sábado, 21 de diciembre de 2024

La historia y trayectoria de uno de los toreros más icónicos de Quito

 


Quito es una ciudad mágica en donde siempre han aparecido cientos de personajes ilustres e icónicos que son recordados hasta la actualidad. Sin embargo, también hay otros que han sido olvidados con el pasar de los años y absolutamente nadie los recuerda. Su paso en las calles y plazas de la capital del Ecuador se borraron para siempre. Por eso, me es relevante recordarlos y eso solo se puede hacer mediante una búsqueda exhaustiva en hemerotecas, bibliotecas o archivos históricos. Como periodista de Comunidad, mi misión es rescatarlos y tratar de darles algo de vigencia nuevamente para que la cultura, historia y tradición de la ciudad no se pierdan. 

En esta ocasión, mis investigaciones me llevaron a encontrar la historia de José Díaz, conocido torero al que popularmente lo bautizaron como "El Quiteño" a inicios del siglo XX. Inició sus andanzas en los ruedos taurinos en 1898 como banderillero y se retiró en 1937; es de decir, en la época más linda y romántica de la ciudad. A continuación, transcribiré íntegramente la entrevista que le hicieron en diario en El Comercio y que se publicó en 1959 cuando tenía 70 años. Sin lugar a dudas, se trata de una joya histórica. Esta entrevista fue realizada y escrita por el periodista que tenía como seudónimo Asoleado. 

La fotografía corresponde a Diario El Comercio. 

"El Quiteño" recuerda cuando se lidiaban toros de 24 arrobas en Quito y no se conocía el afeitado

José Díaz es el decano de los toreros nacionales. Empezó como banderillero en 1898 y se retiró en 1937. Ha toreado en Panamá, Colombia, Venezuela, Perú y Bolivia. Recibió la alternativa en 1914 de manos de Francisco Carrillo siendo testigo Manuel Moreno "El Bravo". Una cornada le partió la femoral.

Cuando se conoce que vive vive aún un taurino como "El Quiteño", decano de los toreros ecuatorianos y uno de los aficionados más antiguos que existe en Quito, no pudimos dejar que pase más el tiempo, sin conversar con él. Fuimos a un salón cercano y solos los dos, revisamos toda una época de la fiesta brava en Quito.

-¿Su nombre? 

José Díaz.

-¿Edad?

Setenta años.

-¿En qué año comenzó su vida activa en los ruedos?

En 1898.

-¿Y se retiró?

En 1937 en La Arenas.

-¿Su primera salida a los ruedos?

Como le dije, en 1898, formamos una "cuadrilla juvenil" con el asesoramiento de Sebastián Rivero (Chaleco), por eso me bautizaron como "Chaleco II". 

-¿Antes de eso ya iba a la plaza?

Unos tres años antes a la plaza de Guancacalle, bajaba al burladero los toros del pueblo, pero no tenia valor para enfrentarlos.

- ¿Quiénes eran los más entusiastas por la fiesta brava en ese tempo?

Existía el Club "Ecuador", formado por los señores Larrea, Gómez de la Torre, Seminario, Zaldumbide, y los presidía don José Rafael Bustamante, pero el más entusiasta, quien era el el organizador de festejos y tentaderos, era el "Mono" Torres.

- ¿Por qué se decidió por el profesionalismo?

Por estos jóvenes que he nombrado, siempre me llevaban a las haciendas a torear y con tanto entrenamiento me sentí torero.

- ¿Cómo empezó?

Como todos los matadores de ese tiempo, empecé como banderillero.

-¿Quién le dio la alternativa? 

Francisco Carrillo, siendo testigo Manuel Moreno "El Bravo". Esto fue en 1914.

-¿Qué alternantes recuerda? 

A Conejito de Caracas, El Chispa, Chaleco. Como banderiIlero salí con Valentín y Faico.

-¿Ha salido fuera del país? 

En 1909, a Panamá, Colombia, Venezuela, Perú y Bolivia, en calidad de banderillero de algunos matadores. 

-¿Tuvo algo sobresaliente esta gira?

Si, en Panamá en un concurso de banderilleros, gané el trofeo donado por el Presidente Abaldi,

-¿Ganó dinero en los toros? 

Mucho.

-¿Cuánto le pagaban por una corrida?

De banderillero, en Quito, máximo 300 sucres. En el exterior llegué a ganar el equivalente a mil sucres. Como matador en Quito, el sueldo más alto que gané fue el de ochocientos sucres.

- Como banderillero afuera, ¿ganó más que de matador en Quito?

Es raro, pero así fue.

- ¿Cuáles eran las principales ganaderías de su tiempo?

Pedregal de doña Mercedes Velasco de Gomes, Antizana, de dona Josefina Villavicencio de Guarderas, Yanshurco, de don Santiago Velasco; Tambo, de don Octavio Escudero; Turubamba. de la familia Fernández Salvador y Pullurima, de donde fue el toro que mató al Señorito.

- ¿El mejor toro que ha toreado en su vida?

De Pedregal en 1932, "Criminal" era su nombre.

-¿Los toros criollos de antes eran más bravos que los de ahora?

Mucho más bravos y de más peso, porque luego de escogidos, los ganaderos les daban de comer.

- ¿Cuánto costaba un toro bravo en esa época?

Lo más caro era ochenta sucres y de 22 a 24 arrobas.

- Ahora piden mínimo dos mil ¿Toreaban astados afeitados? 

Eso no se conocía en ese tiempo.

- ¿Había suerte de varas?

Una vez, cuando "El Chispa" trajo como picador a Francisco Pardal, y recuerdo que un toro de Pedregal recibió siete puyazos, con la puya que se usaba en esa época, que hacía mucho menos daño que la de ahora.

- ¿Su mejor momento taurino?

Es uno que demuestra la honradez profesional que existía en ese tiempo. Venía Valentín contratado por 10 corridas, y раra asegurar el éxito de la primera, yo y el Empresario don Andrés Orcés, escogimos una corrida "terciadita" de Yanahurco de don Santiago Velasco. Viéndola el día viernes antes de corrida, Valentín llamó al empresario y le dijo: "don Andrés, Ud. se ha equivocado, yo soy de alternativa en Madrid y no un becerrista, yo no toreo esos chotos". Y hubo que suspender la corrida hasta el siguiente domingo, que salió una corrida escogida por Valentín; esto, en el tiempo en que una corrida en Quito, pasaba desapercibida en el mundo taurino, es un indicio de la seriedad y afición de los toreros profesionales.

- ¿Sufrió usted, alguna cornada grave?

Sí, en Panamá. Un toro me partió la arteria femoral. Salvé de milagro y solo porque un médico alemán, de apellido Boit, tenía una clínica frente a la plaza y por coincidencia estuvo en la corrida. Me trasladaron inmediatamente y tuvo que hacerme la operación sin anestesia, pues no había tiempo para ponérmela. Desde luego que apenas me cogieron la arteria con una pinza, me desmayé y desperté cuando la operación había terminado. 

- ¿Es usted casado?

Sí, con tres hijos, uno varón y dos mujeres.

- ¿Quiso ser torero su hijo?

Podía haber sido un buen torero, pero su madre no lo dejó. 

- ¿Cuál era su suerte favorita?

Amé las banderillas al cuarteo. 

- ¿Había mucha afición a los toros en ese tiempo?

Claro que sí, sobre todo cuando toreaban los universitarios y estudiantes de los que sobresalían, el doctor Alfonso Cruz, señor Galo Plaza, el mayor Catón Cruz, y el señor Galo Molina, etc. pero el amo de todos los aficiona. dos prácticos era el Teniente José María Plaza. 

- ¿Tiene esperanzas de un futuro mejor para la fiesta en Ecuador?

Desde luego, con los muchachos ecuatorianos que están afuera, gracias a la nueva plaza y con la campaña de EL COMERCIO con su página taurina, la afición tiene que aumentar y ser más enterada, y la presentación del espectáculo será mejor.

- ¿Va usted a los toros en la actualidad?

A todas las corridas. No me cobran la entrada sea cual sea el empresario, creo que por ser el decano de los toreros ecuatorianos. Les estoy muy agradecido.

- ¿Algo más?

Que la situación económica está bastante difícil, Dios quiera que algún día la afición se acuerde de mí y me dé un beneficio y, ojalá, si es posible, que la Cámara de Agricultura me de algún trabajo en la nueva plaza.

- Adiós Quiteño.

Hasta luego Asoleado y gracias

Asoleado



En la imagen se puede observar al Quiteño. La fotografía fue tomada del sitio Recordando a Quito. Referencia: página de Santiago Duque. 






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