jueves, 8 de abril de 2021

Convivir con el peligro junto al talud de la autopista General Rumiñahui

 En el barrio San José de Monjas Bajo aprendieron a vivir con el riesgo


Diego Bravo Redactor (I)


Las casas fueron construidas hace más de 40 años, cerca del talud de la autopista General Rumiñahui, en donde esta semana se produjeron deslizamientos de tierra por las intensas lluvias en la capital. 

 

Forman parte del barrio San José de Monjas Bajo, un populoso sector ubicado sobre la ladera, en medio de árboles y matorrales, a pocos metros de torres de alta tensión. 

 

El Gobierno de Pichincha declaró a esa vía en emergencia por 40 días, desde el 30 de marzo. El tramo Trébol-Intercambiador de la Simón Bolívar fue cerrado desde ayer, 2 de abril del 2021, a las 22:00, hasta las 05:00 del 5 de abril. En estos días se busca estabilizar el talud y evitar que la pendiente se venga abajo. El resto de días se trabajará desde las 10:00 hasta las 15:00.

 

Junto a dos casas, en la calle Línea Férrea, la maquinaria de esa entidad abrió un camino de tierra para que los obreros llevasen los materiales, limpiaran el lugar y cortaran los árboles que están a punto de caer. Ni las lluvias ni los relámpagos frecuentes asustan a esta vecindad. 

 

Están, como dicen, acostumbrados. Hace tres semanas, en la propiedad de Rosa Tupiza la fuerza del agua rompió las gradas que conectaban su vivienda con el terreno en el que siembra plantas. Antes, en esa cuadra había seis inmuebles, pero el Municipio desapropió a tres porque, debido al temporal, el alcantarillado colapsó y los destruyó. La casa de Tupiza es de cemento, tiene tres departamentos y fue construida a inicios de 1970 por su padre, que es albañil. Cuenta que hace cinco años cayó un fuerte rayo que dañó los electrodomésticos. 

 

Pese a los problemas, ella asegura que su propiedad es legal y solicita a la Alcaldía que les ayude con obras de alcantarillado. “Disfrutamos de la naturaleza, mi padre de 86 años sale a tomar aire puro”.

 

Bolívar Catota construyó su casa junto a la de Tupiza. Pidió a las autoridades que asfaltaran el tramo de la calle Línea Férrea ubicado frente a sus viviendas, el cual conduce a Luluncoto. Cuentan que allí funciona el Chaquiñán del Sur, pero no hay mantenimiento. Los vecinos ponen ripio para que los carros puedan pasar.



Con las lluvias de los últimos días, él teme que se produzcan más deslizamientos del talud. 

 

Luego del primer derrumbe, técnicos del Municipio y del Gobierno de Pichincha sobrevolaron la zona con drones para monitorear las condiciones del terreno y verificar el estado de las cunetas de coronación. 

 

Andrés Sandoval, coordinador de la autopista General Rumiñahui, explicó que las casas ubicadas junto al talud son seguras. Para César Díaz, secretario de Seguridad de la Alcaldía, es necesario evaluar la legalidad de los asentamientos situados cerca en donde se realizan las obras de mitigación. 

 

Acotó que hasta el momento, en el Distrito existen 72 zonas proclives a deslizamientos de masas y 78, a inundaciones, las cuales son vigiladas de forma permanente por los técnicos de Gestión de Riesgos. 

 

Entre tanto, otros vecinos de San José de Monjas Bajo también sufrieron afectaciones por deslizamientos en sus propiedades. La mañana del martes 30 de marzo, con una pala, María Robles retiraba la tierra que tapó el pozo de aguas servidas de su casa localizada en la calle Línea Férrea. 

 

Cuando hay lluvia, ella teme que se produzca un deslave de gran magnitud, porque el agua baja de las zonas altas del vecindario “como si fuera un río”. Por seguridad colocó un plástico sobre el talud de su casa para evitar que el agua filtre. 

 

Lo mismo hizo Fernando Escobar, quien vive y cuida la casa de su hermana radicada en EE.UU.; asegura que desde hace 20 años el barrio comenzó a poblarse y la situación se complica con las precipitaciones. Ahora, él espera que su hermana regrese a finales del 2021 para construir un muro, antes de que la lluvia afloje la tierra y haya una desgracia.


https://www.elcomercio.com/actualidad/barrio-monjas-riesgo-deslizamientos-quito.html



 

domingo, 28 de marzo de 2021

Miedo en los vecinos del barrio Puertas del Sol 2 en Carapungo

 

Foto: Julio Estrella

27 de marzo del 2021


Así se vive al filo del abismo en una zona de riesgo, en el norte de Quito


Diego Bravo C. 


Los vecinos del barrio Puertas del Sol, en Carapungo (norte de Quito) temen que las lluvias causen más derrumbes y la quebrada crezca y se lleve sus casas. Piden ayuda del Municipio. Aquí el testimonio de Estefanía Pabón: ​ 


Cuando mis papás compraron la casa en el barrio Puertas del Sol, en Carapungo (norte de Quito) hace 22 años, lo que más me gustaba era el enorme terreno en la parte trasera del lote. Había al menos 25 metros hasta la quebrada Carretas, donde podíamos correr y jugar con mis perros. Pero el paso de los años y de las lluvias ha hecho que ese barranco se vuelva una pesadilla. 


En invierno, el agua que baja de la parte alta de la zona va desgastando las laderas y llevándose poco a poco la tierra. Es como si la quebrada estuviese viva. Ya se devoró todo el terreno trasero, ahora amenaza con llevarse mi casa. La fuerza del agua hizo que se formara un socavón debajo de la construcción en la que vivo con mi mamá y mis tres hermanos. Pero no solo es eso, en la parte alta hay casas asentadas que lanzan sus aguas sucias a la quebrada y eso también nos afecta. 


El barranco tiene 38 metros de profundidad, por lo que salir al patio se volvió un riesgo no solo para nosotros sino para nuestras mascotas. ​ Yo rescato perros, los llevo a mi casa y los trato con amor. Ellos sienten cuando va a haber un deslizamiento y ladran. Se mueven de un lado a otro advirtiendo el peligro. Debido a la crecida del río y al desmoronamiento de las laderas, seis de mis mascotas han caído a la quebrada.

 

La única que ha logrado regresar es una gata que puede ver solo con un ojo. La bauticé como Valentina, por su valentía para sobrevivir. Por seguridad, construimos un muro lanzado y pusimos una cerca, pero el problema no se resuelve con eso. Hace 15 días, esas paredes comenzaron a cuartearse. No es solo el miedo de quedarte sin casa. Los olores son insoportables. 


Desde la ventana se pueden ver plásticos, basura y hasta excrementos, que muchas personas que viven colina arriba arrojan. Tenemos que cerrar las ventanas para que el hedor no entre a los cuartos. El problema no solo afecta a mi familia, sino a mis vecinos. Con ellos nos unimos para formar el colectivo Vigilantes de la quebrada Carretas, que actualmente tiene cientos de seguidores en Facebook, Twitter y Tik Tok. Allí publicamos información relacionada con el barrio. También abriremos una cuenta en YouTube para denunciar con videos. ​ 


Yo los represento y hago las gestiones para que el Municipio nos escuche y ayude. Estoy pendiente de dejar oficios, hablar con las autoridades, pero a ratos siento que todo es infructuoso. Soy comunicadora social especializada en el manejo de redes y producción audiovisual. Tuve que dejar mi trabajo para dedicarme completamente al colectivo. Somos decenas de hogares que convivimos con el peligro. Una familia vive arrinconada al fondo de su casa. Retiraron todos los muebles de la sala y los guardaron en una habitación porque temen que hagan peso y se hunda la construcción. 


Hace dos semanas, una señora me llamó desesperada para contarme que se produjo un deslizamiento y perdió parte de su terreno. Tuve que consolarle, darle ánimos y decirle que continuaremos luchando por proteger nuestros espacios, pese a las críticas y burlas. La emergencia más fuerte ocurrió justo hace un año, mientras descansábamos.  Poco antes de las 06:00 sentimos un sacudón en la casa. Al salir vimos una nube de polvo. El patio estaba en el aire. Me dolía no poder hacer nada. Solo me senté y lloré, no por el miedo sino por la impotencia. 


En el Municipio nos dijeron que debemos reubicarnos por seguridad, pero eso es imposible. No tenemos dinero para pagar la renta. En esta semana tuvimos la inspección de las autoridades municipales y nos dieron una solución. Es imposible embaular el caudal por los altos costos, pero hay un proyecto para interceptar las aguas servidas. Nos indicaron que comenzará a ejecutarse desde el 2022 y debemos esperar. Ahora buscamos que el Alcalde nos visite, constate los daños y declare a esta zona en emergencia. Ojalá lo haga, porque he dialogado con él y me ha dicho que tiene varias cosas que hacer. 


La autoridad 


El Municipio indicó que se está trabajando en la eliminación de las descargas directas a taludes en la zona. 


También en la impermeabilización de grietas y fisuras de las casas más afectadas. 


Además, hay un plan para que las casas en riesgo aprendan a manejar el agua lluvia.


https://www.elcomercio.com/actualidad/quito-quebrada-zona-riesgo-carretas.html




martes, 21 de abril de 2020

Tres facetas marcan la vida del Fiscal

Perfil del exfiscal Galo Chiriboga publicado en el 2012. En la gráfica, Chiriboga recorriendo las calles Chile  y Montúfar del Centro Histórico de Quito.  




Diego Bravo Carvajal


En la parada La Mariscal del trole, en el centro-norte de Quito, 12 personas esperan el bus. Una de ellas es el Fiscal de la Nación. Eran las 11:00 del viernes pasado. Galo Chiriboga se apoya sobre el cristal y espera el vehículo para trasladarse a la calle Vargas y La Marín (centro). 

Allí creció junto a sus padres, Joaquín y Carmela Zambrano. Esos barrios son entrañables para él y le despiertan gratos recuerdos. Viste una camisa naranja, pantalón de tela azul y zapatos de cuero cafés. Saluda con las personas que lo reconocen, incluso las abraza. 

Con la mano derecha en el bolsillo, cuenta que le gusta movilizarse en bus para no perder contacto con la gente. “Cuando me traslado al Centro Histórico siempre subo al trole”. Minutos antes le pidió a su guardia personal que no lo acompañara a la cita. Los apretujones de personas que entran y salen del vehículo interrumpen la charla. 

Al llegar a La Basílica, evoca que estudió la primaria en la escuela Hermano Miguel La Salle y en la Academia Militar Ecuador. Esa formación exigente -asegura- le ayudó a ser disciplinado y manejar equipos. Cursó sus estudios de Derecho en la Universidad Católica de Quito. Compartió clases junto a los abogados Pablo Ortiz, Fernando Acosta Coloma, entre otros. 

Los compañeros lo recuerdan como una persona amigable, coqueto con las mujeres y de activa participación en los movimientos universitarios como el Frente de Izquierda. “No fue un alumno brillante. Su rendimiento académico fue mediano”, narra un compañero universitario que pidió no revela su identidad. 

Se casó con la colombiana María Victoria Espinal, en 1978. Tiene dos hijos, el mayor Galo Fabricio, de 36 años, y Macarena, una pequeña de cuatro. La pareja se conoció en Medellín, al final de un concierto del mexicano Miguel Aceves Mejía, que Chiriboga organizó en esa ciudad. 

Esa precisamente fue otra de las actividades a las que se dedicó hasta el 2002: montar espectáculos musicales que lo convirtieron en un exitoso empresario. Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa, Víctor Heredia y Los Chalchaleros fueron traídos al por él. “Juntos viajábamos al extranjero para contratar a los artistas”, relata su esposa. 

Su veta empresarial surgió tras la muerte de su padre, en 1967. Antes de entrar a la universidad vendía cosméticos, perfumes, embutidos... Pero no solo fue próspero como empresario. En 1978 incursionó en la esfera pública. Fue Intendente de Pichincha en el mandato de Jaime Roldós Aguilera (1978-1981). 

En el período presidencial de Alfredo Palacio se desempeñó como ministro de Trabajo, de Gobierno y fue presidente de Petroecuador. Con Rafael Correa dirigió el Ministerio de Minas y Petróleos, la Embajada ecuatoriana en España, la presidencia de Petroecuador. Y hoy es Fiscal General. Pero el desempeño de Chiriboga, de 62 años, no ha sido ajeno a las críticas. 

A él se lo identifica como una persona afín al Jefe de Estado. Asambleístas de oposición coinciden en que la mayoría de controversias aparecieron durante la actual administración. Uno de los casos denunciados es la supuesta apropiación ilegal de una vivienda que perteneció a una pareja de alemanes, en una zona exclusiva de Quito, a través de Madrigal Finance Corp, con sede en Panamá, y que tiene un capital de USD 10 000. 

La demanda, que se siguió en el juzgado XIII de lo Civil, no obstante fue rechazada por falta de pruebas. Chiriboga admite que vive en esa vivienda y que aún es apoderado de ese fideicomiso. Esa propiedad -sostiene- estaba a punto de ser embargarda por la hipoteca del dueño anterior. “El valor nominal de Madrigal está en mi declaración de bienes como parte de mi patrimonio”. En su declaración también se incluye su pago de impuestos, que desde el 2008 ha superado USD 4 000. Entre sus bienes constan una oficina, un departamento, un parqueadero y una casa en Quito. 


También posee un terreno en Conocoto y un departamento en Florida (EE.UU.), valorado en USD 290 000. Uno de sus más duros críticos es el asambleísta Cléver Jiménez, quien critica los presuntos nexos familiares entre Chiriboga y el presidente Rafael Correa. Dice que son primos y que fue abogado en el juicio que el Mandatario entabló contra un banco por incluirlo en la Central de Riesgos. Por esas razones, el legislador impugnó su candidatura a la Fiscalía, en el 2011. 

Mientras baja por la calle Guayaquil para dirigirse a la casa donde vivió su adolescencia, en La Marín, afirma que no le preocupan las acusaciones. Su asistente de prensa, Ramiro Núñez, le entrega la resolución del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social que descalificó la impugnación de Jiménez. Con un resaltador tiene marcado el artículo uno: “No se demuestra la falta de probidad del postulante. No hay veracidad en los fundamentos de impugnación presentados (...)”. Su afición por los toros Chiriboga se ubica al frente de la casa anaranjada donde vivió, en la calle Vargas. 


Allí funciona hoy una ferretería. Al otro lado está el mercado Arenas, donde hace 40 años se realizaban corridas de toros. Cuenta que el ambiente de la plaza despertó su afición por la tauromaquia. En su oficina privada en la avenida Amazonas y Jorge Washington tiene figuras, dibujos y pinturas de toreros. Sus familiares y amigos cuentan que conoce la historia taurina como la palma de su mano. 


Incluso, en 1997 se fracturó la rodilla cuando una vaca lo embistió en una tienta en Los Chillos. En una cirugía que duró cinco horas, el médico José Guerra le injertó una prótesis de coral. Desde entonces no puede trotar. Al llegar a la esquina de las calles Chile y Flores levanta el brazo derecho y muestra la puerta del sitio donde vivió. Ahora es un restaurante. Cuenta con orgullo que su adolescencia transcurrió en La Marín y que subía con sus amigos a La Tola a “darse de trompones” con los guambras’. “Era parte de la rivalidad de esos años”. Aunque no se considera un intelectual, es un buen lector de novelas y textos que traten sobre temas de Derecho. El último libro que leyó fue ‘Los Herejes de Oxford’ de S.J. Parris. 


El recorrido por el Centro Histórico termina cerca del mediodía. Al arribar a la parada de autobuses, junto a una gasolinera, lo espera un Gran Vitara plomo, con vidrios polarizados, donde lo esperan dos agentes. Desde España defendió a Correa   Galo Chiriboga  asumió la embajada ecuatoriana en Madrid el 9 de enero de 2010. A los pocos días, emitía un comunicado oficial de rechazo a la negativa del Ayuntamiento de Vic, en Cataluña, de empadronar foráneos en situación irregular.   


En menos de un mes lideraba la denuncia en contra de Air Comet, la compañía que perjudicó a cerca de 2 000 ecuatorianos. Fue muy activo los días posteriores a la tragedia de Castelldefels (Cataluña), el 23 de junio de 2010, en la cual fallecieron siete  ecuatorianos  al cruzar por las vías del tren. Se desplazó para dar soporte a las familias y fue junto a Freddy Arellano, cónsul en Barcelona, la cara visible del Gobierno ecuatoriano en un hecho de    repercusión. Alertado del drama hipotecario  de los ecuatorianos, se reunió con el gobernador del Banco de España, aunque sin resultados importantes. Pero ese empuje inicial fue diluyéndose. No logró separarse de una imagen política que defendía  al presidente Correa. 


Una actitud aún más evidente cuando convocó a los ecuatorianos residentes en España “a manifestarse” en contra del “intento de golpe de Estado”, del 30-S. Para la Asociación Hispano Ecuatoriana Rumiñahui,  el trabajo del ex embajador fue “deficiente”. Su presidente, Vladimir Paspuel, lo describe como una persona autoritaria  y con ánimo de figurar. “Asistía solo a los eventos potentes y nos atiborraba con notas de prensa intrascendentes”. 


Debido a ese intento de sobresalir -dice el líder- no planificaba en función  de los inmigrantes y falló en la estrategia. “Fue un error ir ante el Gobernador del Banco de España a pedir una solución hipotecaria solo para los ecuatorianos. Es pedir que un Presidente gobierne para una provincia. Debió reunirse con las asociaciones, planificar, hacer un frente común latinoamericano e incluir a los afectados españoles”, acota. Para Aída Quinatoa, de la Coordinadora de Ecuatorianos en España, Chiriboga fue “el único” que les dio espacio para exponer el problema hipotecario. En 2008 entregaron 3 000 firmas de afectados, “pero Issa Obando (predecesor de Chiriboga) no hizo nada”, recuerda la dirigente ecuatoriana. 

viernes, 6 de septiembre de 2019

Altercados entre comerciantes que se disputan los espacios públicos para vender sus productos



Los comerciantes informales se disputan los espacios públicos


Diego Bravo Carvajal Redactor (I)


Los comerciantes ecuatorianos y extranjeros se observan sigilosamente, con recelo, en las veredas, parterres y parques, en medio de peatones y vehículos. Su acuerdo es protegerse si los agreden o insultan. También se dan voces de alerta para escapar cuando las autoridades realizan los controles del espacio público.


Este Diario hizo un recorrido en varios puntos de la ciudad, y los vendedores nacionales y foráneos coincidieron en que hay disputas por los lugares con alto flujo comercial y de personas. “Nos dicen que nos regresemos para Venezuela”, cuenta un hombre que comercializa chaulafán en La Marín.


Una señora que vende dulces en el mismo lugar, por más de 40 años, comentó que se han dado varias grescas. “Si a los metropolitanos les pegan, peor a los (ecuatorianos) que tienen los puestos”. Dice que los agentes municipales les tienen miedo a los extranjeros.


Con ese criterio coincide un vendedor de ropa de Otavalo, que labora en el centro. “Los venezolanos ocupan muchos lugares con sus coches. Nos piden que nos retiremos porque ellos ganaron sus sitios”. Cuenta que sus compañeros se han agarrado a golpes por los puntos en donde se ubican.


Estefanía Grunauer, supervisora general de la Agencia Metropolitana de Control (AMC), indica que uno de los factores que influyó en el incremento de la informalidad es la migración masiva. En la entidad se indicó que hay 9 606 vendedores ambulantes en la actualidad, pero no hay cifras que detallen cuántos son foráneos. Únicamente se admitió, con base en los operativos realizados, que cerca del 90% es venezolano. “Hay sectores complicados, en donde se han tomado el espacio público”, señala la funcionaria.


Eso ha llevado a que se produzcan enfrentamientos por los sitios con alta afluencia de personas. El 1 de julio ocurrió una pelea en la estación de buses de Tambillo, una parroquia del cantón Mejía, en el sur de Quito. Dos vendedores ecuatorianos, de una organización del lugar, se agarraron a golpes con tres foráneos que se dedican a la misma actividad en la Panamericana Sur. Cinco personas fueron apresadas.


Michael Ordóñez es coordinador general de la Sociedad de Ciudadanos del Mundo, una agrupación integrada por unas 400 personas que defiende el trabajo de los vendedores autónomos no regularizados en Quito. 200 son llaneros, 120 ecuatorianos y el resto de Colombia, Haití, Cuba.


Con base en los datos recopilados por ese grupo, él señala que en este año se han reportado más de 20 altercados entre comerciantes ecuatorianos y extranjeros. Ocurrieron por disputas de espacios para laborar. “Los sitios más complicados han sido los parques de El Ejido y La Carolina. El (altercado) más grave de todos ocurrió en La Marín”, dice el dirigente.

 Otro de los aspectos por los que se producen riñas -indica Ordóñez- es la diferencia de precios. Por ejemplo, un vendedor con permisos ofrece botellas de agua en USD 1, mientras que el informal lo hace en 50 centavos. Además, los problemas no se dan solo con los foráneos, sino también con los comerciantes ecuatorianos informales a quienes tampoco les permiten desenvolverse en su actividad.


La Asociación Civil Venezolanos en Ecuador maneja un registro de 26 000 llaneros radicados en el Distrito desde el 2015 hasta julio del 2019. Su presidente, Daniel Regalado, explica que el 40% de ellos trabaja en las ventas informales y lo hace bajo tres modalidades. En la primera, la mayoría vende alimentos preparados como arepas, gelatinas o chaulafán. El segundo expende esferográficos, lápices, cuadernos o dulces. Y existe una tercera forma que ofrece accesorios de celulares, helados o bebidas energizantes.


Regalado sostiene que en su entidad se han registrado 17 enfrentamientos, entre leves y graves, de comerciantes ecuatorianos y venezolanos desde mediados de agosto. Asimismo, en un mapeo realizado se determinó que los puntos más conflictivos son La Marín, el parque La Carolina y Cotocollao. También las inmediaciones de las avenidas Amazonas y Naciones Unidas, y los exteriores de la parada del Trolebús en El Recreo.


En esta última se vive un ambiente de tensión. Un llanero incluso recordó que hubo una pelea por la que terminó preso porque no le permitieron quedarse allí con sus productos. Un ecuatoriano cuenta que se dio una trifulca porque no le dejaban vender accesorios de celulares. “Hace 8 meses nos golpeamos porque ellos quieren ser dueños de El Recreo”.


Euclides Mantilla, secretario de Seguridad y Gobernabilidad del Municipio, admite que hay conflictos. Dice que por esa razón la Alcaldía ejecuta operativos permanentes para controlar la informalidad en los espacios públicos. Se ha intervenido con énfasis en el Centro Histórico. Al principio se hizo la entrega de exhortos y ahora se despliega el trabajo operativo.


En esta semana, la AMC y los metropolitanos colocaron vallas en La Marín. Una de las alternativas que ofrecen las autoridades es dotar de quioscos para que las personas trabajen de manera formal. Desde el 17 de julio hay 3 800 personas inscritas para participar en el proyecto.


El funcionario enfatiza que las autoridades no dan preferencia a los extranjeros en el momento de desplegar los controles. Acota que los metropolitanos no temen a los venezolanos. “Solo tienen que hacer respetar la ley”. En el 2018 hubo 59 agresiones a los metropolitanos. De enero a agosto de este año han sido 20.



Comerciantes ecuatorianos y extranjeros se disputan los espacios públicos para comercializar sus productos. Incluso se han dado agresiones físicas entre vendedores. 

lunes, 26 de agosto de 2019

Los carros mal estacionados son llevados en grúas

Los operativos se desplegaron en los exteriores de la Iglesia de Fátima / Diego Bravo C. 


200 autos sancionados en Ponceano, en el norte de Quito
 

De los 52 autos que el miércoles 21 de agosto del 2019 fueron llevados con winchas a los patios de retención por estar mal estacionados en los alrededores del estadio de Liga de Quito, unos 30 fueron retirados por sus dueños, hasta el mediodía de este jueves 22 de agosto.

Los propietarios de los carros se acercaron hasta los patios de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT), ubicados en el sector de La Y, y cada uno debió cancelar USD 80. La mitad correspondió al pago de la grúa que se llevó el auto y el resto a la sanción por parquearse inadecuadamente.

La multa para los conductores que estacionan su vehículo en áreas prohibidas es del 10% de un Salario Básico Unificado (SBU), de acuerdo con lo establecido por el Código Orgánico Integral Penal (COIP). Son USD 39,40 que tendrán que pagar los infractores y la reducción de tres puntos de su licencia de conducir.

Darío V. fue una de las personas que acudió a ver el compromiso por Copa Libertadores que Liga de Quito disputó frente a Boca Juniors, y al salir no encontró su vehículo, que había dejado estacionado sobre el parterre de la avenida Diego Vásquez de Cepeda. Comentó que el trámite para liberar su vehículo fue engorroso, ya que hizo dos pagos en distintos bancos.

Mariela Sánchez indicó que le tomó alrededor de dos horas finalizar la diligencia. Señala que las autoridades debieron informar sobre las prohibiciones para tomar precauciones. Danny Gaibor, director de la AMT, dijo que en ese operativo 200 autos fueron sancionados con adhesivos, pero no pudieron llevarse a todos en las plataformas.

Únicamente hubo capacidad para retirar 52. Esos controles forman parte de la campaña denominada Rescatando el espacio público, que se lanzó hace una semana y que hasta el momento, ha sancionado a 500 autos que fueron dejados en zonas prohibidas. El proyecto cuenta con mensajes preventivos en los que se aconseja a los conductores que parqueen sus autos en lugares permitidos.

En la AMT se informó que los operativos serán continuos, no solo en eventos públicos sino en zonas de concurrencia masiva. En el festival del humor realizado en la Plaza Belmonte, el sábado, la AMT se llevó 19 vehículos mal parqueados.

A las 16:00 de este jueves se desplegó otro en las inmediaciones de la Tribuna del Sur y 30 carros fueron sacados con grúas. La misma cantidad fue retirada de los alrededores del estadio Atahualpa, durante el juego El Nacional-Barcelona, por la Copa Ecuador, la noche del miércoles 21 agosto.

Asimismo, se llevaron 10 de los exteriores de la Casa de la Cultura. Para Gaibor, la gente puede optar por otras alternativas de movilización y evitar sanciones.

Una es utilizar transporte público cuando acudan a este tipo de eventos. Con la aplicación MovilizateUIO podrá conocer las rutas de las cooperativas, y elegir la que más le acerque a su destino. Además, los sistemas exclusivos del Trolebús (10 de Agosto) y la Ecovía (6 de Diciembre), operan en la noche y madrugada. Sale un bus cada hora.

Gaibor sostiene que los organizadores de los espectáculos deben prever espacios para aparcar los carros de sus usuarios. Y los conductores deben buscar sitios autorizados para dejar sus automóviles. Los parqueos municipales son otra opción, según Kléver Almeida, coordinador de Cavat, una fundación especializada en la investigación de temas viales.

Las personas que viven en los alrededores de los lugares donde se realizan eventos, esperan que sigan los controles. Fabián Almeida vive desde hace 30 años en la urbanización Los Cipreses, a tres cuadras del estadio de la Liga. Asegura que las personas no respetan su propiedad, se estacionan sobre las veredas y obstaculizan su garaje.

Los asistentes llenan los estacionamientos del Condado Shopping y movilizarse los días en que hay partidos de fútbol resulta complicado. Ramiro Vivanco vive en la calle Gonzalo Serrano, a pocos metros de uno de los accesos al estadio Olímpico Atahualpa.

Manifiesta que las personas que llegan a los encuentros deportivos o a los conciertos no respetan el espacio público: se estacionan sobre las veredas, interfieren los accesos a las viviendas y hacen sus necesidades en los portones. 





Operativos a carros mal parqueados se realizaron en iglesias

Diego Bravo  

Los operativos de autos mal estacionados se intensificaron la mañana del domingo 25 de agosto del 2019 en diferentes puntos de la capital. En la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) se informó que 25 fueron levantados con grúas y trasladados hasta los patios de retención vehicular.

Danny Gaibor, director de esa entidad, manifestó que más de 500 carros han sido llevados en plataformas durante una semana. Esto forma parte del programa denominado RescatandoelEspacioPúblico, con el que se busca que ningún carro ocupe los espacios destinados a los ciudadanos.

“La prioridad es el peatón”, dijo Gaibor durante la intervención de ayer, en la cual participaron más de 50 agentes civiles, quienes se concentraron en el Centro de Matriculación vehicular de la AMT, en la av. De la Prensa e Iturralde.

De allí recorrieron La Prensa y las iglesias de La Dolorosa y de Fátima, en el norte de la urbe. 25 autos fueron retirados. Los propietarios deben pagar una multa de USD 39,4.

La mañana de ayer, los dueños de los carros estaban molestos y reclamaron a Gaibor por las incursiones. “¿Por qué nos cogen cuando nos retiramos? No somos delincuentes. Estábamos ya retirándonos”, dijo Myriam Asimbaña, quien acudió a un restaurante para almorzar junto con su familia en la av. De la Prensa. Lo dejó en la calle porque no hay parqueaderos para los clientes.

Allí se encontraba Verónica Arias. Reclamó que se llevasen su camioneta. “Es domingo, no hacemos daño a nadie”. En las afueras de la iglesia de Fátima, la AMT sorprendió a la gente con cinco grúas que comenzaron a llevarse a los carros mal estacionados. 

Pero la familiar del dueño de un auto azul no permitió a los agentes que lo levantaran en la grúa. Se sentó sobre el capó. Les dijo que sus parientes acudieron a retirarla de la misa y no era justo que se llevaran el auto. Finalmente, los agentes de Tránsito les entregaron una boleta. Motocicletas también fueron llevadas en grúa por ocupar sitios no autorizados.