viernes, 6 de septiembre de 2019

Altercados entre comerciantes que se disputan los espacios públicos para vender sus productos



Los comerciantes informales se disputan los espacios públicos


Diego Bravo Carvajal Redactor (I)


Los comerciantes ecuatorianos y extranjeros se observan sigilosamente, con recelo, en las veredas, parterres y parques, en medio de peatones y vehículos. Su acuerdo es protegerse si los agreden o insultan. También se dan voces de alerta para escapar cuando las autoridades realizan los controles del espacio público.


Este Diario hizo un recorrido en varios puntos de la ciudad, y los vendedores nacionales y foráneos coincidieron en que hay disputas por los lugares con alto flujo comercial y de personas. “Nos dicen que nos regresemos para Venezuela”, cuenta un hombre que comercializa chaulafán en La Marín.


Una señora que vende dulces en el mismo lugar, por más de 40 años, comentó que se han dado varias grescas. “Si a los metropolitanos les pegan, peor a los (ecuatorianos) que tienen los puestos”. Dice que los agentes municipales les tienen miedo a los extranjeros.


Con ese criterio coincide un vendedor de ropa de Otavalo, que labora en el centro. “Los venezolanos ocupan muchos lugares con sus coches. Nos piden que nos retiremos porque ellos ganaron sus sitios”. Cuenta que sus compañeros se han agarrado a golpes por los puntos en donde se ubican.


Estefanía Grunauer, supervisora general de la Agencia Metropolitana de Control (AMC), indica que uno de los factores que influyó en el incremento de la informalidad es la migración masiva. En la entidad se indicó que hay 9 606 vendedores ambulantes en la actualidad, pero no hay cifras que detallen cuántos son foráneos. Únicamente se admitió, con base en los operativos realizados, que cerca del 90% es venezolano. “Hay sectores complicados, en donde se han tomado el espacio público”, señala la funcionaria.


Eso ha llevado a que se produzcan enfrentamientos por los sitios con alta afluencia de personas. El 1 de julio ocurrió una pelea en la estación de buses de Tambillo, una parroquia del cantón Mejía, en el sur de Quito. Dos vendedores ecuatorianos, de una organización del lugar, se agarraron a golpes con tres foráneos que se dedican a la misma actividad en la Panamericana Sur. Cinco personas fueron apresadas.


Michael Ordóñez es coordinador general de la Sociedad de Ciudadanos del Mundo, una agrupación integrada por unas 400 personas que defiende el trabajo de los vendedores autónomos no regularizados en Quito. 200 son llaneros, 120 ecuatorianos y el resto de Colombia, Haití, Cuba.


Con base en los datos recopilados por ese grupo, él señala que en este año se han reportado más de 20 altercados entre comerciantes ecuatorianos y extranjeros. Ocurrieron por disputas de espacios para laborar. “Los sitios más complicados han sido los parques de El Ejido y La Carolina. El (altercado) más grave de todos ocurrió en La Marín”, dice el dirigente.

 Otro de los aspectos por los que se producen riñas -indica Ordóñez- es la diferencia de precios. Por ejemplo, un vendedor con permisos ofrece botellas de agua en USD 1, mientras que el informal lo hace en 50 centavos. Además, los problemas no se dan solo con los foráneos, sino también con los comerciantes ecuatorianos informales a quienes tampoco les permiten desenvolverse en su actividad.


La Asociación Civil Venezolanos en Ecuador maneja un registro de 26 000 llaneros radicados en el Distrito desde el 2015 hasta julio del 2019. Su presidente, Daniel Regalado, explica que el 40% de ellos trabaja en las ventas informales y lo hace bajo tres modalidades. En la primera, la mayoría vende alimentos preparados como arepas, gelatinas o chaulafán. El segundo expende esferográficos, lápices, cuadernos o dulces. Y existe una tercera forma que ofrece accesorios de celulares, helados o bebidas energizantes.


Regalado sostiene que en su entidad se han registrado 17 enfrentamientos, entre leves y graves, de comerciantes ecuatorianos y venezolanos desde mediados de agosto. Asimismo, en un mapeo realizado se determinó que los puntos más conflictivos son La Marín, el parque La Carolina y Cotocollao. También las inmediaciones de las avenidas Amazonas y Naciones Unidas, y los exteriores de la parada del Trolebús en El Recreo.


En esta última se vive un ambiente de tensión. Un llanero incluso recordó que hubo una pelea por la que terminó preso porque no le permitieron quedarse allí con sus productos. Un ecuatoriano cuenta que se dio una trifulca porque no le dejaban vender accesorios de celulares. “Hace 8 meses nos golpeamos porque ellos quieren ser dueños de El Recreo”.


Euclides Mantilla, secretario de Seguridad y Gobernabilidad del Municipio, admite que hay conflictos. Dice que por esa razón la Alcaldía ejecuta operativos permanentes para controlar la informalidad en los espacios públicos. Se ha intervenido con énfasis en el Centro Histórico. Al principio se hizo la entrega de exhortos y ahora se despliega el trabajo operativo.


En esta semana, la AMC y los metropolitanos colocaron vallas en La Marín. Una de las alternativas que ofrecen las autoridades es dotar de quioscos para que las personas trabajen de manera formal. Desde el 17 de julio hay 3 800 personas inscritas para participar en el proyecto.


El funcionario enfatiza que las autoridades no dan preferencia a los extranjeros en el momento de desplegar los controles. Acota que los metropolitanos no temen a los venezolanos. “Solo tienen que hacer respetar la ley”. En el 2018 hubo 59 agresiones a los metropolitanos. De enero a agosto de este año han sido 20.



Comerciantes ecuatorianos y extranjeros se disputan los espacios públicos para comercializar sus productos. Incluso se han dado agresiones físicas entre vendedores. 

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