Por Diego Bravo Carvajal
William, relato de una víctima de secuestro exprés en un taxi en Quito
William
R., de 44 años, fue víctima de secuestro exprés la noche del 13 de febrero del
2019 en Quito. Ocurrió luego de que tomó un taxi en la intersección de las
avenidas Colón y 10 de Agosto, en el norte de la capital. Este es su
testimonio:
“Eran las
21:00. Con una amiga salimos del cine y a esa hora nos despedimos. Yo tomé el
Trolebús y me bajé en la parada de las avenidas 10 de Agosto y Colón. Mi
intención era tomar allí un bus que se dirija al Playón de La Marín y luego
embarcarme en otro que me lleve hasta mi casa en Conocoto, valle de Los
Chillos.
Era tarde
y, a esa hora, no había autobuses, tampoco peatones. Así que se me ocurrió
parar al primer taxi amarillo que aparezca en la calle. Apareció uno de marca
Renault y me subí sin pensarlo dos veces. Mi error fue no memorizar las placas,
tampoco otros identificativos del carro.
El chofer
no me permitió ocupar el asiento del acompañante porque estaba dañado. Me pidió
que me vaya al posterior. A simple vista, el conductor lucía como un tipo
amable, me hacía la conversa de forma cordial. Era trigueño, de cabello rizado,
con un arete en la oreja, de aproximadamente 30 años. Le pedí que me lleve al
Playón de La Marín y no tomó la avenida 10 de Agosto. Argumentó que estaban
pintando la fachada de un banco en esa zona y la circulación era complicada por
allí.
Le creí y
seguimos conversando. Se fue por la Amazonas, bajó por la avenida Patria y de
ahí continuó por la calle Tarqui, atrás del parque El Ejido. Tras ingresar al
paso deprimido ubicado una cuadra más abajo del edificio Benalcázar 1000, el
chofer paró el carro en plena curva. Me dijo que el vehículo se dañó. De
repente se subieron tres desconocidos, quienes comenzaron a insultarme.
Me
golpearon y colocaron mi cabeza contra el asiento. Rociaron gas pimienta en los
ojos para ahogarme. Me dijeron 'quédate quieto que esto es un asalto o te
matamos'. Eran momentos de mucha tensión para mí, pues alcancé a escuchar al
chofer que amenazaba. Me cegaron para que no los vea, cada uno me tomó las
piernas.
Me
quitaron la billetera para utilizar las tarjetas de crédito y débito. Su
objetivo era sacarse el dinero que tenía en las cuentas. Recorrimos la ciudad
mientras me agredían con manotazos en la cara. También me lanzaban gas pimienta
y mis ojos se irritaron. Me robaron los USD 410 que tenía en una cuenta.
También me arrebataron un teléfono celular Sony Xperia y mi reloj valorado en
USD 400.
Al final,
me botaron en el barrio La Pulida del noroccidente de Quito. Me dijeron que me
quedara allí dos horas porque iban a volver, pero me levanté y caminé apenas se
fueron para pedir ayuda a los vecinos. Luego llegaron los policías, quienes me
ayudaron a conseguir otro taxi para llegar a casa. Mi familia está muy
preocupada y ahora estoy en los trámites de presentar la denuncia.
https://www.elcomercio.com/actualidad/testimonio-quito-secuestro-expres-denuncia.html
Víctor, víctima de secuestro exprés: ‘Me hice el
que perdí el conocimiento para que paren de agredirme físicamente’
“Yo salí de mi trabajo, ubicado en la
intersección de la avenida República del Salvador y la calle Suecia. Eran
aproximadamente las 22:30. Mi error fue ser impaciente y no esperar una hora
hasta que llegue el bus del recorrido que me lleve a mi casa en el norte de
Quito.
Preferí
tomar un taxi en la calle y luego tuve problemas.
Tras
salir de la oficina, paré un carro amarillo de marca Renault con franjas negras
y me ubiqué en el asiento posterior. El chofer arrancó y tomó la avenida De los
Shyris. Al llegar a la intersección con la calle El Telégrafo, él me dijo que
el carro tiene problemas mecánicos y paró, los seguros de las puertas se
desactivaron.
De forma
repentina se subieron tres desconocidos, quienes comenzaron a agredirme. Uno se
trepó al asiento del copiloto y otros dos me rodearon. Uno me agarró por el
cuello y me lanzó gas pimienta en los ojos. Intenté defenderme y ellos
comenzaron a golpearme con mayor agresividad. El tipo que iba adelante me
agredió con un palo en la cara y me caí.
Continuaron
con la golpiza y me hurgaban en los bolsillos. Me preguntaron si tenía dinero,
pero en ese momento apenas llevaba USD 30. Ese día no tenía tarjetas de débito
o crédito, solo esa cantidad. Yo creo que eso les disgustó y me agredieron con
más ira.
Luego me
apuñalaron porque no tenía cosas de valor, tampoco billetes en efectivo. Me
cortaron las piernas. Con los brazos me cubría las zonas del hígado o los
riñones para evitar lesiones graves. Me acuchillaron en las extremidades
superiores, pero me hice el que perdí el conocimiento para que paren de
agredirme físicamente.
Me
asaltaron durante media hora y finalmente me abandonaron en la zona del centro
comercial El Bosque. Cuando me arrojaron del carro en la calle, volvieron a
agredirme con violencia. En ese momento no reaccionaba porque solo quería que
me dejen en paz. Recibía golpes sin quejarme hasta que esos hombres se fueron.
El pasado
jueves 22 de febrero de 2019, en Diario EL COMERCIO leí sobre un caso de
secuestro exprés registrado el pasado 13 de febrero. Las circunstancias que
vivió ese señor son similares a las mías. Es decir, un carro amarillo de la
misma marca y el chofer de características físicas iguales, trigueño, de
cabello rizado con un arete en la oreja, de aproximadamente 30 años.
Cuando
subí al carro me trató de una forma muy cordial, me hacía la conversa. Luego,
él también me agredía con sus amigos. Siempre utilizaron gas pimienta. Mis ojos
están rojos y quemados. El médico me dijo que tengo una fractura en la nariz,
perdí la vista y tengo lesiones en mis ojos. Con uno no puedo ver de forma
completa".