para conseguir un empleo



Santiago Jerez tiene una maestría y no puede conseguir trabajo. Fotos: Patricio Terán / EL COMERCIO


18 de marzo de 2016.
Diego Bravo C.

Llevan meses en la búsqueda de trabajo. En sus hojas de vida resaltan sus títulos obtenidos en centros de posgrado. Otros, en cambio, tuvieron la oportunidad de cursar estudios en el extranjero. Pese a ello y a su experiencia, les es difícil conseguir un empleo. El auditor Santiago Jerez busca trabajo desde diciembre del 2015. Entonces fue separado de una compañía automotriz en la que ocupaba una jefatura. Tiene 35 años. Terminó una maestría en Tributación en la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB).

Ha presentado su hoja de vida en varias empresas. Cuando se decidió por la maestría, su meta era mejorar sus condiciones salariales. No ha sido posible. “Ahora, en las empresas se prefiere el ahorro antes que la formación. Por eso se contrata a jóvenes sin experiencia”, sostiene. Él invirtió USD 6 000 en una maestría y todavía no ha recuperado la inversión realizada en sus estudios. Para sobrevivir y mantener su hogar, labora bajo prestación de servicios ocasionales. Su esposa vive una situación aún más compleja.

Adriana Velásquez, de 37 años, no consigue ningún trabajo, pese a contar con una maestría en Habilidades Directivas obtenida en el Instituto Euro Tecnológico de España. Actualmente estudia otra de Gerencia en Sistemas en la Espe.

La tasa de desempleo abierto en los sectores urbanos en el grupo de 25 a 34 años de edad, rango en el cual, en su mayoría, se obtienen los títulos de tercer nivel y en ciertos casos de cuarto nivel en el país, pasó de 4,42% a 5,02% en los últimos nueve años, según el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC). Hasta fines del 2015 sumaron 233 854 personas. Este es el segundo grupo con más desempleados del total registrado. Tras ellos están los de 35 a 44 años.

En la Universidad Andina, especializada en ese tipo de formación académica, la edad promedio de sus alumnos de postgrado hombres es de 38 años, mientras que el de las mujeres es 36 años. Gabriel Rovayo es catedrático y experto en temas de educación superior. Asegura que las maestrías no son una garantía para conseguir empleo. La razón: también existen otras competencias como liderazgo, actitud y profesionalismo que son tomadas en cuenta al contratar personal. “Un masterado ayuda a que se pueda crear un emprendimiento. Da fundamentos para apuntalar de mejor manera sus proyectos. Es una opción en tiempos de crisis”. Velásquez, que en pregrado obtuvo el título de Ingeniera en Sistemas, aún tiene una deuda de USD 6 400 por la maestría en la Espe.


Atiende un pequeño negocio para vender dulces que solo le alcanza para cubrir los gastos básicos y no para pagar la deuda del masterado. Para costearla recurrió a la ayuda de sus familiares. “A mi primera maestría no la aceptaron en la Secretaría Nacional de Educación Superior pese a que la cursé con una beca del ex Instituto Ecuatoriano de Crédito Educativo”. Hay otros profesionales con problemas similares y de edades que incluso superan los 45 años. Patricio León, por ejemplo, tiene 54 y es ingeniero en Comercio Exterior.

Cuenta con maestrías en Relaciones Internacionales y Docencia Superior. Dice ser discriminado porque en las empresas “se prefiere a los jóvenes” y no se toma en cuenta la experiencia laboral y académica. Para Andrés Briones, titular de la Asociación de Jóvenes Empresarios del Ecuador, la ventaja que tienen los jóvenes es que manejan de mejor forma las nuevas tecnologías. Ahora hay más requerimientos en el campo tecnológico y los menores de 30 años están al día con las innovaciones.

Ante la falta de recursos económicos, León no descarta viajar al extranjero para trabajar por su familia. Tiene esposa y tres hijas de 28, 14 y 7 años. Él fue despedido luego de trabajar más de 20 años en una universidad particular de Quito. Ocurrió en febrero pasado. Con él también salieron sus compañeros Sara Serrano y Kléber Mantilla, de 47 y 45 años de edad. Ella tiene dos hijas a quienes tiene que mantener y no tiene empleo. Son catedráticos universitarios con maestrías en Desarrollo y Antropología Cultural Urbana, respectivamente, pero aseguran que el campo de la docencia se encuentra saturado de profesionales.

Desde el 2012, para ser docente universitario es un requisito contar con un título de postgrado. Eso alentó a los profesores y, a quienes querían serlo, a optar por maestrías o doctorados. En ese año, según Senescyt, se registraron 19 575 títulos de cuarto nivel. Y para el año 2015 se inscribieron 23 807 títulos. Es decir, un 21,6% más.

Patricio Alarcón es presidente de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ). Dice que uno de los problemas que afecta a los profesionales mayores de 35 años es que “los jóvenes son más ambiciosos, están dispuestos a laborar más horas. Y, en algunos casos, tienen menores expectativas salariales”.


Patricio León, Sara Serrano y Kléber Mantilla están desempleados. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO 





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martes, 6 de diciembre de 2016

Drama en las familias con niños que nacen con malformaciones

De izquierda a derecha, Dilan, Santiago y Gabriel juegan junto a sus madres en el consultorio médico. Ellos nacieron con anomalías congénitas. Foto: Víctor Muñoz / EL COMERCIO

 1 de agosto del 2016

Diego Bravo C. 

Tiene 4 años y ha sido sometido a cuatro cirugías reconstructivas en la cabeza. Desde que nació, el 24 de febrero del 2012, las vidas de Santiago y su familia han transcurrido en medio de visitas a centros de salud y consultas con cirujanos. Él tiene el síndrome de Apert, un trastorno congénito que se caracteriza por presentar deformaciones en el cráneo, cara, manos y pies.

Jacqueline González, de 28 años, es su madre. Recuerda que lloró cuando supo lo que padecía su hijo, más cuando al traerlo al mundo y tomarlo en sus brazos notó que su pequeño tenía sindactilia en las manos y pies (dedos pegados). Los doctores le comunicaron que su bebé tenía, además, una alteración en el paladar (ojival) y problemas del corazón.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada 33 bebés nace con defectos congénitos en el mundo y Ecuador no es ajeno a esa realidad. En esa línea, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierte que las malformaciones son la segunda causa de muerte en bebés de 28 días y niños de menos de 5 años en América.

Estas, sumadas a los nacimientos prematuros, asfixia y sepsis, representan más del 44% de los decesos. Según el Anuario de Estadísticas Vitales del INEC, al 2014, las malformaciones congénitas son la primera causa de muerte de bebés entre 1 y 11 meses. Si bien no todas las malformaciones de nacimiento son fatales, muchos niños que sobreviven tienen más riesgo de discapacidad a largo plazo y necesitan de servicios de salud u otro apoyo para mejorar su calidad de vida, dice la OMS. El cirujano plástico Rómulo Guerrero ha tratado estos casos.

Uno de ellos es Santiago. Lo operó como parte de las ayudas que brinda la Fundación Metrofraternidad a pacientes de escasos recursos. Intervenciones quirúrgicas como las de Santiago son las más difíciles y pueden durar hasta 17 horas.

“Las más complicadas son siempre las reconstructivas por deformidades, principalmente las que afectan al cráneo y la cara en los niños recién nacidos”. En otros casos se requieren hasta ocho operaciones reconstructivas. Así ocurrió con Gabriel, quien cumplirá 4 años el 21 de octubre.

Nació con la cabeza deforme y los párpados cortos. También, tiene los dedos de las manos pegados y soplo al corazón. Su madre, Inés G., cuenta que al nacer se le veían las fosas nasales y tenía la nariz más pequeña. Por eso, en una de las operaciones le colocaron implantes bajo la piel, en la mitad del rostro, para que se extienda y así de a poco reconstruirle la nariz. A esto se suma que apareció una úlcera en la córnea del ojo derecho y por eso no puede ver. El esposo de Inés trabaja en una fábrica y estudia Ingeniería Automotriz, pero los recursos son insuficientes. En Metrofraternidad les ayudaron a conseguir USD 10 000 para gastos médicos.

También pedían ayuda en iglesias. Ahora esperan la próxima operación, que será en noviembre. Se le colocará otro expansor de piel en los párpados para que cierre los ojos. Su especialista les dijo que los tratamientos deben seguir hasta que Gabriel cumpla 16 años. En el país no hay datos de cirugías reconstructivas en casos de niños con malformaciones congénitas. Las cifras del INEC señalan que en el 2013 hubo 1 454 cirugías plásticas y en el 2015 se reportaron 2 655. Esas cantidades abarcan toda clase de operaciones de ese tipo como reconstructivas, estéticas, de mama. Así como Santiago y Gabriel, Dylan es otro niño que nació con malformaciones.

Su madre, Silvia Taipe, relata que le han realizado siete intervenciones, la mayoría para reconstruirle la nariz y el cráneo. Su brazo derecho es más pequeño que el izquierdo y desde que nació le enseñaron a desenvolverse con esa condición. Ella dice que las operaciones de su hijo costaron más de USD 15 000, cantidad financiada por la organización que ayudó a los otros niños, más la colaboración de firmas privadas. Eso incluye los 40 tornillos que lleva en la cabeza y las placas de platino colocadas en su cráneo.

Va a la escuela y está mejor en comparación a cuando nació. Entonces, los doctores aseguraron que Dylan no iba a caminar, pero tras las operaciones logró hacerlo y juega con sus pelotas de fútbol. La última semana de julio, la Federación Ibero Latinoamericana de Cirugía Plástica promovió operaciones gratuitas en la región, para devolver la esperanza a niños como Santiago, Gabriel y Dylan.







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sábado, 3 de diciembre de 2016

El médico pide más exámenes para evitar demandas


Los exámenes de imagenología pueden servir como pruebas ante un posible juicio. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

 22 de febrero de 2016
Diego Bravo

Ahora hay consultorios que no solo tienen equipos e instrumental médicos. Estos cuentan también con grabadoras de voz, cá­­­maras fotográficas y hasta fil­madoras. Mientras revisan a sus pacientes, hay médicos
que registran con esos aparatos cada uno de los procedimientos que realizan.

Es una medida de precaución, advierte Armando Salcedo, presidente de la Federación Médica Ecuatoriana (FME). Se llama ‘medicina defensiva’ y los galenos la aplican para cuidarse ante posibles juicios por mala práctica profesional. A esta se suman los nuevos protocolos médicos o guías de atención. Es decir, que a los pacientes se les practica más exámenes y análisis, para tener mayores evidencias físicas por si el médico debe enfrentar un eventual proceso judicial.

 Estos cambios impactan en la economía del paciente, como refiere Dora García, presidenta de la Asociación de Pacientes Renales, porque los servicios se encarecen.“Ahora toca hacerles de todo. Les pido exámenes clínicos, ginecológicos, urológicos e incluso neurológicos antes de agendar una cirugía. Hay que cuidarse”, dice un traumatólogo, que trabaja en una clínica privada. Él, en la actualidad, enfrenta una demanda por supuestos daños y perjuicios.

Dice que operó a una mujer que tenía un tumor en la mano. Ahora ella exige el pago de USD 253 000 como indemnización, porque, según la paciente, le quedaron lesiones.

 Ese especialista relata que estuvo detenido tres días, pero fue liberado una vez que presentó un recurso de hábeas corpus. A raíz de ese hecho, filma todas las consultas y está próximo a adquirir un seguro de responsabilidad civil.

Salcedo reconoce que la denominada ‘medicina defensiva’ perjudica a los usuarios de la salud porque se incrementan los costos de atención. En la FME se determinó que las facturas suben hasta USD 300 en análisis y exámenes adicionales, según la enfermedad.

En los pacientes con apendicitis, por ejemplo, los costos pueden incrementarse en unos USD 50 o USD 100.

El galeno ahora pide una ecografía adicional a la que se hace para determinar que se trataba de una apendicitis. Esto solo para confirmar la dolencia que antes ya fue diagnosticada.

Otro especialista de Pichincha recuerda que, en el 2015, intervino a una paciente en un centro privado. Hubo complicaciones y se quedó sin signos vitales. Hizo un procedimiento que, según él, pudo haberla salvado, pero el intento no dio resultado.

Para justificar ese procedimiento, pidió un examen que le costó USD 300 a la familia de la paciente. En otras circunstancias, reconoce, no lo hubiera pedido y habría aplicado de igual forma el procedimiento. La diferencia es que ese examen ahora es una prueba a su favor dentro del pro­ceso judicial que enfrenta.

Katia Carvajal, de 27 años, dice que pagó USD 500 solo por exámenes hace poco más de un año para someterse a un tratamiento por una enfermedad causada por bacterias. El monto le pareció exagerado y consultó a otros especialistas. Ellos le confirmaron -según Carvajal- que no todos eran necesarios para el diagnóstico.

El secretario de la FME, Alberto Narváez, precisa que se hacen ecos, tomografías u otro tipo de examen solo cuando un procedimiento puede generar muchas dudas. “Los exámenes adicionales suben la factura médica entre 10% y 20%”.

 No hay un estudio en el país que determine las ganancias que generan los laboratorios médicos donde se hacen los exámenes. Buena parte de estos se realizan en los propios hospitales y clínicas donde son atendidos los pacientes.

Este Diario solicitó información a la Asociación Nacional de Clínicas y Hospitales Privados del Ecuador para conocer su posición en torno al tema, lo mismo con el Ministerio de Salud, el 15 y 11 de febrero, respectivamente. Hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta de las entidades.

Según el INEC, en el 2014 se hicieron 3,8 millones de radiografías, mientras que en el 2013, hubo 3,3 millones de radiografías. Son las cifras más recientes. También se registraron más ecografías en el mismo período. 3,8 millones versus los 3,1 millones del 2013.

 El Ministerio de Salud es el encargado de elaborar las normas, protocolos y procedimientos que deben ser cumplidos por los médicos. Quienes no lo acatan cometen una “infracción en el ejercicio de las profesiones de salud”.

 Hasta la fecha, la Fiscalía ha reportado 248 denuncias por ese delito, desde la vigencia del nuevo Código Penal en el país (agosto del 2014).

El riesgo, dicen los médicos, no es igual para todos. Depende de la especialidad. En el país hay 7 278 médicos generales y
1 566 cirujanos generales.

 Gustavo Chiriboga es un traumatólogo que trabaja en el Club de Leones, en Quito. Como medida de precaución y con la autorización de la persona a la que interviene quirúrgicamente, él hace fotografías de las radiografías para mostrar cómo estaba antes de la operación y durante el procedimiento.

 Él ya adquirió un seguro de responsabilidad civil, a través de la Federación Médica. “Hay personas que no siguen adecuadamente los tratamientos y cuando ya se complican vienen al doctor. Tras terminar con lesiones irreversibles culpan al médico”, señala.

En la actualidad, dos firmas españolas dedicadas a la venta de seguros de responsabilidad civil se radicaron en Ecuador. AMA es una de ellas y su representante, Manuel Boullosa, dice que no es necesario incrementar los procedimientos para que los galenos se protejan ante posibles juicios.

Cuando se presenta una cirugía, añade Boullosa, el documento fundamental que debe pedir un médico es el consentimiento informado, suscrito por el paciente.

 También se recomienda utilizar de forma adecuada la historia clínica, así como cualquier hecho relevante que se relacione con el proceso.

La Ley de la Salud establece que el consentimiento o autorización del paciente no exime de responsabilidad del médico cuando hay casos de inobservancia de las normas o cuando se comprueba impericia e im­prudencia médica.

http://www.elcomercio.com/actualidad/medico-pide-examenes-evitar-demandas.html

viernes, 2 de diciembre de 2016

El VIH afectó a 1 703 menores de edad en los últimos seis años



En los laboratorios de la Cruz Roja Ecuatoriana, norte de Quito, se analizan las muestras de sangre de la gente que se sometió a las pruebas para detectar si adquirió VIH. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
En los laboratorios de la Cruz Roja Ecuatoriana, norte de Quito, se analizan las muestras de sangre de la gente que se sometió a las pruebas para detectar si adquirió VIH. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/tendencias/vih-sida-ninos-virus-ministeriodesaludpublica.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com

Diego Bravo C. (I)

El bebé tenía tres semanas de nacido cuando lo hallaron en el sector de El Churo de La Alameda, en el centro de Quito. Estaba cubierto por una manta y sobre él dejaron un papel con la frase “niño con VIH”. Eso ocurrió en el 2004.

Lo trasladaron al Hospital de Niños Baca Ortiz de la capital para evaluarlo. Luego a la Aldea Franciscana Santa María de Los Ángeles, un centro ubicado a pocos minutos del lago San Pablo, en Imbabura, que acoge a niños huérfanos con VIH. Allí, él comenzó a crecer con otros pequeños que tienen la misma condición.
Hoy se recuerda el Día Mundial de la Lucha contra el Sida. Los nuevos casos de contagios en niños se han reducido en un 50% desde el 2010 a escala mundial, según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre este mal (ONU-SIDA). 150 000 chicos contrajeron el virus el año pasado, una cifra inferior a la de hace cinco años, con 290 000, reporta el ente internacional.

En Ecuador, datos del Ministerio de Salud Pública (MSP) refieren que 170 niños menores de 0 a 6 años y 1 533 adolescentes han adquirido VIH en los últimos seis años. Greta Muñoz, jefa de Infectología del VIH del Hospital Baca Ortiz, recuerda el caso del pequeño abandonado hace 12 años y cuenta que nunca se supo nada de su madre. La principal vía de transmisión del VIH en niños, añade, es materno infantil.

Es decir, durante el embarazo, parto o lactancia. En su computadora compila estadísticas y anota que el 92% de infantes se contagia de esa forma, mientras que en el resto es producto de abuso sexual, transfusiones de sangre, etc. En los casos de lactancia materna, apunta la doctora, el virus se ha encontrado en el 70% de las leches maternas recogidas entre cero y cuatro días después del parto. El 50% en las de 6 a 12 meses. Ante eso, Muñoz recomienda a las mamás con VIH que no den de lactar a sus bebés para evitar contagios de la enfermedad.

Con datos de ONU-SIDA, la especialista afirma que un niño muere cada minuto por una enfermedad relacionada con ese virus. Esto es neumonía, tuberculosis u otras que pueden dar lugar a un desenlace fatal frente a defensas bajas. En un minuto también, otro menor de 15 años y, al menos otros cuatro jóvenes de hasta 29, se contagian a escala mundial. Para detectar el virus en los infantes, en el Ministerio se han establecido dos clases de pruebas. En los casos de niños de 0 a 18 meses se practican las evaluaciones con antígenos.
El diagnóstico por infección, en chicos de 1 año y medio, no se basa en las serológicas por la presencia de anticuerpos de la madre, transferidos al bebé en la placenta. La mayoría de veces, los anticuerpos de origen materno desaparecen cuando cumple 1 año. “Por eso, hasta los 18 meses, el diagnóstico de infección se hace por evaluaciones de detección antígena (presencia del virus)”.

Del 2010 al 2015 se han hecho 3 254 pruebas a niños menores de 18 meses expuestos o hijos de una madre VIH positiva. Y a 9 762 en chicos desde los 18 meses. De ellos, 164 resultaron positivos, según el MSP.
Para tratar los casos de niños con el virus hay un equipo que incluye psicólogos, enfermeras y trabajadores sociales. Rossana Sandoval es psicóloga del Baca Ortiz y asegura que a los niños se les enseña a convivir con su condición médica. Desde pequeños, ellos asumen que es una infección crónica, con la que se puede vivir normalmente si es que se sigue el tratamiento adecuado. De este modo, según la Organización Mundial de la Salud, la esperanza de vida de estos menores supera los 70 años.

Los psicólogos también les ayudan a saber cómo manejar su situación ante la sociedad y diferenciar lo que es la información privada y secreta. Lo segundo, reflexiona, tiene una connotación de vergüenza y así el niño entiende que es algo que debe esconder. La realidad es que no deben ocultarlo, pero tampoco publicarlo porque es suyo y de su familia. “Por eso es importante darles un discurso (...) Si la mamá necesita pedir permiso para que su hijo falte a la escuela por los tratamientos, les damos certificados en el que no dice VIH sino una enfermedad inmunológica. Es suficiente”.

En el caso del niño abandonado hace 12 años, él vive actualmente con 20 chicos, de entre 8 meses y 16 años, en la Aldea Franciscana. Tiene buena salud y recibe la medicación puntual, relata Jacqueline Martínez, directora. Para Ricardo Jiménez, responsable nacional del VIH para la Cruz Roja, los tratamientos en estos años han mejorado y existe una mayor conciencia.

que al final de la década de los 90 se veía que los niños contagiados eran abandonados en las casas de salud, pero eso ha cambiado. Él y los médicos reiteran que el VIH no se transmite por besos o abrazos, por jugar en la piscina, compartir objetos o por trabajar y estudiar en el mismo lugar. Estos chicos sí tienen opciones para crecer.

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miércoles, 30 de noviembre de 2016

Los padres formaron un grupo para encarar a la glucogenosis



Felipe, de 4 años, tiene glucogenosis. En la gráfica juega junto a su padre, Jorge Valdivieso, en Quito. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

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 Felipe, de 4 años, tiene glucogenosis. En la gráfica juega junto a su padre, Jorge Valdivieso, en Quito. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Diego Bravo Redactor (I)
29 de noviembre del 2016

Cuando cumplió 1 año, Felipe presentó una hinchazón en su barriga. Un mes después, tuvo un fuerte estreñimiento. Sus padres, María Augusta Villalba y Jorge Valdivieso, lo llevaron al médico y este les dijo que él tenía problemas metabólicos.

Tras otros exámenes y una biopsia se estableció que el pequeño vive con glucogenosis. Este mal, que afecta a 1 entre 100 000 y hasta 400 000 habitantes, se caracteriza porque el estómago de los pacientes se hincha hasta tomar la forma de una pera. También se presentan convulsiones, lento crecimiento e inflamación del hígado. En otros casos hay hipoglucemia o bajones repentinos de glucosa en la sangre. Sienten calambres al realizar ejercicio físico o afectación muscular.

William Acosta, líder de Endocrinología del Hospital Eugenio Espejo, señala que existen al menos seis variantes de esa enfermedad y que cada una presenta manifestaciones diferentes. De otro lado, en otros países como España es considerada una enfermedad rara. Los casos de la Asociación Española de Enfermos de Glucogenosis también son analizados por la Organización Europea de Enfermedades Raras.

De igual forma, según la Federación Española de Enfermedades Raras, la glucogenosis es incluida en ese grupo porque tienen una baja incidencia la población ya que afecta a un número limitado de personas.

Villalba cuenta que Felipe padece uno de los tipos más leves, pero no puede comer frutas, lácteos ni alimentos azucarados. A sus 4 años, su dieta es parecida a la de una persona con diabetes: solo puede tomar maicena cada cuatro horas y agua. “Y una proteína importada desde EE.UU. con menos carbohidratos. A raíz de ese tratamiento, la vida de mi hijo cambió radicalmente”.

Ella y los padres de otros 19 niños con el mismo problema crearon el grupo Glucolatino Ecuador, para ayudar a quienes desconocen los orígenes, síntomas y tratamientos de la enfermedad, que puede llegar a ser discapacitante si no se trata a tiempo, pues compromete el crecimiento. El sábado 3 de diciembre de 2016 es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Una enfermedad como esta puede generar una discapacidad al repercutir en la calidad de vida de quien las padece, por la pérdida de autonomía que resulta de complicaciones crónicas, progresivas y degenerativas.

Según el Ministerio de Salud Pública (MSP), la glucogenosis es parte de un grupo de enfermedades hereditarias caracterizadas por la alteración del metabolismo y depósito de glucógeno en los tejidos (músculos, hígado y corazón). Los padres buscan que la glucogenosis sea incluida dentro del listado de enfermedades catastróficas del MSP. “Es crónica, incurable y rara”, dice Cisne Argüello, gastroenteróloga pediátrica del Hospital Carlos Andrade Marín, quien colabora con la organización.

El 7% de la población mundial sufre un mal considerado raro y catastrófico por los costos de los tratamientos. Según Glucolatino, un ente internacional dedicado a investigar este mal, es difícil calcular la cantidad de gente con glucogenosis en el mundo, ya que hay unos tipos que son menos frecuentes que otros. Y, para confirmarlos, se necesitan pruebas genéticas que no están disponibles en todos los países.

 Argüello trata a 15 niños con esa enfermedad. Otro objetivo del colectivo es que se capacite a los pediatras para que lo puedan detectar a tiempo y así evitar que la afectación sea menor. “Lo ideal es diagnosticarla antes del año de vida para no comprometer peso y talla”. En el caso de Felipe, cuenta Villalba, su estatura no corresponde a la de un niño de su edad. Pese a ello le tranquiliza que lleve una vida normal y no esté en riesgo, como ocurrió con otro infante del grupo, que no resistió las secuelas de la enfermedad y murió en Santo Domingo de los Tsáchilas.

Según datos del MSP, tres personas han fallecido por glucogenosis entre el 2013 y 2015 en el país. A esto se suma que se han reportado 21 egresos hospitalarios y 127 consultas ambulatorias en el mismo período de tiempo. Las provincias con el registro más alto de esta enfermedad son Pichincha y Guayas. A escala nacional hubo 79 consultas de mujeres y 48 de hombres.

En cuanto los egresos hospitalarios, 10 fueron de sexo femenino y 11 varones. Para Acosta, esta enfermedad cumple ciertos parámetros para ser incluida como ­catastrófica: alto riesgo para la vida y es crónica. Su tratamiento es costoso, ya que al ser una enfermedad rara no se produce una gran cantidad de medicinas para los pacientes. Eliana Gudiño acude a reu­niones de Glucolatino Ecuador porque su hija Valentina, de 6 años, tiene glucogenosis tipo 3, que afecta a los músculos de los pacientes y provoca hipoglucemia. Para tratar el mal, la niña consume un medicamento en polvo que se llama Glycosade.

Sus parientes que viven en España lo adquieren bajo pedido a un laboratorio y luego lo envían a Ecuador. Cuesta USD 400 y vienen 31 sobres, utilizan uno por día. Recuerda que cuando Valentina era pequeña presentó hinchazón en el estómago. A los 3 años no podía subir gradas pequeñas por su cuenta y siempre pedía ayuda a sus padres. Ellos estaban preocupados y luego de acudir al médico se enteraron de que tenía esos problemas. Ahora, tras seguir los tratamientos, Valentina lleva una vida normal: salta, corre y juega con otros niños.

Algo parecido ocurrió con Felipe, ya que se demoró para comenzar a caminar. Villalba recuerda que se cansaba pronto y le costaba moverse. Ahora juega con su hermano mayor y acude a la escuela. Aunque su salud mejoró, sus padres quieren ayudar a otras personas y mantienen contacto con médicos especializados.

Están a la espera de una respuesta del MSP, para que sea considerada una enfermedad catastrófica.
Desde ese ente se ha indicado que se mantendrá una reunión con el grupo de padres, una vez que el pedido sea solicitado oficialmente. Se conformó un equipo de expertos que analiza la actualización del Acuerdo Ministerial que abarca el listado de enfermedades de ese tipo.

En tanto, los padres de Felipe continúan sumando en su grupo más casos de pacientes con glucogenosis. Su grupo tiene miembros de Pichincha, Loja, Imbabura, Azuay y Manabí. Para recaudar fondos organizan rifas y otros eventos.

http://www.elcomercio.com/tendencias/glucogenosis-padres-grupo-enfermedadescatastroficas-medicina.html
Felipe, de 4 años, tiene glucogenosis. En la gráfica juega junto a su padre, Jorge Valdivieso, en Quito. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

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domingo, 27 de noviembre de 2016

Ecuatorianos indocumentados se juntan



Ecuatorianos que integran el grupo Unidad Latina, en la ciudad de Nueva Jersey, protestaron tras el triunfo de Trump. Foto: Foto: Cortesía de la organización Unidad Latina en Nueva Jersey
22 de noviembre de 2016
 Diego Bravo C

Tocaron la puerta de la habitación que el guayaquileño Jonathan Arcentales (nombre protegido) alquilaba en Nueva Jersey, noreste de Estados Unidos. Eran unos agentes de Migración, quienes le preguntaron por otro hombre de origen latinoamericano que antes vivió allí. Les contestó que no lo conocía y luego le pidieron sus documentos de residencia.

Él llevaba más de dos años sin papeles y lo apresaron. Los ecuatorianos indocumentados que viven en Estados Unidos temen que esas escenas se repitan luego de que Donald Trump se proclamara presidente de Estados Unidos, en las últimas elecciones del 8 de noviembre del 2016. En su campaña anunció que deportará a los migrantes sin papeles ya que, supuestamente, algunos de ellos son “violadores, traen crimen y narcotráfico”.

La cuencana Myriam Ochoa, de 38 años y quien vive desde el 2005 en ese país, tras cruzar a pie la frontera entre México y Arizona, en EE.UU, ya tiene permiso de trabajo. Recuerda que Jonathan era su compañero cuando lo detuvieron. Le dieron un año de plazo para obtener sus documentos, pero no logró conseguirlos y lo deportaron. Desde el 2009 hasta el 2014, la administración del presidente Barack Obama deportó a 2,6 millones de inmigrantes indocumentados que no tuvieron conflictos con la ley. Otros 1,7 millones, que cometieron delitos, fueron regresados a sus naciones de origen.

En total se deportó a 4,4 millones en seis años. Eso dicen los datos del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (Homeland Security), difundidos en agosto del 2016 por Pew Research Center, con sede en Washington, y que hace estudios sobre temas de interés social en ese país. Eso preocupa más a la comunidad de hispanos sin papeles en EE.UU., luego de que Trump anunciara en su primera entrevista, tras ganar la Presidencia, que los indocumentados con antecedentes judiciales, pandilleros y traficantes de drogas serán expulsados de Estados Unidos. Añadió que en ese grupo hay cerca de tres millones de personas. Hasta el 2012 se calculaba que en Estados Unidos había por lo menos 170 000 ecuatorianos en situación irregular, de acuerdo con los datos de Homeland Security.

Según declaraciones del canciller Guillaume Long, difundidas en medios públicos, en promedio 1 200 ecuatorianos son deportados cada año desde EE.UU. Los dirigentes de grupos de migrantes ecuatorianos también están preocupados. Luis Balladares, presidente de la agrupación Ecuatorianos Unidos, de Nueva Jersey, señala que en estos días los migrantes se han reunido para conocer sus derechos y para aprender sobre temas migratorios. Analizan las opciones que tienen para obtener un estatus para permanecer en ese país. “Hay muchas organizaciones apoyadas por iglesias católicas y que tienen abogados, que dan asesoría gratuita”, señala Balladares.

Aunque igual existe incertidumbre, porque el discurso de Trump “es demasiado radical”. El quiteño Jorge Torres preside la organización Unidad Latina en Acción, con 250 integrantes. De ellos, el 85% son ecuatorianos. Asegura que ante el miedo de los latinoamericanos se les asesora en lo que deben hacer ante un hipotético caso de que haya una redada de Migración o traten de deportarlos. “Luego de que Trump resultara electo presidente, en la organización recibimos cientos de llamadas de gente preocupada”, cuenta. La organización les ayuda consiguiéndoles abogados y busca crear una red de apoyo alrededor de ecuatorianos que son apresados por Migración.

Se contactan con senadores estadounidenses para que les ayuden y aboguen ante una posible deportación. Su idea es ejercer presión para que la gente no sea regresada a su país de origen. Torres cuenta que un grupo de ecuatorianos de esa organización protestó en las calles de Nueva Jersey tras el triunfo de Trump sobre Hillary Clinton. Otros prefieren solamente trabajar, mantenerse en silencio y cuentan sus historias con la condición de que no se publiquen sus identidades por temor a ser identificados.

Isabel Gutiérrez vive desde hace dos años en Atlanta, Georgia, junto con su esposo. Trabaja como costurera en una fábrica de ropa y sabe que Migración no podría detenerla en las calles, pues labora en un sitio cerrado. Su miedo radica en que su esposo sea apresado, es albañil y trabaja en la calle junto a otros migrantes. Matilde Briones es una quiteña de 52 años que vive en EE.UU. desde el 2001, con su esposo y dos hijos, hoy de 14 y 18 años. Dejó el país tras el feriado bancario y no ha logrado conseguir su residencia.

Teme que le pase lo que a su compadre, quien fue detenido por Migración mientras conducía su auto desde Buffalo hasta Nueva York y lo deportaron, hace 10 años. Para ella, desde el 20 de enero, fecha en la que se posesionará Trump, reinará la incertidumbre.


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La deserción universitaria en Ecuador

21 de noviembre de 2016

Los estudiantes aún desertan de las carreras universitarias

Jesús Haro (izquierda) cambió de carrera: dejó Ingeniería y ahora sigue Educación. Foto: Diego Bravo / EL COMERCIO

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/tendencias/estudiantes-desercion-carreras-universidad-educacion.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
Jesús Haro (izquierda) cambió de carrera: dejó Ingeniería y ahora sigue Educación. Foto: Diego Bravo / EL COMERCIO









Diego Bravo C. 

Obtuvo 917 puntos en el Examen Nacional para la Educación Superior (ENES), de febrero del 2014. Jesús Haro, de 19 años, optó por estudiar en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central, en donde aprobó el preuniversitario. Siguió Sistemas, pero luego de tres semestres se retiró porque no le gustó esa profesión.

 Actualmente, él cursa el primer nivel en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación, con mención en informática. Quiere ser profesor para trabajar con niños y adolescentes. No se arrepiente de haber abandonado la otra carrera, ya que sus padres le apoyaron en la decisión. Su vocación está en la docencia. El acceso a la universidad y el abandono de las carreras son temas que se debaten con recurrencia en los últimos días.

Los candidatos a la Presidencia de la República hablan del libre ingreso de los jóvenes a los centros públicos de educación superior y de evitar la deserción. Critican al ENES, que desde el 2016 se fusionará con la evaluación a los estudiantes que están por dejar la secundaria (SER Bachiller). En Ecuador, ocho de cada 10 estudiantes, que ingresaron a una universidad o a una escuela politécnica pública, continuaron sus estudios en primer año. Así lo anota René Ramírez, titular de la Secretaría Nacional de Educación Superior (Senescyt), con datos de la tasa de retención inicial. Antes de la implementación del ENES, el porcentaje de deserción era del 52%; ahora llega al 20%.

“La reducción es producto de la implementación del sistema nacional de admisión y nivelación. A través del ENES se asignan los cupos dados por las universidades a personas con mayores aptitudes para tener éxito en la universidad”, manifiesta el funcionario. A Jesús Haro no le importa ser parte de las estadísticas de los jóvenes que se cambiaron de carrera, más cuando estudiaba materias que no le gustaban como análisis matemático. Lo mismo piensa Evelyn Chicaiza, de 23 años, quien dejó la Facultad de Trabajo Social tras cumplir un semestre. Hoy estudia Psicopedagogía en la Central.

La primera profesión no llenó sus expectativas laborales. Pese a que está cerca de terminar sus estudios en la nueva, ella admite que en realidad le gustaría seguir Psicología Clínica. No se cambió nuevamente porque los trámites son largos y no quiere desperdiciar los tres años en Psicopedagogía. Ahora cursa el séptimo semestre y espera conseguir empleo en un centro educativo público y hacer carrera.

En otras facultades de la Universidad Central hay casos en los que los estudiantes repiten los semestres. En Medicina, con 4 000 alumnos, el índice de repitencia es del 5% en los primeros años. Antes del 2014 era del 25%. Su decano, Ramiro López, dice que el ENES ayudó a reducir la repitencia, aunque no está de acuerdo con esa evaluación porque “mide aptitudes y en este campo también se requieren conocimientos”.

En la Salesiana, con 24 000 alumnos, se registró la deserción de 6 227 chicos entre el 2014 y el 2016. De ellos, el 50,61% es por dificultades económicas; 13,06% eligió la carrera equivocada; 8,7% se alejó por dificultades en los horarios y el resto por otras causas.

Para Ana Barrera, coordinadora de la firma Yqsigo.com, especializada en orientación vocacional de jóvenes, las causas de la equivocación al escoger una carrera comienzan al no tener una guía adecuada. Datos levantados por esta compañía refieren que un 54% de 9 800 jóvenes de Quito no sabe qué estudiar en la universidad. A esto se suma que uno de cada 10 chicos abandona las carreras definitivamente y dos de cada cinco recorren varias facultades hasta encontrar una.

Iván Sandoval es profesor de la Escuela Politécnica Nacional y coordinó la Conferencia Latinoamericana sobre el Abandono de la Educación Superior (VI-CLABES), que se realizó en Quito, e noviembre del 2016. Relata que en el caso de su establecimiento, el 60% de alumnos repite el propedéutico al inicio de sus estudios, pero en las carreras el nivel de abandono no supera el 10%. “El curso de nivelación cumple un rol fundamental para reducir el abandono”.

Catedráticos universitarios y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) aseguran que la deserción es uno de los problemas más importantes que enfrenta la mayoría de universidades de América Latina. Jesús Arriaga trabaja como catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid y participó en la VI-CLABES 2016. A su juicio, el abandono estudiantil es un problema mundial. Las causas son las mismas: no les gustan las carreras que eligieron, confusión, trabajo, mala orientación vocacional en los colegios y hasta un contexto familiar en que se pide a los chicos seguir las profesiones de sus padres o hermanos por tradición.

El catedrático comentó que los problemas de abandono se reportan en todos los centros de educación superior. Los rectores y directores académicos de universidades del continente coincidieron en que los porcentajes de deserción varían, según las áreas de estudio, entre el 17% y el 40%.

Carlos Quintanilla, vicedecano de la Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas de la Universidad de El Salvador, señaló que el porcentaje global de deserción allí es del 17%. Jorge Vergara, asesor de estudios y docencia en la Universidad de Concepción de Chile, precisó que tienen cerca de 20 000 alumnos y la deserción es “preocupante”, con un 21% de estudiantes que abandona las áreas de Pedagogía, y un 40%, las ingenierías.

Jesús y Evelyn están conscientes de que ya no pueden volver a cambiarse de carrera. No quieren perder más tiempo y ansían graduarse lo más pronto posible.

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Jesús Haro (izquierda) cambió de carrera: dejó Ingeniería y ahora sigue Educación. Foto: Diego Bravo / EL COMERCIO

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21 de noviembre de 2016 00:00 Los estudiantes aún desertan de las carreras universitarias

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