Los
estudiantes se acercan a los puestos de atención para averiguar sobre los
créditos educativos. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO |
Diego Bravo Redactor (I)
El padre de un bachiller calcula el monto de dinero que necesita pedir,
a modo de crédito educativo, en el Banco del Pacífico. Un asesor le indica que
debe presentar una copia de sus estados de cuenta de los tres últimos meses. Si
mantiene deudas en cooperativas, mutualistas o el Banco de Fomento, requiere un
certificado de solvencia.
“Mi hijo sigue Comercio Exterior en la UTE. La situación económica está
difícil en la actualidad y queremos ayudarle”, dice Geovanny Tapia.
El crédito educativo es una de las opciones a las que acceden los
alumnos de tercer año de Bachillerato, para continuar con su formación
académica. En este año, el Banco del Pacífico calcula invertir USD 20 millones
para préstamos.
Desde noviembre del 2013, esa entidad financiera se encarga de las
tareas que antes realizaba el Instituto Ecuatoriano de Crédito Educativo y
Becas (IECE). Nefi Marroquín, jefe de Operaciones, señala que se han concretado
71 842 transacciones de ese tipo que suman USD 545,8 millones: las que otorgó
el IECE del 2008 al 2013, las que asumió el Banco del Pacífico desde ese año y
las que se entregaron a partir de marzo del 2016, cuando cambiaron las
condiciones para los préstamos educativos.
¿Cuáles son los nuevos parámetros? Antes, la cantidad de dinero de los
préstamos era indefinida y hoy son máximo de USD 30 000. Esto ocurre pese a que
algunos chicos buscan estudiar profesiones en las que se requiere más inversión
económica. El quiteño Cristian García, de 23 años, desea prepararse en Comercio
Exterior en la Universidad de Barcelona. La carrera cuesta USD 39 000. Antes de
buscar crédito trabajó como ayudante de construcción. Su objetivo es ejercer su
profesión en Ecuador tras graduarse.
En situaciones como esta -explican los asesores del Pacífico- las
operaciones son de hasta USD 30 000 y el resto lo cubre el alumno. En el caso
de García, los USD 9 000 que le faltan serán costeados por un familiar que vive
en España.
¿Por qué se modificaron las cantidades de las ayudas? En el Banco del
Pacífico se realizó un estudio sobre los montos de los beneficios entregados a
los jóvenes y se determinó que históricamente el 92% ha solicitado cantidades
inferiores a los USD 30 000. Otro cambio es el tiempo de prórroga para cancelar
la deuda, que bajó de un año a seis meses. Si alguien comenzó a estudiar antes
de las nuevas condiciones, tiene un plazo de 12 meses para comenzar a cubrir
los pagos. Eso le ocurre a Karina Nieto, de 34 años, quien siguió una maestría
en Política Social y Bienestar en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Volvió a Quito en septiembre pasado, pero tiene hasta el mismo mes de
este año para cancelar lo que debe. Lo mismo pasa con Lizeth Guamán, de 26
años, quien se graduó de enfermera en febrero pasado. En julio comenzará a
hacer la rural. Tiene previsto ahorrar para cancelar los USD 16 500 que debe.
Si es posible, adelantará los pagos con el dinero que guarde de su salario. Los
padres también se hacen cargo de las deudas por créditos educativos de sus
hijos. Aída Chiluisa debe pagar USD 13 980 por la carrera de Medicina que su
hijo, de 26 años, cursó en la Universidad Católica de Quito. La semana pasada,
ella acudió al Pacífico para averiguar por los pagos que debe realizar. Los dos
primeros meses debe cancelar USD 1 044 y el resto se dividirá en cuotas
menores.
“Lo apoyé y hace un año se graduó. Se especializará en Neurología”. Otra
modificación es que ya no se entrega financiamiento para los estudios de
educación continua o carreras que no requieren de título de bachiller para
cursarlas. De otro lado se redujo el plazo del pago de la deuda: pasó de hasta
23 años a 11 años y seis meses.
Tras la aplicación de las nuevas reglas –aclara Marroquín– las
operaciones crediticias se modificaron. Antes, las ayudas para estudiar en el
extranjero constituían el 30%. El resto se destinaba al financiamiento en
universidades locales. “Hoy, para el exterior es casi el 40%, y 60% para
quienes se quedan en el país”. La razón: Marroquín dice que los chicos
prefieren los centros públicos locales porque la educación mejoró.
Están mejor ubicados -apunta- en la categorización del Consejo de
Evaluación y Acreditación, que algunos privados. En lo que respecta a la
morosidad en los pagos, 557 personas tienen atraso por más de 90 días y
acumulan una deuda de USD 6,5 millones.
Según datos levantados por el Pacífico, hay dos causas principales por
las que no cancelan a tiempo. Una es que los chicos no se gradúan en el plazo
acordado y arrastran materias. Otra es la falta de empleo generada en los
últimos meses por la recesión.
Pero este no es un problema reciente. De hecho, hay personas con montos
pendientes que ya fueron cancelados, pero aún les genera problemas. José
Imbaquingo, de 35 años, estudió Ingeniería en Diseño Gráfico en el 2012 con
préstamo del IECE, pero se quedó sin trabajo por más de cuatro meses.
Cuenta que le ingresaron a la central de riesgos y ahora busca que lo
saquen de allí, porque ya pagó lo que debía.