sábado, 28 de octubre de 2017

El séptimo Rafael, un libro de rigor periodístico

El libro 'El séptimo Rafael' fue estrenado en el 2017.


Por Diego Bravo C.

Para mí, desde la página 13 hasta la 201, el libro 'El séptimo Rafael' es apasionante. Cuenta la historia del expresidente Correa desde sus orígenes. Cuando nacieron sus abuelos, cómo se conocieron sus padres, su formación académica. Su paso por la academia y el Ministerio de Economía en el 2005. Cómo preparó la campaña política que lo llevó a la Presidencia en el 2006...

El texto, de 259 páginas, fue escrito por las periodistas Mónica Almeida y Ana Karina López. Destaco su rigor y el trabajo de campo que realizaron. En la reportería, ellas dialogaron con los vecinos, los amigos, los compañeros de la universidad, la gente del colegio, sus familiares. Llegaron a los lugares donde vivió su niñez y adolescencia.

Esos son rasgos claves del buen periodismo que se plasman en esta obra. Se suman otros elementos importantes como la crónica, la entrevista a 120 personas y un buen enfoque político. Por eso creo que los estudiantes de comunicación de las universidades deberían revisarlo para aprender cómo se realiza una buena investigación.

Y es que hasta muestra fotografías históricas del Primer Mandatario: cuando era niño, de su época de presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Guayaquil, de sus padres y hermanos.

Hay otros detalles históricos relevantes como el árbol genealógico del expresidente. Las autoras se dieron el trabajo de buscar en los archivos del Registro Civil y ordenar minuciosamente la información. Hasta se cuenta historia de la hacienda El Palmar, en Los Ríos, cuyo propietario era el abuelo y cómo la perdió.

Lo único que no me gustó del texto es el último capítulo denominado El Jefe que cuenta su paso por la Presidencia de la República desde el 2007 hasta este año. Es un resumen que cuenta los diferentes hechos que se registraron durante su gestión.

Más allá de esto, es un libro que recomiendo al 100%.






jueves, 26 de octubre de 2017

¿Hasta qué punto la pornografía incide en la visión de la sexualidad?

La pornogafía puede incidir en la forma cómo los jóvenes conciben la sexualidad. El próximo jueves 26 de septiembre de 2017 se inicia PORNOsotros para concienciar sobre este tema a los jóvenes. Foto: Archivo / imagen referencial

El material pornográfico distorsiona la visión de la sexualidad

Diego Bravo Carvajal
Redactor (I)

“La pornografía creó en mí, desde la adolescencia, una imagen de la mujer que no es real. Pensaba que ellas deben tener un cuerpo escultural y ser delgadas, pero no siempre es así. Con el tiempo me di cuenta que eso es una falacia y aprendes a aceptar al otro como es”.

Con ese testimonio, Martín (nombre protegido) reconoce que estaba confundido y que concibió a la sexualidad como lo que se difunde en sitios web con información triple X: chicas esbeltas y jóvenes musculosos desnudos.

Cuando iba a tener relaciones con una amiga por primera vez, él se decepcionó porque ella no tenía el cuerpo que esperaba. Usaba dos brasieres y un pantalón levanta cola que, al sacárselo, mostró otra realidad. Él pretendió tener sexo sin despojarse de la camiseta, por vergüenza de su barriga. Al final, ambos no sintieron atracción y lo dejaron ahí.

Estos temas se abordan en la campaña denominada PORNOsotros, impulsada por un grupo de estudiantes de Comunicación de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) y que comienza el próximo jueves 26 de septiembre de 2017.

El fin es concienciar a los jóvenes sobre la configuración de los estereotipos que pueden generarse por el consumo de material para adultos. Más si en Ecuador el inicio de la actividad sexual es temprana.

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) muestra que el 32,9% de mujeres del país reportó tener experiencia sexual entre los 15 y 19 años. A esto se suma que el 89,9% de adolescentes menores de 15 años tuvo su primera relación íntima con personas mayores que ellas.

Como parte de la campaña se levantó una encuesta a 220 universitarios. Esta mostró que la mayoría concibe a la sexualidad dentro de los formatos establecidos por la pornografía, con “hombres musculosos, bien dotados, mujeres bonitas, encuentros llenos de fantasías extrañas, orgasmos fingidos, que confunden”.

En el documento se indica que cuatro de cada 10 jóvenes no se sienten satisfechos con su pareja. Es decir, no llenan sus expectativas en lo físico ni con su rendimiento en la cama. El 64% de encuestados trató de experimentar lo que vio en un portal web de porno.

El 75% de los varones que participaron en el estudio espera enamorar a mujeres con cuerpos como los de las actrices. Un 42% de las estudiantes aspira a algo similar.

Asimismo, el 32% de jóvenes se sintió incómodo con lo que sus parejas les han pedido hacer: sadomasoquismo, uso de lencería y zapatos de tacón en el momento de tener intimidad, entre otros. “De ese grupo, el 61% son mujeres”, cuenta Camila Hidalgo, una de las estudiantes de la USFQ, que desarrolló el reporte.

El consumo de pornografía incluso puede generar un contexto de violencia entre las parejas. La razón: hay casos en los que las mujeres se sienten incómodas, vulneradas y presionadas cuando les piden a hacer cosas que no quieren o les causan miedo. Lo más común es el contacto anal.

Así lo vivió Cristal (nombre protegido), de 21 años, quien tuvo intensas discusiones con su enamorado por ello. Finalmente, la joven se mantuvo firme y no accedió a las presiones, aunque él insistía.

Esteban Rodríguez es un psicólogo integral que trabaja temas de pareja. Asegura que la pornografía tiene tintes sexistas y machistas, que pueden influir en las relaciones amorosas, más cuando en la sociedad ecuatoriana históricamente se ha tolerado ese tipo de comportamientos.

Aconseja que para evitar esa clase de problemas, las parejas intenten priorizar el diálogo y preguntarse, como novios o esposos, lo que realmente necesitan en sus vidas.

Para el terapeuta Édgar Reyna, las personas deben entender que los videos que se difunden en las ‘páginas prohibidas’ corresponden a una alteración de lo que es la sexualidad. De ese modo, se pueden evitar falsas interpretaciones de la realidad.

El consumo de ese tipo de material, de forma reiterada -comenta- no se presenta únicamente entre universitarios, sino en personas mayores de 30 años. A su consulta han llegado mujeres que lo hacen para complacer a sus compa­ñeros, aunque no son felices con esas prácticas.

En esa línea, el terapeuta apunta que pueden darse casos de “falso apetito sexual”, cuando ellas quieren tener relaciones de forma reiterada para que ellos no les sean infieles.

Eso es más frecuente cuando pretenden “darles a ellos lo que podrían encontrar fuera” de la relación o el hogar. Hay otro estereotipo muy común que se produce a raíz del consumo de material XXX entre los jóvenes. Corresponde al tamaño del miembro viril, que puede generar baja autoestima en los hombres.

Así pasó con el exnovio de Sara (nombre protegido), de 21. “Nunca he visto porno, pero él lo hizo. Hubo varias veces en las que se sentía un poco preo­cupado por el tamaño. Trataba de darle seguridad, pero varias veces él no se sentía bien”.

Él también le pidió a Sara que haga cosas que no le gustaban cuando estaban a solas. Ante la insistencia del novio, accedió algunas veces, pero incómoda. Por eso, la joven concuerda con la idea de que “las mujeres no tienen voz”, debido a que casi siempre el hombre ignora su punto de vista para lograr lo que quiere o busca.

En cuanto a la percepción de los orgasmos, existe una confusión en que estos deben ser como aparecen en los videos para adultos. También en el tiempo de duración de los encuentros sexuales.

Hidalgo comenta que se trata de concienciar a la gente, ya que tampoco se debe evitar la pornografía. “La clave es darle un uso adecuado”. Y hay jóvenes que lo han hecho. A Lucas (nombre protegido), de 21, le sirvió de “ayuda”, cuando llegó el momento de hacerlo por primera vez. Se complementó con su pareja y cree que se puede evitar la infidelidad.

lunes, 23 de octubre de 2017

Los cuidados paliativos son claves en los pacientes terminales


En el Hospice San Camilo, ubicado en el norte de Quito, se brinda cuidados paliativos. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.
 

El cuidado paliativo, un alivio emocional

Diego Bravo Carvajal.  (I)
dbravo@elcomercio.com

Los familiares de Doménica (nombre protegido), de 50 años, se negaron a aceptar que ella estaba en fase terminal por cáncer a las vías biliares. Le ayudaron para que visitara hospitales en Estados Unidos y acceda a la opinión de oncólogos de ese país. Pero la respuesta fue la misma: le quedaba poco tiempo de vida.

Acudió al Hospice San Camilo de la Fundación Ecuatoriana de Cuidados Paliativos (Fecupal), en el norte de Quito, en donde recibió terapias con medicinas para el control de síntomas y los dolores. Sus familiares también participaron de reuniones. Un equipo interdisciplinario trabajó con ellos en lo psicológico y espiritual, para sobrellevar el sufrimiento. Lo primordial era que los allegados envuelvan de amor a Doménica, pero también que acepten su muerte.

Así se busca la calidad de vida, en los últimos momentos que le quedan a una persona, y que tenga una muerte digna. Lo explica Alberto Redaelli, director de Fecupal. Desde hace 20 años, la entidad atendió a 18 000 pacientes. Tanto en visitas domiciliares como en el Hospice San Camilo.


Octubre es el mes internacional de los cuidados paliativos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 40 millones de personas necesitan ese servicio, pero solo el 14% de quienes demandan esa asistencia la reciben. La mayoría de adultos que la necesitan tienen males crónicos cardiovasculares: 38,5 %.

Los de cáncer representan un 34 %. Los de problemas respiratorios, sida y diabetes alcanzan el 10,3%, 5,7% y 4,6%. En Ecuador, el Ministerio de Salud ha atendido a 5 975 personas desde el 2015 hasta el 2017. También reportó 106 muertes de quienes recibieron esos cuidados, este año. Esto dentro del Plan Nacional de Cuidados Paliativos, que cuenta con seis equipos de profesionales en el país.

A esto se suma la labor del Hospital del Adulto Mayor, en Quito, especializado en esta atención. También el Centro de Atención Integral para personas con Cáncer en la capital. Asimismo, un equipo de soporte mixto en los centros Francisco Icaza Bustamante y Abel Gilbert, en Guayaquil. Y los hospitales Eugenio Espejo de Quito y General de Macas.

Pacientes con otras afecciones pueden ser atendidos en esta línea. Por ejemplo, si padecen insuficiencia renal, enfermedades hepáticas crónicas, esclerosis múltiple, párkinson, artritis reumatoide, problemas neurológicos, etc. Incluso quienes no están en fase terminal, pero tuvieron accidentes y requieren atención especializada de ese tipo. Margarita, de 77 años, tuvo un derrame cerebral hace cuatro meses y hace fisioterapia para recuperarse en el Hospice San Camilo.

Aspira regresar a su casa en una semana. Lo mismo Enma Alarcón, quien se fracturó una pierna, la operaron y vivió cinco meses allí. Ellas siguen terapias con el auxiliar Cristian Inapanta, quien las ayuda a ir al baño y en lo emocional: no sufrir por la distancia con sus familiares por seguir los tratamientos. En el caso de las personas con enfermedades terminales se les brinda apoyo emocional y consejería.

Ayudarles a lidiar con la muerte y lo que esta conllevará para sus allegados. En ese sentido, el consejero debe crear un ambiente en el que el paciente se sienta cómodo para dialogar sobre sus preocupaciones. No hay que bombardearle con preguntas, tampoco darle lecciones de moral o sermones. Eso le provocaría inestabilidad en lo afectivo.

En algunos casos -indica Alicia Abad, asistente de psicología- los pacientes y sus familiares optan por la conspiración del silencio. Es decir, saben que su fin está cerca, pero prefieren no conocer sobre la enfermedad. “Se trabaja en el nombre que el paciente le pone a la afección que tiene”.

Así ocurrió con Isabel (nombre protegido), quien falleció hace un mes en el Hospice San Camilo. Tenía un tumor en el estómago que se hinchaba y ella le llamaba “la bolita”. Sus hijos sabían que tenía cáncer terminal, pero ella prefirió no enterarse. “Le decíamos que esa bolita no se iría, porque no tiene cura”.

https://www.elcomercio.com/tendencias/cuidado-paliativo-ecuador-enfermedadesterminales-salud.html

martes, 17 de octubre de 2017

La bipolaridad puede conllevar al suicidio

En el sector de Psiquiatría,del Hospital Pablo Arturo Suárez, norte de Quito,se atiende a pacientes con bipolaridad. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO 

Con fármacos y terapias se trata la bipolaridad
Diego Bravo Redactor (I)
dbravo@elcomercio.com

Era estudiante de Administración de Empresas, pero se inscribió en la Facultad de Enfermería de la misma universidad. De forma simultánea, trató de seguir un curso de fotografía y hasta se ofreció como voluntario de un grupo religioso en el valle de Los Chillos.

Jorge (nombre protegido), de 27 años, pasaba la mayor parte del tiempo exaltado. No paraba de hablar. Sus allegados lo llevaron al Hospital Psiquiátrico San Lázaro, en el Centro de Quito.

Allí lo trató el psiquiatra Danny Zúñiga. Su conclusión fue que el estudiante tuvo una recaída en su cuadro de trastorno afectivo bipolar.

Esta semana se recuerda el Día Internacional de la Salud Mental y esa enfermedad es una de las que más preocupa a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Afecta a cerca de 60 millones de personas en el mundo, según el organismo.

Además, es la sexta causa de discapacidad a escala global, de acuerdo con información de la Red Informática de Medicina Avanzada que colabora con la Organización Panamericana de la Salud. La bipolaridad lleva al suicidio del 15% de los enfermos y es de difícil prescripción: pasan 16 años desde su desarrollo hasta que se diagnostica. Se caracteriza por una alternancia de episodios manía­co-depresivos y fases de estado de ánimo normal.

En las de manías o trastornos, el paciente presenta irritabilidad, hiperactividad, verborrea y autoestima elevada. Además, disminuye la necesidad de dormir. Los depresivos se vuelven perezosos, somnolientos y tienden al suicidio.

El mal se produce por una alteración bioquímica y estructural del cerebro. Es genético de tipo hereditario, según Patricia Paredes, psiquiatra del Hospital Pablo Arturo Suárez. En los tratamientos se usan medicamentos que estabilizan el estado de ánimo, frenan la exaltación y previenen las recaídas.

A esto se suma el apoyo psicosocial, por el que las familias y el afectado se informan sobre este mal, su manejo y el riesgo de descuidos en el suministro de medicinas. A escala nacional no existe una cifra sobre el número de personas con ese problema en el sistema público.

Pero el Ministerio de Salud (MSP) atendió a 245 188 con trastornos de salud mental, en el 2016. De esa cantidad, el 24,1% tenía trastornos neuróticos, 17,3% del humor (afectivos, a este corresponde la bipolaridad), 12% del comportamiento y emociones en la infancia y adolescencia, entre otros. Roberto Enríquez, de la Comisión de Salud Mental del Ministerio, afirma que los problemas de bipolaridad pueden repercutir en el ámbito laboral.

¿Cómo? Se presentan pensamientos negativos en los que el paciente cree que la gente es mala y busca hacerle daño. Ante eso, pueden darse reacciones agresivas en el trabajo. “Así se alimenta a la enfermedad”. Un caso es el de Ana (nombre protegido), de 35.

Perdió su puesto en un ‘call center’ porque tenía conflictos con sus compañeros. Era irritable y se deprimió porque no podía mantener a sus cuatro hijos. Hoy, su madre la apoya y sigue tratamientos con medicinas. Tiene tendencia suicida. Las conductas de riesgo en las que el afectado no está consciente de sus actos son muy peligrosas, advierte Paredes.

Por ejemplo, conducir vehículos en alta velocidad, practicar deportes extremos sin preparación y convertirse en gastadores compulsivos. Eso vivió un arquitecto que en una noche utilizó los USD 60 000, que le adelantaron para la construcción de unos departamentos en Quito. En el caso de Marcelo (nombre protegido), de 35, se gastó el dinero de las ventas de su almacén de ropa. De forma inconsciente también hizo negocios con desconocidos y les mostró sus tarjetas de crédito.

Este caso fue tratado por Paredes. Lo que ocurrió es que dejó las medicinas y tuvo una recaída. A esto se sumó que consumió bebidas alcohólicas. Zúñiga explica que otro de los problemas es que, al ser inconscientes de sus actos, los pacientes con bipolaridad desarrollan un instinto sexual que sobrepasa lo normal.

Un caso de ese tipo fue el de una mujer, de 34, quien buscó parejas ocasionales por Internet, para salir los sábados por la noche. Luego, al darse cuenta de lo que pasó, enfrentó intensas depresiones. En su consulta, Paredes atiende al mes a 150 personas con problemas de salud mental. De ellas, unas 13 tienen bipolaridad y la mayoría es de un nivel profesional elevado, como abogados o médicos.

 Es clave que el paciente-anota- acepte su condición para avanzar en los tratamientos. La familia debe entender la situación y los cambios de comportamiento deben ser tratados por especialistas. En ese sentido, el apoyo psicosocial es fundamental. La clave es que en las familias y los pacientes aprendan a convivir con el problema.

En contexto
Cada 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. El objetivo es concienciar a la población sobre esas enfermedades. A escala nacional, el Ministerio de Salud cuenta con 471 centros encargados de atender estas afecciones.

https://www.elcomercio.com/tendencias/farmacos-terapias-bipolaridad-tratamiento-salud.html

domingo, 15 de octubre de 2017

Ver más allá de la coyuntura: 'El librero de Kabul'

El librero de Kabul es un texto escrito por la periodista sueca Asne Seierstad. Primera Edición: Julio del 2001.

Diego Bravo C. 

En esa costumbre de visitar las librerías y revisar los textos me encontré con esta maravilla: 'El librero de Kabul', escrito por la periodista sueca Asne Seierstad. Me demoré media hora aproximadamente hojeándolo y me convenció de principio a fin para adquirirlo. La razón: ella fue más allá de la coyuntura periodística del momento y encontró una historia diferente, así de simple.

¿Cómo se desarrolla la obra? Hace 16 años, las tropas estadounidenses llegaron a Afganistán tras los atentados del 11 de septiembre y la cacería para localizar a Osama Bin Laden había comenzado. De otro lado, el Régimen talibán había caído.

En ese contexto, Seierstad llegó como reportera de guerra para cubrir el conflicto. Y ahí viene el punto de quiebre que yo destaco en este libro.

Mientras todos los periodistas se concentraron  únicamente en seguir de cerca la guerra y sus efectos, ella logró ver las cosas más allá. Es decir, primero informó sobre lo que pasó en la zona de conflicto como le correspondía y, a la vez, tuvo el olfato periodístico de encontrar algo diferente.

Ella convivió con la familia de  Sultán Khan, el propietario de una librería de esa ciudad. Conoció la vida de las familias tradicionales de Afganistán y sus costumbres. Cómo él se comportaba con sus dos esposas y sus cinco hijos. Vivió de cerca los dramas domésticos de una familia islámica que vive entre las tradiciones de su cultura y la modernidad. Todo en medio de una guerra.

Esas vivencias se plasman en su texto 'El Librero de Kabul'. El resultado de esa experiencia es un libro que sorprende y conmueve de principio a fin y muestra la realidad de Afganistán.

Un libro  recomendado para los estudiantes de comunicación que gustan de la lectura y escritura. Ayuda a describir escenarios y detectar historias diferentes.

Para conocer más  sobre Asne Seierstad, la pueden seguir en Twitter: 

@AsneSeierstad













Las historias de los secuestros parentales en el 2014

Paquita Morales guarda los recuerdos de sus hijos en su casa del norte de Quito. EL COMERCIO

 122 padres quieren recuperar a sus hijos

Diego Bravo. Redactor 
dbravo@elcomercio.com

Las camas de sus hijos están destendidas desde el 10 de julio del 2012. Esa noche fue la última vez que Paquita Morales estuvo junto a Karina, Karla y Danny, quienes hoy tienen 19, 16 y 14 años y viven en Miami, EE.UU.

"Eran buenos estudiantes y su padre les llevó de viaje como premio por sus calificaciones. Estaba previsto que permanezcan allí un mes, pero él ya no les permite regresar al país", según relató a este Diario Morales. La comerciante, de 47 años, firmó un permiso de salida del país de sus hijos y lo certificó en una notaría, tal como lo exige el Código de la Niñez y Adolescencia. Confió en que solo se trataría de unas cortas vacaciones; nunca imaginó que no los volvería a ver.

Este tipo de casos se conoce como secuestro parental: ocurre cuando un menor de edad es separado por uno de sus padres sin el consentimiento del otro. En algunos casos sucede de forma permanente y en otros es transitorio. Este no es un caso aislado.

En el país se han registrado 323 de progenitores que se llevaron a sus hijos, desde el 2008 hasta febrero de este año. De estos, 122 están abiertos y son tramitados por el Consejo de la Niñez y Adolescencia (CNNA). En este período, 20 padres tramitan un aval internacional para visitar a sus hijos en el extranjero, especialmente en Estados Unidos y España.

Para el abogado Francisco Sánchez, de la Unidad de Relaciones Internacionales del CNNA, uno de los problemas recurrentes es que los afectados desconocen el trámite que deben realizar para la recuperación, pues este fenómeno no se ha visibilizado en el país. Eso vivió Paquita Morales con la partida de sus hijos. Durante seis meses, tocó las puertas de instituciones públicas, pero no obtuvo respuestas.

"Incluso me fui a la Unidad Antisecuestro y Extorsión de la Policía (Unase). Al enterarse que mis hijos estaban fuera del Ecuador, los agentes no pudieron ayudarme". A inicios del 2013, Morales supo que esos trámites se realizan en el Consejo de la Niñez y Adolescencia, pero surgieron otros inconvenientes. Sobre todo, la falta de dinero para pagar un abogado que gestione las diligencias de restitución internacional en Estados Unidos.

La mujer siente impotencia y su voz se quiebra, mientras recorre las habitaciones de sus hijos en su casa de Llano Chico, en donde vive sola. Para cubrir los gastos legales en EE.UU. quiere instalar un restaurante en la planta baja de su vivienda. Actualmente, ella solo se comunica con Karina, Karla y Danny a través de las redes sociales, especialmente en Facebook por las noches. En ocasiones chatea con ellos hasta tres horas diarias...

A escala internacional, este fenómeno está normado por el Convenio sobre los Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional de Menores, suscrito en 1980 durante el VIX período de sesiones de la Conferencia de La Haya. Se denomina secuestro parental e implica "el traslado de un menor fuera de su entorno habitual, en el que estaba bajo la responsabilidad de una persona física o jurídica que ejercía sobre él un derecho legítimo de custodia".

Ecuador es signatario de este convenio. Para que un padre se reencuentre con su hijo debe aplicarse el trámite de restitución internacional de menores. Este proceso puede durar entre seis meses y tres años, según fuentes del Departamento Jurídico del CNNA. El marco jurídico Roberto Carrera es un abogado especializado en temas de niñez y adolescencia.

A su juicio, otra de las falencias es que en el país no hay un marco jurídico que aborde el tema. De hecho, solo la resolución número 014-CNNA-2008 señala que el Consejo de la Niñez y Adolescencia debe actuar como autoridad central para ejecutar el Convenio sobre los Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional de La Haya. Sánchez coincide. Por eso, el CNNA elabora el borrador de una normativa que será presentada en la Asamblea.

En Ecuador no hay sanciones para castigar la retención forzada de menores. Esto sí ocurre en otros países como Alemania y España. Por ejemplo, en la primera nación la pena es de hasta 5 años de prisión. Si se enmarca como secuestro parental internacional, se ordena la captura del padre acusado a través de Interpol. El artículo 225 del Código Penal español castiga con pena de 2 a 4 años de prisión al progenitor que cometiera secuestro parental u obstaculizara el contacto de los menores con sus padres no convivientes.

Paquita Morales no busca sanciones. Lo único que pretende es que sus tres hijos regresen y se reintegren al colegio en donde estudiaron. Ella no ha tendido las camas de sus pequeños. Espera que a su regreso encuentren las habitaciones desarregladas tal como las dejaron al irse. Karina, la primera de sus hijas, ya es mayor de edad. Ella puede volver al Ecuador sin el consentimiento de su padre. Pero no lo ha hecho por cuidar a sus hermanos.

En contexto 

El traslado no consentido de hijos al exterior está tipificado en Alemania y España como secuestro parental. El Consejo de la Niñez investiga los casos reportados por padres, cuyas parejas se llevaron a sus hijos a otras naciones. En 20 procesos los progenitores tramitan permisos internacionales para visitarlos.

No olvide Si su pareja  se lleva a su hijo o hija sin su consentimiento al extranjero, usted tiene que acudir al Consejo Nacional de la Niñez y Adolescencia para los trámites. Para iniciar la diligencia de restitución internacional de menores, los padres deben llenar un formulario que les entregan en el CNNA. También deben presentar fotos de su hijo y del progenitor que lo trasladó a otro país. Esto incluye la partida de nacimiento del menor.

El trámite incluye la entrega de documentos que justifiquen la residencia habitual de su hijo en Ecuador (certificados médicos, de estudios, entre otros). Los documentos deben ser traducidos al idioma del país en donde se encuentra el niño. En el sitio web del CNNA hay más información sobre estos trámites.

http://www.elcomercio.com/actualidad/seguridad/122-padres-quieren-recuperar-a.html

lunes, 9 de octubre de 2017

El 5% del presupuesto de las universidades corresponde a autogestión

El laboratorio clínico bacteriológico de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Central es una de las fuentes de recursos propios. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Autogestión en las universidades dejó USD 429 millones

Elena Paucar y Diego Bravo Redactores (I)

La Empresa Pública de Bienes y Servicios de la Universidad Central funciona desde marzo de este 2017, con el objetivo de generar recursos propios. Impulsa 16 proyectos, entre otros uno de asesoría en la construcción del Hospital de Piñas, el manejo de activos de Electrogas Machala y capacitaciones para funcionarios públicos.

El plan, a cinco años, es que el 20% del presupuesto de ese centro -el segundo en número de estudiantes del país- provenga de los programas de autogestión. Lo anota su gerente, Francisco Ribadeneira. ​ Para este 2017, el presupuesto de la Central es de USD 149, 5 millones. De esa cantidad, el 16,18% corresponde a ingresos generados por esa Empresa Pública y otras fuentes de autofinanciamiento.

En esa línea, los posgrados aportaron más, según el Rectorado. El debate sobre la capacidad de autogestión en las instituciones de educación superior públicas se abrió a inicios de este mes. Es decir, cuando se dio a conocer el presupuesto de las universidades estatales, con una aparente reducción, ya solucionada.

Fomentar la autogestión para evitar que las universidades dependan de las arcas fiscales, es también un tema que se abordará en el debate de la reforma a la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES), según el legislador de A. País, Augusto Espinosa.

En ese sentido, los mecanismos para generar fondos propios que tienen los centros son la oferta de posgrados, servicios y consultorías. ¿A cuánto ascienden esos rubros por autogestión? El presupuesto de las universidades fue de USD 1 359 millones en el 2016. De eso, el 5% correspondió a autogestión. Eso indican los datos de la Subsecretaría de Formación Académica de la Secretaría de Educación Superior (Senescyt). Del 2013 al 2016 se planificó recaudar USD 834 millones por autofinanciamiento, pero se obtuvo 429 millones.

La generación de recursos propios apenas empieza en algunas instituciones. Por ejemplo, la Escuela Politécnica del Carchi creó en estos días la Empresa Pública Upec – Creativa EP, a través de la cual se busca producir a futuro el 10% de lo que reciben del Estado: USD 7,1 millones. Con lo recaudado se fortalecerán sus cursos de educación continua y posgrados, comentó el rector, Hugo Ruiz. ​

En la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) se apunta a usar parte de esos recursos para investigación. Su rector, Sergio Flores, dice que hace falta mayor impulso a ese rubro en cuanto a dinero que provenga del Estado.

Eso porque el monto destinado a esa finalidad, en cuanto a fondos concursables, no es suficiente. En la Espol, los mecanismos para crear recursos propios son los cursos de actualización profesional, las consultorías, las maestrías y los proyectos de investigación. En la Escuela Politécnica del Chimborazo (Espoch) existen dos empresas públicas: la Gasolinera Politécnica y la Escuela de Conducción Profesional. A esto se suman los cursos de educación continua, posgrados, centros de transferencia tecnológica, entre otros. Su rector, Byron Vaca, indica que el presupuesto este año es de USD 76 millones.

Calcula que 10 millones corresponden a autofinanciamiento. En la Escuela Politécnica de las Fuerzas Armadas (Espe), los ingresos propios llegan por maestrías, segundas y terceras matrículas y especies fiscales. También, por la venta de lácteos, tilapias, flores y huevos que producen los estudiantes de Ingeniería Agropecuaria. ​

El porcentaje de autogestión que mantiene la Espe es de 7,04% en relación a los USD 63,78 millones asignados como presupuesto en el 2017, respondió por e-mail el rector, coronel Ramiro Pazmiño. ​

La Universidad de Guayaquil, la más grande del país, ha optado por los programas de posgrados, el alquiler de espacios físicos y el cobro de tasas, aranceles y segundas matrículas. Esto les generó en 2016, USD 7,7 millones, casi el 5% de su presupuesto. El presupuesto fue de USD 166,1 millones. Para los rectores es primordial que se acelere la entrega de recursos que generan. Según el rector de la Espoch, se deben abrir cuentas separadas para los recursos entregados por el Estado y los que producen las universidades.

La razón: en la actualidad, los fondos de autofinanciamiento pasan a la cuenta común del Estado. Luego, hay un trámite para acceder al recurso. Los rectores esperan que, hasta el 2018, se cree esa cuenta. Luis Cuji, subsecretario de Formación Académica de la Senescyt, admite que hubo problemas en ese ámbito.

A su juicio, las empresas públicas son una solución porque tienen un ordenamiento jurídico diferente. Así, ellos pueden manejar directamente estos fondos. Explica que hubo un taller en el que se ofreció la disponibilidad de los recursos.

http://www.elcomercio.com/tendencias/autogestion-universidades-educacionsuperior-senescyt-empresaspublicas.html