Los
comerciantes informales se disputan los espacios públicos
Diego Bravo
Carvajal Redactor (I)
Los
comerciantes ecuatorianos y extranjeros se observan sigilosamente, con recelo,
en las veredas, parterres y parques, en medio de peatones y vehículos. Su
acuerdo es protegerse si los agreden o insultan. También se dan voces de alerta
para escapar cuando las autoridades realizan los controles del espacio público.
Este Diario
hizo un recorrido en varios puntos de la ciudad, y los vendedores nacionales y
foráneos coincidieron en que hay disputas por los lugares con alto flujo
comercial y de personas. “Nos dicen que nos regresemos para Venezuela”, cuenta
un hombre que comercializa chaulafán en La Marín.
Una señora
que vende dulces en el mismo lugar, por más de 40 años, comentó que se han dado
varias grescas. “Si a los metropolitanos les pegan, peor a los (ecuatorianos)
que tienen los puestos”. Dice que los agentes municipales les tienen miedo a
los extranjeros.
Con ese
criterio coincide un vendedor de ropa de Otavalo, que labora en el centro. “Los
venezolanos ocupan muchos lugares con sus coches. Nos piden que nos retiremos
porque ellos ganaron sus sitios”. Cuenta que sus compañeros se han agarrado a
golpes por los puntos en donde se ubican.
Estefanía
Grunauer, supervisora general de la Agencia Metropolitana de Control (AMC),
indica que uno de los factores que influyó en el incremento de la informalidad
es la migración masiva. En la entidad se indicó que hay 9 606 vendedores
ambulantes en la actualidad, pero no hay cifras que detallen cuántos son
foráneos. Únicamente se admitió, con base en los operativos realizados, que
cerca del 90% es venezolano. “Hay sectores complicados, en donde se han tomado
el espacio público”, señala la funcionaria.
Eso ha
llevado a que se produzcan enfrentamientos por los sitios con alta afluencia de
personas. El 1 de julio ocurrió una pelea en la estación de buses de Tambillo,
una parroquia del cantón Mejía, en el sur de Quito. Dos vendedores
ecuatorianos, de una organización del lugar, se agarraron a golpes con tres
foráneos que se dedican a la misma actividad en la Panamericana Sur. Cinco
personas fueron apresadas.
Michael
Ordóñez es coordinador general de la Sociedad de Ciudadanos del Mundo, una
agrupación integrada por unas 400 personas que defiende el trabajo de los
vendedores autónomos no regularizados en Quito. 200 son llaneros, 120
ecuatorianos y el resto de Colombia, Haití, Cuba.
Con base en
los datos recopilados por ese grupo, él señala que en este año se han reportado
más de 20 altercados entre comerciantes ecuatorianos y extranjeros. Ocurrieron
por disputas de espacios para laborar. “Los sitios más complicados han sido los
parques de El Ejido y La Carolina. El (altercado) más grave de todos ocurrió en
La Marín”, dice el dirigente.
Otro de los aspectos por los que se producen
riñas -indica Ordóñez- es la diferencia de precios. Por ejemplo, un vendedor
con permisos ofrece botellas de agua en USD 1, mientras que el informal lo hace
en 50 centavos. Además, los problemas no se dan solo con los foráneos, sino
también con los comerciantes ecuatorianos informales a quienes tampoco les
permiten desenvolverse en su actividad.
La
Asociación Civil Venezolanos en Ecuador maneja un registro de 26 000 llaneros
radicados en el Distrito desde el 2015 hasta julio del 2019. Su presidente,
Daniel Regalado, explica que el 40% de ellos trabaja en las ventas informales y
lo hace bajo tres modalidades. En la primera, la mayoría vende alimentos
preparados como arepas, gelatinas o chaulafán. El segundo expende
esferográficos, lápices, cuadernos o dulces. Y existe una tercera forma que
ofrece accesorios de celulares, helados o bebidas energizantes.
Regalado
sostiene que en su entidad se han registrado 17 enfrentamientos, entre leves y
graves, de comerciantes ecuatorianos y venezolanos desde mediados de agosto.
Asimismo, en un mapeo realizado se determinó que los puntos más conflictivos
son La Marín, el parque La Carolina y Cotocollao. También las inmediaciones de
las avenidas Amazonas y Naciones Unidas, y los exteriores de la parada del
Trolebús en El Recreo.
En esta
última se vive un ambiente de tensión. Un llanero incluso recordó que hubo una
pelea por la que terminó preso porque no le permitieron quedarse allí con sus
productos. Un ecuatoriano cuenta que se dio una trifulca porque no le dejaban
vender accesorios de celulares. “Hace 8 meses nos golpeamos porque ellos
quieren ser dueños de El Recreo”.
Euclides
Mantilla, secretario de Seguridad y Gobernabilidad del Municipio, admite que
hay conflictos. Dice que por esa razón la Alcaldía ejecuta operativos
permanentes para controlar la informalidad en los espacios públicos. Se ha
intervenido con énfasis en el Centro Histórico. Al principio se hizo la entrega
de exhortos y ahora se despliega el trabajo operativo.
En esta
semana, la AMC y los metropolitanos colocaron vallas en La Marín. Una de las
alternativas que ofrecen las autoridades es dotar de quioscos para que las
personas trabajen de manera formal. Desde el 17 de julio hay 3 800 personas
inscritas para participar en el proyecto.