domingo, 15 de junio de 2025

Un drama histórico e inmortal; la historia del teniente Hugo Ortiz en la guerra de 1941


Un drama histórico e inmortal

Por Bolívar Bravo Arauz

Corría el año fatídico de 1941. En julio, una serie de incidentes en las fronteras de Ecuador y Perú puso en gravísimo peligro la paz continental como acontece en estos días. El Perú con su alevosía, invadió el territorio ecuatoriano a los aciagos días 5, 6 y 7 de julio en la provincia de El Oro y el 23, 24, 25 y 26, con ataques totales por toda la frontera de El Oro, Loja y el Oriente. Se ha escrito bastante sobre estos hechos militares que sufrió nuestra patria y en estas acciones el soldado ecuatoriano dio muestras de patriotismo y heroicidad. Son numerosos los episodios de gran valor.

El 25 de julio de 1941, hubo arrollador ataque peruano en Chacras y fue rodeado un pequeño destacamento. El teniente César Edmundo Chiriboga González y sus 25 soldados combatientes fueron obligados a rendirse. Ninguno cesó de disparar certeramente ante el secular enemigo hasta el último instante. Cayeron acribillados a bala y ninguno sobrevivió.

En el mismo día, declarado glorioso Día de la Armada se producía el combate naval en Jambelí entre el pequeño crucero cañonero ecuatoriano Abdón Calderón y el destructor peruano Almirante Villar, superior, muy superior que tuvo que batirse sin retirada, por los certeros disparos del heroico y pertinaz cañonero que comandaba Morán Valverde.

HEROICO SACRIFICIO DEL SUBTENIENTE HUGO ORTIZ

En los días 1 y 2 de agosto del aciago año, fueron alevosamente atacados con gruesos contingentes de tropa, las pequeñas guarniciones o destacamentos de Yaupi y Santiago en el Oriente ecuatoriano o región Amazónica.

La guarnición de Yaupi fue aniquilada. En seguida, los invasores, en número de 300, armados hasta los dientes atravesaron el río y luego la selva hasta Santiago. Aquí se encontraba el destacamento de 10 hombres comandados por el subteniente de caballería, hoy héroe nacional, Hugo Ortiz Garcés, de 20 años de edad. La guarnición lo formaban junto al subteniente Ortiz, el cabo Julio Jaramillo, los soldados José de los Santos Quiñones, esmeraldeño; Blas Preciado, Jacinto Cáñola, Juan de la Rosa, Manuel Góngora, José Julio Pérez, Gustavo Molina, José García y Segundo Herrera.

2 DE AGOSTO DE 1941.- En la mente del subteniente Ortiz bullen en recuerdos. La matanza del 2 de agosto de 1810 de nuestros próceres que dieron el primer grito de libertad por mulatos peruanos.

Se aproximaba la hora de la prueba del sacrificio, para aquel puñado de valientes defensores de nuestra integridad territorial.

Suenan los primeros disparos, de parte del enemigo sureño, a lo que el denodado y valiente oficial Ortiz ordenó a sus hombres: "Soldados duro con ellos. Disparen hasta agotar el último cartucho ¡Viva la patria!".

Se establece el combate luego de largos y angustiosos minutos en los cuales el ruido atronador de fusiles, ametralladoras y granadas de mano se entremezclaban con los ayes de los heridos y las imprecaciones de numerosos combatientes, se oye la voz del oficial peruano que mandaba alto al fuego.

No se sabe si este alto al fuego fue motivado por la tenaz resistencia de los nuestros o sencillamente una estratagema peruana, una de tantas, para darse cuenta de la situación o probablemente hasta tratar de descubrir las posiciones, y más que nada, localizar el sitio exacto donde se encontraba nuestro héroe, alma y vida de una resistencia que, jamás, pese a su abrumadora mayoría, los peruanos pensaron encontrarla. 

Cuando ya seguramente consiguieron su objetivo, el oficial peruano dirigiéndose al subteniente, le grita: "subteniente Ortiz estás completamente rodeado. Casi todos tus hombres han muerto, ríndete..."

Desde su puesto y tomando su fusil ametralladora, este oficial que era todo fibra y todo corazón, le contesta con voz estentórea: el soldado ecuatoriano no se rinde jamás y rubricando su contestación con una ráfaga de ametralladora, obliga al enemigo a restablecer el combate.

Como el subteniente Ortiz fuera perfectamente localizado por sus atacantes, una ráfaga de ametralladora acribilló su cuerpo, pese a lo cual y haciendo un esfuerzo sobrehumano logra ponerse de pie y con angustia mortal de sus heridas, haciendo un esfuerzo desesperado por gritar, "Viva la Patria", cayó para no levantarse la más.

Cesan los disparos y cautelosamente sale de la espesura de la selva el mismo oficial peruano,  grita a nuestros soldados para que no disparen y les ordena entregarse. Luego se acerca reverente ante el cadáver de Oswaldo Hugo Osvaldo Ortiz Garcés y le dice:"Ecuacho, eres todo un valiente. Todos los ecuachos son bravos y valientes". 

La heroicidad del subteniente Ortiz, la sublimidad de su sacrificio fue tan grande que el mismo enemigo tuvo que reconocerlo. El capitán peruano ordena a su subalterno buscar la bandera del Ecuador, para con ella amortajar el cuerpo de nuestro Héroe Nacional y al enterrarlo en Yaupi, se le rinde todos los errores todos los honores correspondientes a su grado y jerarquía.

En 1960, en el gobierno del doctor Camilo Ponce Enríquez se inauguró su monumento en la avenida América y Mariana de Jesús. Le rinden de honores el Colegio Militar y el Colegio Mejía. Llevan su nombre varias unidades militares, planteles de educación para ejemplo de las generaciones venideras.

Otros hechos igualmente emocionantes fueron numerosos, pero se destacan el del célebre cabo Luis Alfonso Minacho, de heroísmo increíble, que murió disparando al enemigo, juntamente con su hijito, de 12 años de edad, Germán Minacho.

El cabo Minacho murió destrozado, pero su hijito fue capturado por los peruanos y conducido con otros siete valientes, donde, con todos ellos murió.

En la frontera de El Oro, principalmente en el sitio de Chacras, Huaquillas, Quebrada Seca, Carcabón, los batallones Cayambe y Montecristi, en su heroica defensa de nuestra patria casi desaparecieron por completo.

Dolorosos fueron acontecimientos, pero hay que notar que el Perú tenía en 1941, 30 aviones más fuerza blindada y motorizada. Las fuerzas que invadieron el Ecuador eran alrededor de 15 000 hombres y tenían el apoyo de la aviación y artillería.

El Ecuador, en aquel aciago y malhadado año, oponía una fuerza total con 2 000 hombres distribuidos así: 1 819 soldados a lo largo de la frontera de El Oro y el resto diseminado en pequeños grupos de 30 y 40 hombres, entre soldados de línea, carabineros y voluntarios distribuidos en Loja y el Oriente. De manera general, el Ecuador carecía de aviación militar, el armamento era pobre, anticuado y de diverso tipo. Así lo anotan historiadores y cronistas.

Otros valientes que ofrendaron sus vidas en defensa de la Patria y su territorio sagrado: los cabos Tipantuña y Cisneros, capitán Galo Molina. Nelson Galarza y otros, pero cuyo nombre se los guarda con respeto y gratitud imperecedera y en los actuales momentos se ha dicho los nuevos nombres y héroes de Paquisha y Machinasa.

Crónica publicada en 1981. 

jueves, 5 de junio de 2025

Historia de Quito: Páginas desconocidas


Páginas desconocidas

Por Bolívar Bravo Arauz para El Comercio

Iniciado con inusitado brío la construcción del Ferrocarril del Sur, con la constitución de The Guayaquil and Quito Railway Company, sueño dorado de Alfaro de ver realizada la construcción para unir la Sierra y la Costa por el monstruo de hierro, desterrando el difícil y peligroso transporte de lomo de mula, emprendida una lucha tenaz contra la ciega oposición de los conservadores, tuvo la concepción de llevar a cabo la construcción de otros ferrocarriles, una verdadera red que cruce el territorio nacional y así es como el 26 de septiembre de 1906, se firmó el acta y se iniciaron los trabajos del Ferrocarril del Norte. Recuérdese que el Ferrocarril del Sur, con gran alborozo, se inauguró el 25 de junio de 1908, en la segunda Presidencia del viejito Alfaro. 

El acta firmada está concebida en los siguientes términos.

"En la quinta de las Hermanas de la Providencia, a orillas del Río Machángara, por donde pasa el trazo de la línea férrea, el general Eloy Alfaro, encargado del Mando Supremo de la República, los ministros de Estado, el jefe civil y militar de la provincia, el ingeniero de Gobierno, el Sr. Benoni Lockwood, con su respectivo cuerpo de ingenieros en representación de Guayaquil and Quito Railway Company y varias personas notables del lugar, con el objeto de inaugurar solemnemente los trabajos de prolongación del ferrocarril Ibarra; el señor Lockwood puso en manos del Jefe de Estado, general Alfaro, para que iniciara la apertura de la vía.

El general Alfaro dijo: "En nombre del progreso de la República, doy principio a los trabajos de este nuevo ferrocarril". Luego dio la palabra al ministro de obras públicas, Dr. Manuel Montalvo. Firmaron el acta el general Alfaro, el Dr. Manuel Montalvo, el señor C. Echanique, los generales Julio Román, Flavio Alfaro, ministros de Estado, los ingenieros H. P. Ruque, W. Wochman, Benoni Lockwood, R. Linton, J. B. Morris, Henry Hidern y los funcionarios del Estado Dr. Belisario Albán Mestanza, José Peralta, Abelardo Moncayo, Celiano Monge, R. Vallarino, Colón Eloy Alfaro Paredes, Francisco Arbelaez, O. Pareja, O Pasquel, Rafael Uribe, Francisco Valdéz, mayor F. Franzani, miembro de la Misión Militar Chilena, comandante Ricardo Garzón, comandante Teodoro Donoso, Ricardo Félix A. Silvers, José Moncayo, Antonio Cepeda, Sergio Enríquez, Eliseo Vélez, José Sosa y siguen muchas firmas.

El subsecretario de ministro de el subsecretario del Ministerio de Obras Públicas, Antonio C Toledo. También se dio comienzo a la construcción de tramos de ferrocarril de Chone a Santa Ana, de Puerto Bolívar a Piedras, Sibambe, Cuenca y al mantenimiento de varias carreteras conforme lo permitían las posibilidades.

Al Oriente

Otro de los empeños de Eloy Alfaro fue la construcción de un ferrocarril al oriente que llevaría al país a las selvas amazónicas, a las que tiene justo y legítimo derecho. Se conoce de sobra que salió de Quito con gente quiteña, con indios quiteños, la expedición descubridora del gran río de las Amazonas, el río de Quito. Fue el resultado del sacrificio de los quiteños de su esfuerzo, de su sangre llevada a feliz término por el intrépido capitán Francisco de Orellana, el fundador de Santiago de Guayaquil.

Acaso no nos recuerda esta histórica gesta y glorioso descubrimiento quiteño, realizado en 1542, una gran placa pétrea colocada en los muros de nuestra catedral metropolitana.

El conde Chanarcé propuso la construcción de un ferrocarril al Oriente ecuatoriano, previa a la concesión de tierras para la explotación. El país no estaba en condiciones económicas de construir un ferrocarril de esta naturaleza.

Alfaro consultó la opinión pública a través de sus gobernadores y le fue adversa. El país rugió y hoy nos hemos quedado sin el ferrocarril y enormes extensiones de tierras del Oriente por la perfidia y la voracidad del enemigo del sur.


sábado, 24 de mayo de 2025

Historia de Quito: celebración del centenario de la Batalla de Pichincha



Celebración del centenario de la Batalla de Pichincha 

Por Bolívar Bravo Arauz para El Comercio

Para celebrar dignamente el primer centenario de la Batalla de Pichincha, el Congreso de 1919 dictó un decreto por el cual se establecía una Junta del Centenario. Esta se integró el 2 de enero de 1920.

La Junta del Centenario consideró que las obras de mayor urgencia en las que debía emprender eran la canalización y pavimentación de la ciudad. 

Para los trabajos de canalización y alcantarillado, habían efectuado estudios la extinguida Junta del Agua Potable de Quito, el Ministerio de Obras Públicas y el Municipio de Quito. La Junta creyó conveniente aprobar el estudio del ingeniero W. Schoeter.

El 25 de Agosto de 1921, se firmó el contrato, para la canalización de una sección de la ciudad, comprendida entre las calles Olmedo, Cuenca, Rocafuerte y Flores, incluyéndose además la canalización de la calle Guayaquil hasta la calle Elizalde y de la calle Maldonado hasta el puente sobre el río Machángara que debía estar terminado antes del 24 de mayo de 1922. A la misma fecha debía estar terminada la pavimentación de una sección de la ciudad. El valor del contrato de canalización fue de 390.843 sucres.

En 1921, se licitó la obra de pavimentación de la ciudad; a la licitación concurrieron el Ing. Manuel A. Navarro, quien presentó el sistema bitulitico y otras firmas que abogaban por la colocación de adoquines. Luego de un informe del ingeniero Ernesto Franco se aceptó y así el 21 de abril de 1921, se aceptó la propuesta del Ing. Navarro. Debía hacerse la pavimentación de la ciudad con hormigón asfáltico según el procedimiento de la casa Warren Bross Company firmándose la respectiva escritura. 

Debía pavimentarse una superficie de 150 000 metros cuadrados. Se pagaría había 14 sucres por cada metro de pavimento, siendo por lo tanto el valor del contrato de dos millones, cien mil sucres, con la obligación de dejar toda la maquinaria y herramienta y más accesorios en beneficio de la junta. Además, el contratista garantizaba que el material y la mano de obra sería de la mejor clase y que, además, el contratista se obligaba a reparar cualquier desperfecto o daño durante el plazo de cinco años contados desde la fecha de entrega.

Es natural que hubo problemas en los trabajos como los referentes a las tuberías de agua potable y, sobre todo, por los rieles de los tranvías eléctricos que circulaban en la ciudad. Se consintió en la en la colocación de postes que obstruían las calles y aceras con peligro para los transeúntes y pasajeros de los tranvías. El contratista debía entregar 50.000 metros pavimentados antes del 24 de mayo del 1922.

La pavimentación debía cubrir las siguientes calles, reemplazando el antiguo empedrado: Avenida 24 de mayo entre las sección Imbabura y García Moreno; García Moreno entre 24 de Mayo y Olmedo; Venezuela entre Rocafuerte y Olmedo; Guayaquil de Rocafuerte a la Alameda; Maldonado entre Rocafuerte y puente sobre el Machángara; Rocafuerte entre García Moreno y Maldonado; Bolívar entre Cuenca y Flores; Sucre entre Cuenca y Guayaquil; Bolivia (hoy espejo) entre García Moreno y Flores; Chile entre Cuenca y Flores; Mejía entre García Moreno y Guayaquil; Olmedo entre García Moreno y Guayaquil; Flores entre Rocafuerte y Chile; Plaza de Santo Domingo entre Rocafuerte y Chile y Cuenca entre Chile y Bolívar.

El Congreso de 1921 constituyó la junta con nuevos miembros. 

Como obras a efectuar también se consideró la rectificación de la Avenida Colombia, para la regularidad y ensanche de la calle. Debía hacerse la expropiación de los terrenos necesarios, la construcción de una gradería que ponga en comunicación la calle Arenas con la Benalcázar.

Se consideró la realización de obras indispensables para el embellecimiento de la entrada sur de la ciudad mediante el ensanche de la carrera Maldonado, desde el puente del Machángara hasta el Parque Centenario, a expensas de una faja perteneciente al huerto del convento del Buen Pastor; el arreglo de las aceras de las casas frente al Parque La Recoleta. El empedrado de la avenida 18 de septiembre, hoy 10 de agosto, desde El Ejido hasta la avenida Colón y la construcción de dos acueductos que cruzan dicha avenida. La nivelación de la calle Vargas con un costo de 5.000 sucres, el relleno del hueco de la quebrada Jerusalén para la canalización del puente de los Gallinazos. 

El costo de estas obras ascendió a 1'100.000 sucres. 

Luego, la Junta entró a considerar el programa de las fiestas. Se acordó la acuñación de medallas conmemorativas de las fiestas. Se contrató con el artista Luis F. Veloz la restauración de 500 cuadros de las iglesias y conventos de San Agustín, San Francisco y la sacristía de la iglesia de Guápulo. 

El contratista comenzó su trabajo en la sala capitular de San Agustín. Con el artista Antonio Salgado se contrató la construcción de una fuente con la escultura La Insidia a colocarse en el parque de Mayo. Se acordó la realización de una gran exposición de artes e industrias a presentar en los pabellones del nuevo hospital civil (hoy Eugenio Espejo que no se inauguraba).

Foto: archivo particular. 





domingo, 18 de mayo de 2025

Historia de Quito: el negro Ceferino Congo


El negro Ceferino Congo 

Por Bolívar Bravo Arauz para El Comercio

La real orden mercedaria tiene en sus páginas de recuerdos hechos gloriosos. Es redentora de cautivos, según su fundador San Pedro Nolasco. Fray Hernando de Granada fundó la primera escuela para niños en esta ciudad, ya con el apoyo de su amigo, Sebastián de Benalcázar. 

En épocas de la guerra independencia y sobre todo la Batalla de Pichincha, jugó un rol importante. Por primera vez, flameó el tricolor nacional en las torres El Tejar que guarda el recuerdo del Padre Bolaños.

Se cuenta que el padre Leopoldo Roldán Cajas al visitar el pueblito de Perucho, le dieron una agradable sorpresa al regalarle un negrito del Chota, al que le pusieron el nombre de Ceferino Congo. El negro Ceferino era un muy reconocido en Quito. Usaba lentes era alto y fornido.

El negrito resultó mudo, pero vivo, despierto, servicial e inteligente. Todo lo que le enseñaba el Padre Roldán aprendía sin dificultad. Al regresar el Padre Roldán de un viaje que había realizado a México, le sorprendió la muerte y el pobre negrito perdió a su querido patrón. Era apreciado en la comunidad. 

Ceferino Congo fue encargado de dar cuerda al reloj de la torre de La Merced que fue traído por el Padre Alban hace siglo y medio. Además se encargaba de la iglesia para las misas y honras fúnebres, Ceferino regulaba el reloj cuando se cuando se atrasaba subiera la torre estaba el pabellón y bajaba también la bandera pero previamente izaba el tricolor nacional.

Iba a la biblioteca, a la magistral biblioteca de la orden, cogía un libro lo hojeaba y luego lo aprobaba con la cabeza, como diciendo es muy bueno.

Ceferino dejó gratos recuerdos.

En la Orden Mercedaria de la época no puede olvidarse al padre Joel Leonidas Monroy, cuencano, venerable sacerdote, autor de importantes obras de carácter histórico y promotor de la coronación de Nuestra Señora de la merced de Quito. A la época puede recordarse a los padres Juan Ignacio Moreno, Francisco Rueda, Coronel, Calderón, Guillermo y Benjamín Bravo Cabrera, y últimamente los padres Luis del C. S. Acuatias, Visitador, Santamaría, Cadena y al dinámico Padre Octavio Proaño. También es notable el Padre Pedro Armengol Villafuerte.

No puede olvidarse en esta pequeña crónica a un antiguo educador, el hermano Valenzuela, y sus compañeros Maldonado, Egas, Benigno Mejía, todos fallecidos.

Igualmente, se recuerda que el negrito Ceferino Congo, un buen día, se presentó en la iglesia vestido de blanco para que le den la primera comunión. Era muy diligente; hacía mandados; recorría el convento, ayudaba en la cocina.

Despertaba admiración, pues por sus formidables fuerzas y solito replicaba la gran campana de la Virgen, moviendo el gran badajo. Se relata que esta campana fue una de las tantas revoluciones que hemos tenido y perdió su gran sonoridad.

Se aclara que Congo tenía buena vista, pero le gustaba usar anteojos y salir con buche a la calle. Saludaba con todos y a todos. Les daba la mano demostrando gran sociedad lo que hacía que todos lo quisieron. 

Cuando el negrito Ceferino enfermó y y murió, su fallecimiento fue muy sentido y constituyó una grave pérdida para la comunidad mercedaria, pues era un útil y abnegado servidor.

Foto: archivo familiar. 

domingo, 11 de mayo de 2025

Historia de Quito: crónicas humorísticas-La Tela de Araña 1925-26


Por Bolívar Bravo Arauz para El Comercio. Una crónica sobre la historia de Quito.

Crónicas humorísticas-La Tela de Araña 1925-26

Quito atravesaba el primer cuarto de siglo. El 9 de julio de 1925, la liga de militares jóvenes dio al traste con el gobierno para "terminar la tiranía bancaria", especialmente del Banco Comercial y Agrícola apresando a su gerente don Francisco Urbina Jado. Se formó la Junta de Gobierno integrada por eminentes ciudadanos: Luis Napoleón Dillon, Modesto Larrea Gijón, José Rafael Bustamante, Francisco Arízaga Luque, Pedro Pablo Garaicoa, Francisco J. boloña y el general Francisco Gómez de la Torre, para las diferentes carteras.

Se inició la reforma tributaria y se decretó la creación del Banco Central, pero la Junta cayó. Se formó la Segunda Junta de Gobierno compuesta igualmente por valiosos y prestantes elementos tales como Humberto Albornoz, Julio Moreno Peñaherrera, Homero Viteri, Isidro Ayora y Adolfo Hidalgo Nevares. 

En abril de 1926, el doctor Ayora fue llevado a la presidencia por la junta militar presidida por el comandante Juan Ignacio Pareja e integrada por el teniente coronel Telmo Paz y Miño, mayores Federico Struve, Sierra Paredes, Morán Estrada, capitán Alfaro del Pozo

Vino la misión Kenmerer e inició una era de verdaderas reformas.

Un recordado periodista, don Leonardo Echeverría, quien en 1917 publicara La Langosta inició la publicación del periódico que llevaba el título de Tela de Araña. 

En las páginas del periódico existen sabrosas crónicas. Una de ellas en verso y que se refiere a la época abril de 1926, y dice:

Hablemos de modas 

De moda, alzarse el traje
de moda, los ternos todos
de moda al hacer un viaje
a Telaraña las moscas 

Y aquí vienen las chiquillas,
con cuartillo de vestidos
enseñando las rodillas
a buenos y corrompidos.

Y a unas viejas pretenciosas
con sus canillas agudas
haciéndose las donosas
y un tanto desvergonzadas
y hasta las viejas han visto
al ver pasar una guambra
él pasa muy tiesa y muy lista
le dicen con ira: samba...! 

De moda está el socialismo
de moda, la Misión Kenmerer
de moda, el bolcheviquismo
de moda siempre el querer 

Lo que ya pasó de moda
fue el botón Córdoba y sus ministros
pues hicieron buena poda
los militares más listos

Y entraron de moda aquellos
y de moda sigue siendo
para esposas guapas, bellas
y si llevan muchas estrellas.
Lo que la moda ha empezado
en hacer locas de amor
a toda Eva que ha llegado
a saborear el tambor.

Luego hay la letanía a San Isidro ayora. dice así:

Oh glorioso Isidro Ayora!

Dad a los oportunistas
el aviso de que aún no es hora.
Si te acosan muchos canes
soltad a los edecanes.

Y si alguien mucho ha llorado
hacedle que le consuele
tu secretario privado

San Leonardito Palacios
impide tú los ascensos
de los pelos muy lacios 

Y si más te piden la toga
haz que pasen por la vista
de Ángel Isaac Chiriboga 

Si Carlitos Ordeñana
obliga a tus empleados
que vayan más de mañana.
Si una maestra llora a mares
entrégale al calladito
a José María Suárez 

Si Homerito Viteri Lafronte
te tira del consulado
mándale que se consulte
con Carlos Manuel Larrea 

Si Pedro Pablo Egüez
todos te agradeceremos
la energía que despliegues
si de tu agrado no sea
algún director de diario
será Valverde Rumbea
San Julito Moreno
o todos los pícaros
ordénales pongan freno.
Y si acaso no pudiera
amonestar le toca
a Isaac J. Barrera

Y San Pedrito Núñez
a los que suben el cambio
recórtales las uñas
en tu puesto eres el rey
por lo tanto mándales a ahorcar
con Manuelito Stacey.

San Lino Cárdenas, dile
a Santa junta de Beneficencia
que en arriendos se estire

San Enrique Bustamante
el más alegre milagrero
deja de ser tunante
sólo así tu secretario
en todos los matrimonios
vestirá escapulario. 

San Guillermito Burbano
pon mordaza a las placeras
como hombre, no como hermano.
Más si no puedes hacerlo
descarga tu poderío
en el audaz Jorge Merlo.

 Oh santos descoyuntados
Oh tenientes políticos
del todo necesitados
rogad que haya matrimonios
de bocas pintadas
y pocas feas con moños
para que así seamos dignos
de alcanzar vuestras promesas.
Amén. 

Para entender la letanía, se hace indispensable conocer la nómina de alto de los altos funcionarios de la época: presidente-dictador, Dr. Isidro Ayora. Ministro de Gobierno, Julio E. Moreno P.; subsecretario, Isaac J. Barrera; ministro de Relaciones Exteriores, Homero Viteri Lafronte y subsecretario, Carlos Manuel Larrea. Ministro de Instrucción Pública, Carlos Ordeñana y subsecretario José María Suárez M. 

Ministro de Previsión Social, Pedro Pablo Egüez y subsecretario, Luis Valverde Rumbea. Ministro de Defensa Nacional, Leonardo J. Palacios y subsecretario coronel Ángel Isaac Chiriboga Navarro. Secretaria privado de la Presidencia, Julio Endara M., ministro de Hacienda, Dr. Pedro L. Núñez y subsecretario Manuel Stacey.

Director de la Junta de Asistencia Pública, doctor Lino Cárdenas, director de Registro Civil, Enrique Bustamante L., intendente general de Policía, coronel Guillermo Burbano Rueda y secretario, licenciado Jorge Merlo.

Crédito de la foto: archivo particular.
Pie de foto: la Plaza Grande antes de la instalación del monumento de la Independencia. Tiene abundante vegetación y árboles. Al fondo, el Palacio de Carondelet.  

lunes, 5 de mayo de 2025

El Teatro Nacional Sucre


 Por Bolívar Bravo Arauz para El Comercio 

En el Centro Histórico de Quito, Centro Colonial, se yergue el Teatro Nacional Sucre, escenario de grandes presentaciones artísticas y culturales, de antiguos debates universitarios estrictamente académicos e inolvidables veladas.

Desde los tiempos de la colonia, muy grande ha sido la afición de la sociedad quiteña por las presentaciones dramáticas. A ellas concurría lo más granado de la ciudad y se realizaban cuando se celebraba el nacimiento de algún príncipe, se alzaba la bandera por el Rey o se trataba de la premiación solemne a fin de cada año en los colegios que los había muy pocos. Las piezas elegidas cuando no eran de Lope de Vega o Tirso de Molina (Gabriel Telles) se referían a lo divino y las más de ellas sabían a autos sacramentales que se llevaban a cabo en la sala de San Luis o el Convictorio de San Fernando.

Ha quedado para la historia del recuerdo de la función que prepararon los próceres de nuestra independencia y que juzgaron adecuadas como La Araucana y el Catón de Utica, velada que se llevó a escena en el convictorio de San Fernando (hoy colegio de los Corazones) y que cayó bien en el ánimo de los quiteños que ya soñaban con la emancipación.

Hay que recordar que, en los primeros años de la República, visitaban de vez en cuando la capital y el puerto de Guayaquil afamadas compañías extranjeras que no tuvieron éxito y cosecharon únicamente admiración y aplausos.

El Congreso Extraordinario de 1867, reunido en Quito y presidido por el doctor Manuel Angulo proscribió corridas de toros y declaró atribución de los municipios la construcción de teatros en el territorio de las municipalidades La primera disposición se cumplió estrictamente con la entrega que caracterizaba al gobierno de entonces, de García Moreno. Lo segundo se lo realizó la entidad municipal.

En marzo de 1877, el ministro de lo interior, don Pedro Carbo, aprobó a nombre del gobierno de los estatutos de la sociedad La Civilización, formada por hombres cultos de la época y le concedió el terreno y la casa de la carnicería, para que allí se construya un teatro en el plazo de dos años.

Habían transcurrido siete meses cuando un nuevo comité compuesto por los jóvenes liberales entusiastas, con Luis Salvador que representaba como delegado del Ejecutivo, procedió a la demolición de una vetusta galería que fue construida por el presidente de la Real Audiencia, Villalengua, para que desde allí se presencien las lidias de toros.

En el periódico El Fénix, se burlaban de este proyecto de teatro para la juventud.

En 1880, se dio principio a la construcción del teatro mediante un contrato celebrado entre el gobierno del general Ignacio de Veintimilla y Leopoldo Salvador.

En 1887, nuestro historiador Don Pedro Fermín Cevallos anotaba que el sólido y gran Teatro Nacional se hallaba concluido y que Su costo era de ciento once mil sucres. La construcción había durado 7 años.

SOLEMNE INAUGURACIÓN

La solemne inauguración se llevó a cabo el 15 de noviembre de 1887, a las ocho y media de la noche, con la actuación del célebre pianista de París, capitán Voyer. El himno nacional fue ejecutado por la orquesta y banda de Artillería. El programa desarrollado fue el siguiente: 

1.- Marcha Indiana arreglada para el piano por el capitán Boyer.

2.- Estudios en La Menor de Thelberg.

3.- Sonámbula de Thelberg y un Allegro en La Menor con acompañamiento musical de gran orquesta.

Por el escenario del Sucre han desfilado célebres cantantes de ópera, actores dramáticos y cómicos, operetas, zarzuelas y compañías de renombre.

En una crónica corta como ésta, no podemos olvidar el gran papel del tramoyistas, utileros y de una gran cantidad de actores y gente de teatro que trabajaban tesoneramente para deleitar al público y también para ilustrarlo, pues el teatro es el medio de arte y cultura.

En el sucre se han presentado, entre otros artistas, pianistas de la talla de Arturo Rubinstein, bailarinas como Carmen Amaya, balletistas como Tamara Toumanova.

Por allí también ha desfilado conjuntos y artistas ecuatorianos como la recordadas compañías de Marina Moncayo y Marco Barahona, Telmo Vásconez, Tita Merizalde, Leonardo Páez, Eduardo Albornoz, María Victoria Aguilera, el popular y querido Ernesto Albán Mosquera que está celebrando sus bodas de oro de vida artística, Carlota Jaramillo de Araujo y una interminable lista de artistas nacionales que han cosechado muchos triunfos artísticos.

En 1900, hubo necesidad de efectuar formales reparaciones en el Teatro Sucre y el General Eloy Alfaro, Presidente de la República, dispuso que se contratase con el mismo arquitecto que trabajó los planos del Teatro las reformas indispensables. Cambió el techo; puso un cielo raso con armaduras y cubierta de hierro y acero y varió el piso de la platea con la suma de cinco mil sucres. Se pidió a Europa los mejores asientos.

En la presidencia de Galo Plaza Lasso, siendo ministro de Educación y subsecretario los licenciados Gustavo Darquea Terán y Humberto Vacas Gómez, respectivamente, se procedió la remodelación del hermoso teatro, bajo la dirección del director de Construcciones Escolares, Ing. Eugenio Klein. 

Con gran dirección y técnicas se hicieron trabajos de cambios en el cielo raso, pisos, escenario, cambios de asientos de butaca, arreglo de galería, hall de entrada, dotándole de gran belleza, hermosura y comodidad dignas del primer teatro de la capital.

Fotografía: archivo particular. 

martes, 29 de abril de 2025

Historia del Ministerio de Educación


Por Bolívar Bravo Arauz para El Comercio

A lo largo de la vida republicana, la educación ha sido uno de los principales campos de acción de los gobiernos ecuatorianos.

Se debe recordar que, el 13 de mayo de 1830, las corporaciones y los padres de familia resolvieron constituirse en Estado libre e independiente. El 11 de septiembre del mismo año, se reúne el Congreso Constituyente en Riobamba y nombra presidente del nuevo Estado al general Juan José Flores.

Uno de los decretos importantes, aprobados por esta primera Asamblea Constituyente, declaraba: "La capital del Estado Ecuatoriano será siempre e irrevocablemente la ciudad de Quito". Se eligió también para Vicepresidente de la República al brillante patriota y excelso poeta guayaquileño, José Joaquín de Olmedo Maruri.

El presidente Flores, de acuerdo con la Constitución aprobada, Art. 38, estableció un Ministerio de Estado dividido en las Secciones de Gobierno Interior y Exterior y de Hacienda. El despacho de Guerra y Marina se puso a cargo del Jefe de Estado Mayor del Ejército. El 23 de septiembre se nombró para Ministro Secretario del Despacho al Dr. José Félix Valdivieso. Se hizo cargo del portafolio el 15 de noviembre, fecha que estuvo al frente el doctor Esteban Febres Cordero, Secretario General.

Por decreto del 3 de noviembre de 1831, el presidente Flores creó el Ministerio de Hacienda. 

De acuerdo con la Constitución Política de 1835, Art. 69, se establecieron tres ministerios de Estado: De lo Interior y Relaciones Exteriores, de Hacienda, Guerra y Marina.

Durante la vida republicana, han prestado la mayor atención al desarrollo de la educación los regímenes de Rocafuerte, García Moreno, Eloy Alfaro y Leonidas Plaza Gutiérrez.

El Ministerio de instrucción pública aparece como tal en los comienzos de este siglo.

La Asamblea Constituyente, reunida en 1897, (luego de la transformación liberal, 5 de junio de 1895), con fecha 1 de junio, creó el Instituto Nacional Mejía con las secciones de primaria secundaria y normal.

En 1901,se crean en esta ciudad los institutos pedagógicos para señoritas y varones, los normales Juan Montalvo y Manuela Cañizares de relevante servicio a la educación ecuatoriana durante 75 años.

Al frente del Ministerio de Instrucción pública vemos al comienzo del siglo al doctor José Peralta como uno de los ministros más destacados del régimen liberal y que luchó ardorosamente por la implantación de laicismo. Hombres eminentes, educadores de fuste, ilustres escritores, periodistas han desfilado por el ministerio, realizando una labor altamente beneficiosa y positiva para el país y dejando una huella luminosa.

Los 82 ministros de Educación por orden cronológico son los siguientes: Dr. José Peralta, Dr. Julio Arias, General Julio Andrade, Luis A. Martínez, Dr. Ángel Espinosa, general Julio Román, Dr. Francisco Martínez, Dr. Alfredo Monge, Dr. César Borja, Dr. Alejandro Reyes, Dr. Carlos Rendón Pérez, Dr. Carlos R. Tobar, Dr. León Becerra, Luis Napoleón Dillon, Dr. Manuel María Sánchez, Dr. Carlos Tobar y Borgoño, Rafael Pino Roca, Dr, Manuel Eduardo Escudero, doctor Pablo A. Vasconez, Dr. Francisco Arizaga Luque, Dr. Alfonso Hidalgo Veneres, Dr. Homero Viteri Lafronte, Dr. Carlos Ordeñana, Dr. Daniel Córdova Toral, Dr. Manuel María Sánchez (segundo periodo), Dr. Ángel Modesto Paredes, Dr. Francisco Pérez Borja, Dr. Manuel Cabeza de Vaca, Dr. Manuel Benjamín Carrión, Dr. Leopoldo Izquieta Pérez, Dr. Catón Cárdenas, Dr. Aquiles Rigail, Luis F. Villamar, Dr. Antonio Parra Velasco, Dr. Franklin Tello. Dr. Carlos Hurtado Flor, Dr. Reinaldo Espinosa, Carlos Zambrano Orejuela, Dr. José A. de Rubira Ramos, coronel Guillermo Burbano Rueda, general Marco de León, coronel Francisco Urrutia Suárez, Dr. José María Estrada Coello, Guillermo Bustamante, Dr. Abelardo Montalvo, Dr. Carlos Pérez Sánchez, Dr. Alfredo Vera, Jaime Chávez Ramírez, Marco Tulio González, ingeniero Pedro Pinto Guzmán,  Dr. Alfonso B. Larrea, Dr. Miguel García Moreno, Lic. Gustavo Darquea Terán, Dr. Carlos Cueva Tamariz, Fernando Cháves,  Dr. Ricardo Martínez Cobo, Dr. Alberto Cordero Tamariz, Dr. Alfonso González, ingeniero José Pons Vizcaíno, Dr. Enrique Arroyo Delgado, José Luis Alfaro Bahamonde, Dr. José Vaquerizo Maldonado, Dr. Leonidas Ortega Moreira, Dr. Sergio Quirola Alarcón, Dr. Gonzalo Abad G., Lic. Humberto Vacas Gómez, Dr. César Jaramillo Pérez, Dr. Luis Monsalve Pozo, Dr.  Carlos Larreátegui, Dr. Fabián Jaramillo Dávila, Dr. Cicerón Robles Velázquez, Dr. Hugo Larrea Benalcázar, Lcdo. Alfonso Arroyo Robelly, Dr. A. Solórzano, Dr. Francisco Jaramillo Dávila, Dr. Luis Pachano Carrión, general Vicente Anda Aguirre, general Guillermo Durán Arcentales, general Gustavo Vásconez y Vásconez, general Fernando Dobronsky Ojeda y actual Dr. Galo García Feraud.  

El Magisterio ha ido obteniendo muchas conquistas: Ley de Escalafón y Sueldos, Ley de Cesantía y una positiva mejora, el Convenio de Jubilación Especial, (1964), siendo ministro del ramo el  Lcdo. Vacas Gómez.

La labor ha sido ardua y difícil, sobre todo por los pocos recursos que significa la educación. Sin embargo, se ha hecho mucho. Campañas de alfabetización, construcciones escolares y equipamiento de los planteles respectivos. Afanes de reforma educativa. El panorama ha cambiado mucho y hoy con gran orgullo vemos cómo se han sembrado escuelas y colegios en diferentes regiones de la República. Antes había que castigar, multar para que manden a los niños a las escuelas. Hoy se considera un privilegio ser aceptado en los establecimientos de educación. Los tiempos y las mentalidades cambian.

Foto: archivo particular. Es la antigua casa del expresidente de la República, Gabriel García Moreno, en donde funcionó por varios años el Ministerio de Educación. En 1998, la Dirección Provincial permanecía allí. Actualmente, ese inmueble es patrimonial. El hijo de Gabriel García Moreno vivió allí hasta 1931. La vivienda es de estilo neoclásico. El Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) busca que en esa casa se instale el Archivo Histórico de la Ciudad. La casa se localiza en las calles Rocafuerte y Guayaquil, frente a la Plaza de Santo Domingo.