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La pornogafía puede incidir en la forma cómo los jóvenes conciben la sexualidad. El próximo jueves 26 de septiembre de 2017 se inicia PORNOsotros para concienciar sobre este tema a los jóvenes. Foto: Archivo / imagen referencial |
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El material pornográfico distorsiona la visión de
la sexualidad
Diego
Bravo Carvajal
Redactor (I)
“La
pornografía creó en mí, desde la adolescencia, una imagen de la mujer que no es
real. Pensaba que ellas deben tener un cuerpo escultural y ser delgadas, pero
no siempre es así. Con el tiempo me di cuenta que eso es una falacia y aprendes
a aceptar al otro como es”.
Con ese
testimonio, Martín (nombre protegido) reconoce que estaba confundido y que
concibió a la sexualidad como lo que se difunde en sitios web con información
triple X: chicas esbeltas y jóvenes musculosos desnudos.
Cuando
iba a tener relaciones con una amiga por primera vez, él se decepcionó porque
ella no tenía el cuerpo que esperaba. Usaba dos brasieres y un pantalón levanta
cola que, al sacárselo, mostró otra realidad. Él pretendió tener sexo sin
despojarse de la camiseta, por vergüenza de su barriga. Al final, ambos no
sintieron atracción y lo dejaron ahí.
Estos
temas se abordan en la campaña denominada PORNOsotros, impulsada por un grupo
de estudiantes de Comunicación de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ)
y que comienza el próximo jueves 26 de septiembre de 2017.
El fin es
concienciar a los jóvenes sobre la configuración de los estereotipos que pueden
generarse por el consumo de material para adultos. Más si en Ecuador el inicio
de la actividad sexual es temprana.
La
Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) muestra que el 32,9% de mujeres
del país reportó tener experiencia sexual entre los 15 y 19 años. A esto se
suma que el 89,9% de adolescentes menores de 15 años tuvo su primera relación
íntima con personas mayores que ellas.
Como
parte de la campaña se levantó una encuesta a 220 universitarios. Esta mostró
que la mayoría concibe a la sexualidad dentro de los formatos establecidos por
la pornografía, con “hombres musculosos, bien dotados, mujeres bonitas,
encuentros llenos de fantasías extrañas, orgasmos fingidos, que confunden”.
En el documento
se indica que cuatro de cada 10 jóvenes no se sienten satisfechos con su
pareja. Es decir, no llenan sus expectativas en lo físico ni con su rendimiento
en la cama. El 64% de encuestados trató de experimentar lo que vio en un portal
web de porno.
El 75% de
los varones que participaron en el estudio espera enamorar a mujeres con
cuerpos como los de las actrices. Un 42% de las estudiantes aspira a algo
similar.
Asimismo,
el 32% de jóvenes se sintió incómodo con lo que sus parejas les han pedido hacer:
sadomasoquismo, uso de lencería y zapatos de tacón en el momento de tener
intimidad, entre otros. “De ese grupo, el 61% son mujeres”, cuenta Camila
Hidalgo, una de las estudiantes de la USFQ, que desarrolló el reporte.
El
consumo de pornografía incluso puede generar un contexto de violencia entre las
parejas. La razón: hay casos en los que las mujeres se sienten incómodas,
vulneradas y presionadas cuando les piden a hacer cosas que no quieren o les
causan miedo. Lo más común es el contacto anal.
Así lo vivió
Cristal (nombre protegido), de 21 años, quien tuvo intensas discusiones con su
enamorado por ello. Finalmente, la joven se mantuvo firme y no accedió a las
presiones, aunque él insistía.
Esteban
Rodríguez es un psicólogo integral que trabaja temas de pareja. Asegura que la
pornografía tiene tintes sexistas y machistas, que pueden influir en las
relaciones amorosas, más cuando en la sociedad ecuatoriana históricamente se ha
tolerado ese tipo de comportamientos.
Aconseja
que para evitar esa clase de problemas, las parejas intenten priorizar el
diálogo y preguntarse, como novios o esposos, lo que realmente necesitan en sus
vidas.
Para el
terapeuta Édgar Reyna, las personas deben entender que los videos que se
difunden en las ‘páginas prohibidas’ corresponden a una alteración de lo que es
la sexualidad. De ese modo, se pueden evitar falsas interpretaciones de la
realidad.
El
consumo de ese tipo de material, de forma reiterada -comenta- no se presenta
únicamente entre universitarios, sino en personas mayores de 30 años. A su
consulta han llegado mujeres que lo hacen para complacer a sus compañeros,
aunque no son felices con esas prácticas.
En esa
línea, el terapeuta apunta que pueden darse casos de “falso apetito sexual”,
cuando ellas quieren tener relaciones de forma reiterada para que ellos no les
sean infieles.
Eso es
más frecuente cuando pretenden “darles a ellos lo que podrían encontrar fuera”
de la relación o el hogar. Hay otro estereotipo muy común que se produce a raíz
del consumo de material XXX entre los jóvenes. Corresponde al tamaño del
miembro viril, que puede generar baja autoestima en los hombres.
Así pasó
con el exnovio de Sara (nombre protegido), de 21. “Nunca he visto porno, pero
él lo hizo. Hubo varias veces en las que se sentía un poco preocupado por el
tamaño. Trataba de darle seguridad, pero varias veces él no se sentía bien”.
Él
también le pidió a Sara que haga cosas que no le gustaban cuando estaban a
solas. Ante la insistencia del novio, accedió algunas veces, pero incómoda. Por
eso, la joven concuerda con la idea de que “las mujeres no tienen voz”, debido
a que casi siempre el hombre ignora su punto de vista para lograr lo que quiere
o busca.
En cuanto
a la percepción de los orgasmos, existe una confusión en que estos deben ser
como aparecen en los videos para adultos. También en el tiempo de duración de
los encuentros sexuales.
Hidalgo
comenta que se trata de concienciar a la gente, ya que tampoco se debe evitar
la pornografía. “La clave es darle un uso adecuado”. Y hay jóvenes que lo han
hecho. A Lucas (nombre protegido), de 21, le sirvió de “ayuda”, cuando llegó el
momento de hacerlo por primera vez. Se complementó con su pareja y cree que se
puede evitar la infidelidad.